ANGINA DE PECHO Alertan sobre los riesgos de la angina de pecho en mujeres |
Es el principal síntoma de la enfermedad coronaria. La investigación advierte a médicos y pacientes no subestimar el problema. Y señala que la protección hormonal de las mujeres decae con la menopausia.
Sibila Camps
scamps@clarin.com
La enfermedad coronaria en las mujeres es peor de lo que se pensaba. Y la angina de pecho —uno de sus síntomas más comunes— es más peligrosa de lo que se creía. Así lo demuestra un estudio publicado por elJournal of the American Medical Association (JAMA), cuyos autores subrayan que los médicos deberían prestar más atención a este problema.
La angina de pecho es un dolor o malestar en el pecho o en áreas adyacentes, causado por un flujo sanguíneo insuficiente de las arterias coronarias al corazón, debido a un estrechamiento de estos vasos. "Uno de los síntomas cardinales que permiten el diagnóstico de enfermedad coronaria es el dolor de pecho", destaca el cardiólogo Branco Mautner, decano de la Universidad Favaloro.
El trabajo fue conducido por el profesor Harry Hemingway, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Colegio Universitario de Londres, y financiado por la Fundación Británica del Corazón. Los investigadores analizaron las historias clínicas de unos 100.000 pacientes. Descubrieron así que cada año, 2 de cada 100 mujeres desarrollaban angina de pecho, como primer síntoma de enfermedad coronaria.
El estudio reveló que la angina es tan común en las mujeres como en los hombres, a diferencia del infarto del miocardio, más frecuente en los varones. Mautner señala que hasta la edad de la menopausia, por cada mujer hay 5 hombres que sufren del corazón. "Pero la vida se prolongó mucho más allá, y a medida que los hombres van muriendo y las mujeres van envejeciendo, la relación ya no es ésa", hace notar.
"En la mujer, el desarrollo de la enfermedad coronaria se hace más lento debido a la protección hormonal", explica el doctor César Serra, codirector del Instituto Modelo de Cardiología de Córdoba, profesor emérito de la Universidad Católica de esa ciudad y especialista en enfermedades cardiovasculares en mujeres. Y ubica en los 65 años "la bisagra a partir de la cual la severidad y extensión de la arterioesclerosis coronaria debe considerarse en igual escala que el hombre".
La investigación mostró que en las mujeres es menos habitual que el diagnóstico sea confirmado mediante angiografías o ergometrías. Además, el tratamiento mediante medicamentos apuntó sólo a aliviar el dolor y fue prescrito únicamente al comienzo.
Consecuentemente, la tasa de mortalidad fue mayor en las que no habían sido sometidas a estudios confirmatorios. Entre ellas, varias habían sidodesestimadas, por considerar que tenían una "leve" dolencia subjetiva.
Serra recalca que tanto las mujeres como los profesionales deben tener presente que "la morbimortalidad por enfermedad coronaria en la mujer duplica a la suma de todos los tipos de cáncer. Es hora de que los médicos dejen de tener una visión tipo 'bikini' de la patología femenina", señala, citando a la doctora Nanette Wenker, de la Universidad de Georgia, Estados Unidos.
"La mujer que no está concientizada de los problemas cardiológicos, cuando su marido tiene dolor en el pecho se preocupa mucho; pero cuando lo sufre ella, tiende a desjerarquizarlo, y también el médico suele hacerlo", comenta Mautner.
Según el profesor Hemingway, la angina de pecho es "la Cenicienta en la investigación de las enfermedades cardíacas, debido a la dificultad para establecer qué pacientes la sufren —muchas personas con síntomas no son estudiadas—, y porque muchos pacientes no son hospitalizados. Todo lo contrario de lo que ocurre con los ataques cardíacos, en que casi todos los pacientes son estudiados para confirmar el diagnóstico y son internados en carácter de emergencia".
El síntoma de dolor en el pecho no es igual en el hombre que en la mujer, observa Mautner. También sus coronarias son distintas, y la enfermedad la afecta de manera diferente. "Además de las arterias que están en la superficie del corazón, que es donde se produce la enfermedad típica, en la mujer es muy importante la microcirculación, que es muy sensible a los estrógenos y que no se puede corregir con cirugía", precisa Serra.
"Cuando empieza la menopausia pueden consultar por dolores muy parecidos a los del hombre —continúa—. Se observan coronarias relativamente grandes y se le dice que está muy bien. Pero la mujer tiene de por sí coronarias pequeñas, por lo que el solo hecho de estar iguales o más grandes que las del hombre es un signo de la enfermedad. Se trata de una enfermedad de la pared de la arteria: no se ve porque primero se expande hacia afuera, luego hacia adentro, y recién cuando se obstruye la luz, da los síntomas típicos del hombre".
Frente a los resultados de su estudio, Hemingway afirma que "para las mujeres, la angina de pecho es un problema de salud pública más importante de lo que muchos médicos y la gente misma cree. Necesitamos comprender por qué las mujeres están relativamente protegidas contra los ataques cardíacos pero no contra la angina, y asegurar mayor acceso a la investigación y a los servicios de tratamiento".
Por tener arterias más pequeñas no siempre se puede hacer cirugía (bypass o angioplastia, con o sin stent). "Pero existen muchos medicamentos que, si bien no lo curan, ayudan a las pacientes", aclara Mautner.
La angina de pecho es un dolor o malestar en el pecho o en áreas adyacentes, causado por un flujo sanguíneo insuficiente de las arterias coronarias al corazón, debido a un estrechamiento de estos vasos. "Uno de los síntomas cardinales que permiten el diagnóstico de enfermedad coronaria es el dolor de pecho", destaca el cardiólogo Branco Mautner, decano de la Universidad Favaloro.
El trabajo fue conducido por el profesor Harry Hemingway, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Colegio Universitario de Londres, y financiado por la Fundación Británica del Corazón. Los investigadores analizaron las historias clínicas de unos 100.000 pacientes. Descubrieron así que cada año, 2 de cada 100 mujeres desarrollaban angina de pecho, como primer síntoma de enfermedad coronaria.
El estudio reveló que la angina es tan común en las mujeres como en los hombres, a diferencia del infarto del miocardio, más frecuente en los varones. Mautner señala que hasta la edad de la menopausia, por cada mujer hay 5 hombres que sufren del corazón. "Pero la vida se prolongó mucho más allá, y a medida que los hombres van muriendo y las mujeres van envejeciendo, la relación ya no es ésa", hace notar.
"En la mujer, el desarrollo de la enfermedad coronaria se hace más lento debido a la protección hormonal", explica el doctor César Serra, codirector del Instituto Modelo de Cardiología de Córdoba, profesor emérito de la Universidad Católica de esa ciudad y especialista en enfermedades cardiovasculares en mujeres. Y ubica en los 65 años "la bisagra a partir de la cual la severidad y extensión de la arterioesclerosis coronaria debe considerarse en igual escala que el hombre".
La investigación mostró que en las mujeres es menos habitual que el diagnóstico sea confirmado mediante angiografías o ergometrías. Además, el tratamiento mediante medicamentos apuntó sólo a aliviar el dolor y fue prescrito únicamente al comienzo.
Consecuentemente, la tasa de mortalidad fue mayor en las que no habían sido sometidas a estudios confirmatorios. Entre ellas, varias habían sidodesestimadas, por considerar que tenían una "leve" dolencia subjetiva.
Serra recalca que tanto las mujeres como los profesionales deben tener presente que "la morbimortalidad por enfermedad coronaria en la mujer duplica a la suma de todos los tipos de cáncer. Es hora de que los médicos dejen de tener una visión tipo 'bikini' de la patología femenina", señala, citando a la doctora Nanette Wenker, de la Universidad de Georgia, Estados Unidos.
"La mujer que no está concientizada de los problemas cardiológicos, cuando su marido tiene dolor en el pecho se preocupa mucho; pero cuando lo sufre ella, tiende a desjerarquizarlo, y también el médico suele hacerlo", comenta Mautner.
Según el profesor Hemingway, la angina de pecho es "la Cenicienta en la investigación de las enfermedades cardíacas, debido a la dificultad para establecer qué pacientes la sufren —muchas personas con síntomas no son estudiadas—, y porque muchos pacientes no son hospitalizados. Todo lo contrario de lo que ocurre con los ataques cardíacos, en que casi todos los pacientes son estudiados para confirmar el diagnóstico y son internados en carácter de emergencia".
El síntoma de dolor en el pecho no es igual en el hombre que en la mujer, observa Mautner. También sus coronarias son distintas, y la enfermedad la afecta de manera diferente. "Además de las arterias que están en la superficie del corazón, que es donde se produce la enfermedad típica, en la mujer es muy importante la microcirculación, que es muy sensible a los estrógenos y que no se puede corregir con cirugía", precisa Serra.
"Cuando empieza la menopausia pueden consultar por dolores muy parecidos a los del hombre —continúa—. Se observan coronarias relativamente grandes y se le dice que está muy bien. Pero la mujer tiene de por sí coronarias pequeñas, por lo que el solo hecho de estar iguales o más grandes que las del hombre es un signo de la enfermedad. Se trata de una enfermedad de la pared de la arteria: no se ve porque primero se expande hacia afuera, luego hacia adentro, y recién cuando se obstruye la luz, da los síntomas típicos del hombre".
Frente a los resultados de su estudio, Hemingway afirma que "para las mujeres, la angina de pecho es un problema de salud pública más importante de lo que muchos médicos y la gente misma cree. Necesitamos comprender por qué las mujeres están relativamente protegidas contra los ataques cardíacos pero no contra la angina, y asegurar mayor acceso a la investigación y a los servicios de tratamiento".
Por tener arterias más pequeñas no siempre se puede hacer cirugía (bypass o angioplastia, con o sin stent). "Pero existen muchos medicamentos que, si bien no lo curan, ayudan a las pacientes", aclara Mautner.
La importancia del factor emocional
En el hombre, la angina de pecho es "un dolor opresivo, como si un elefante le pusiera una pata encima —describe el cardiólogo Branco Mautner—. Pero en la mujer tiene variantes: puede sentir como que la pinchan; o propagarse a otras regiones como la espalda o los brazos, con mucho más frecuencia que en el hombre".
"En el hombre estamos más acostumbrados a diagnosticar la angina en relación con el esfuerzo físico. Pero la mujer es más sensible al dolor emocional, y por eso tiene dolor cuando está en la cama, durmiendo, o cuando está sentada", observa el cardiólogo César Serra. Recuerda además que sus arterias son más pequeñas y no responden a estímulos fisiológicos, como durante el ejercicio.
Los médicos están obligados a prestar más atención a estos síntomas, sobre todo si existen factores de riesgo y/o si la mujer tiene más de 65 años.
Además del electrocardiograma y la toma de la presión arterial, el cardiólogo puede requerir una ergometría o prueba de esfuerzo, y un estudio de cardiología nuclear, cuyas imágenes permiten localizar el área donde ocurre la falla de irrigación llamada isquemia, que es lo que causa el dolor. También puede verse en un ecoestrés, que es un ecocardiograma con esfuerzo.
Para saber qué arteria está enferma y cuán enferma está —para poder tratarla— se realiza una cinecoronariografía: se introduce un catéter por la pierna que llega a la raíz de la aorta, inyecta una sustancia opaca en cada una de las dos arterias y filma, lo que permite ver dónde está la oclusión. La última tecnología es el tomógrafo "multislice", que toma 64 imágenes simultáneas que luego se reconstruyen por computadora en dos y en tres dimensiones, con una precisión del 98 por ciento.
En el hombre, la angina de pecho es "un dolor opresivo, como si un elefante le pusiera una pata encima —describe el cardiólogo Branco Mautner—. Pero en la mujer tiene variantes: puede sentir como que la pinchan; o propagarse a otras regiones como la espalda o los brazos, con mucho más frecuencia que en el hombre".
"En el hombre estamos más acostumbrados a diagnosticar la angina en relación con el esfuerzo físico. Pero la mujer es más sensible al dolor emocional, y por eso tiene dolor cuando está en la cama, durmiendo, o cuando está sentada", observa el cardiólogo César Serra. Recuerda además que sus arterias son más pequeñas y no responden a estímulos fisiológicos, como durante el ejercicio.
Los médicos están obligados a prestar más atención a estos síntomas, sobre todo si existen factores de riesgo y/o si la mujer tiene más de 65 años.
Además del electrocardiograma y la toma de la presión arterial, el cardiólogo puede requerir una ergometría o prueba de esfuerzo, y un estudio de cardiología nuclear, cuyas imágenes permiten localizar el área donde ocurre la falla de irrigación llamada isquemia, que es lo que causa el dolor. También puede verse en un ecoestrés, que es un ecocardiograma con esfuerzo.
Para saber qué arteria está enferma y cuán enferma está —para poder tratarla— se realiza una cinecoronariografía: se introduce un catéter por la pierna que llega a la raíz de la aorta, inyecta una sustancia opaca en cada una de las dos arterias y filma, lo que permite ver dónde está la oclusión. La última tecnología es el tomógrafo "multislice", que toma 64 imágenes simultáneas que luego se reconstruyen por computadora en dos y en tres dimensiones, con una precisión del 98 por ciento.
Sergio Danishewsky
sdanishewsky@clarin.com
No vendría mal que el Estado argentino revise lo bueno y lo malo que viene haciendo en materia de prevención. Está claro que el creciente cerco al fumador colabora en la pelea contra las enfermedades cardíacas. Pero faltan exámenes periódicos —hoy limitados a las grandes empresas—, campañas de control de la hipertensión, Papanicolaou y mamografías a quienes reciben ayuda social. Son todas materias pendientes. E impostergables.
El estudio realizado en Estados Unidos mostró que en las mujeres con angina de pecho y diabetes el riesgo anual de sufrir un infarto es elevado y similar al de los hombres (cerca de uno de cada diez). En las diabéticas se pierde la protección hormonal de la mujer en edad fértil.
Otros factores de riesgo son hipertensión, hipercolesterolemia, sobrepeso, tabaquismo, consumo de cocaína y abuso de estimulantes.
"Creemos que si en la perimenopausia se utilizan los estrógenos en mujeres sin factores de riesgo acentuados, además de suprimir las tufaradas de calor, también se protege sus coronarias", indica el doctor César Serra.
El cardiólogo aconseja controles clínico-cardiológicos, además de los ginecológicos. "Y hacer mucha actividad física —agrega—: es el único modo de frenar la ansiedad y el aumento de peso, el que se acompaña de hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia."