Los primeros apellidos
De apellidar.
1. m. Nombre de familia con que se distinguen las personas; p. ej., Fernández, Guzmán.
2. m. Nombre particular que se da a varias cosas.
Sin.:
denominación, nombre.
3. m. Sobrenombre o mote.
Sin.:
sobrenombre, alias, apodo, mote1, apelativo, remoquete, chapa, seudónimo.
4. m. desus. Convocación, llamamiento de guerra.
5. m. desus. Hueste reunida por un apellido o llamamiento de guerra.
6. m. desus. Seña que se daba a los soldados para que se aprestasen a tomar las armas.
7. m. desus. Clamor o grito.
8. m. desus. invocación (‖ acción de invocar).
Sinónimos o afines de apellido
denominación, nombre.
sobrenombre, alias, apodo, mote1, apelativo, remoquete, chapa, seudónimo.
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Los apellidos como forma de identificación familiar aparecieron mucho más tarde. En la antigüedad, no era necesario el uso de apellidos ya que las comunidades eran pequeñas y el reconocimiento personal era directo. Sin embargo, con el crecimiento de las ciudades y los intercambios comerciales, surgió la necesidad de diferenciar a individuos con el mismo nombre. Los apellidos se desarrollaron a partir de cuatro fuentes principales:
Nombres de lugar: personas que eran identificadas por su lugar de origen, como “de Toledo” o “Navarro”.
Ocupaciones: apellidos basados en la profesión, como “Herrero” o “Carpintero”.
Características personales: como “Blanco” (por el color de piel) o “Calvo”.
Patronímicos: apellidos que derivan del nombre del padre, como “Rodríguez” (hijo de Rodrigo) o “Martínez” (hijo de Martín).
Los apellidos se volvieron comunes en Europa durante la Edad Media, aunque su uso fue adoptado de manera gradual en diferentes partes del mundo.
Fuentes:
Diamond, J., The Third Chimpanzee.
Hanks, P., Dictionary of American Family Names.
Cavalli-Sforza, L., Genes, Peoples, and Languages.
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