Un estudio reciente realizado por neurocientíficos de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, ha revelado que las dietas de las mujeres embarazadas no sólo sensibilizan al feto a determinados olores y sabores, sino que además cambian físicamente el cerebro de los niños, condicionando lo que éstos comerán y beberán en el futuro, según recoge Tendencias 21.
En la investigación, loscientíficos analizaron a ratones y descubrieron que el sentido del olfato de éstos se modificaba en función de lo que sus madres habían comido durante su embarazo. Cambios significativos en la estructura del cerebro de los ratones implicada en el procesamiento de las señales olfativas también fueron constatados. La razón de estos cambios radicaría en que los olores presentes en ellíquido amniótico del útero de la madre afectan al desarrollo delsistema olfativo de los hijos, explican los investigadores.
Según ellos, los resultados obtenidos señalan la enorme importancia de seguir una dieta saludable y de restringir elconsumo de alcohol durante el embarazo y la crianza. Si las madres embarazadas beben alcohol, sus hijos se sentirán más atraídos hacia él en el futuro. Si, por el contrario, siguen una dieta sana, los hijos harán lo mismo más adelante.