Dolor Agudo y Crónico |
El dolor es un síntoma frecuente que puede aparecer frente a diversos problemas de salud. Desde un traumatismo pequeño hasta una fractura de entidad nos produce dolor. Existen gran cantidad de dolencias que pueden desencadenar el molesto síntoma.
El primer paso para sentir dolor es que contamos con receptores del dolor denominados nociceptores, los cuales detectan dolor a nivel de nuestra piel y algunos órganos del cuerpo. Estos sensores del dolor, distribuidos por nuestro cuerpo, trasmiten la información al cerebro, lugar en donde es procesada la sensación.
El dolor es un síntoma que siente la propia persona, no siendo posible confirmarlo por alguien externo. Además el dolor es un síntoma subjetivo, es decir, depende y varía en cada persona.
Existe un denominado umbral del dolor, es decir, que se requiere que la sensación supere esa franja para ser percibido concientemente. Este umbral del dolor varía en cada persona, según sus características personales, historia de vidas y las enfermedades que padece.
En caso de un estímulo sobre los receptores del dolor muy débil nuestro cerebro no transmite la sensación, es por eso, que algunos objetos que tocan nuestra piel no nos duele. En cambio, hay acciones que superan el umbral del dolor y esa sensación es avisada.
Existen múltiples medicamentos para combatir el dolor, el cual es un síntoma de gran relevancia porque protege al cuerpo frente a las agresiones externas. Frente a un estímulo doloroso el cuerpo tiende a separarse, constituyendo un elemento de seguridad para la persona. Si no sintiéramos dolor tendríamos gran cantidad de heridas y golpes con las actividades de la vida diaria.
Pero en el caso de que el dolor se perpetúe en el tiempo, el mismo es invalidante, haciendo que la persona no pueda realizar correctamente las actividades de su vida diaria.
Hay medicamentos que producen analgesia, es decir, calman la sensación dolorosa en forma temporal. Los analgésicos se clasifican según su poder analgésico que produce en el organismo.
Existen analgésicos débiles, como el paracetamol o el ibuprofeno, los cuales son ideales para dolores leves a moderados. Además algunos medicamentos analgésicos contribuyen con un efecto antinflamatorio, que ayuda a combatir el problema.
También hay analgésicos fuertes que actúan sobre aquellos dolores de mayor intensidad.
El primer punto para aprender a combatir el dolor es cumplir con las indicaciones dadas por el médico, utilizando el medicamento más adecuado para cada caso. Un producto efectivo puede no producir resultados favorables si no es el indicado para el problema de la persona.
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