Las zarigüeyas, del género Didelphis y familia Didelphidae en América, son marsupiales a menudo subestimados en la cultura popular.
Una de sus características más interesantes es su inmunidad parcial o total a muchos venenos de serpientes, lo que las hace depredadoras eficaces en áreas donde las serpientes son peligrosas.
Su presencia en áreas agrícolas, como en México y Estados Unidos, se relaciona con una disminución de encuentros entre humanos y serpientes venenosas, lo que reduce el riesgo de mordeduras. Además, su inmunidad ayuda a mantener el equilibrio del ecosistema al evitar desequilibrios en la cadena alimentaria. Las zarigüeyas también contribuyen a la dispersión de semillas, promoviendo la regeneración de vegetación.
Su pérdida, debido a la urbanización, podría generar un aumento de plagas y afectar a especies superiores.
En la salud humana, su papel es directo, ya que consumen garrapatas y roedores que pueden transmitir enfermedades como el hantavirus.
Estudios del CDC muestran que, en áreas con muchas zarigüeyas, las tasas de enfermedad de Lyme son mucho más bajas. La investigación sobre la proteína LTNF también ofrece la posibilidad de desarrollar mejores tratamientos contra mordeduras de serpiente.
En conclusión: las zarigüeyas son importantes para el equilibrio ecológico. Su resistencia al veneno de serpientes ayuda a controlar poblaciones peligrosas, y su dieta variada las convierte en controladoras de plagas como garrapatas e insectos. Estos beneficios no solo favorecen al ecosistema, sino que también protegen la salud humana y fomentan avances médicos.
Las zarigüeyas deben ser vistas como guardianes fundamentales en lugar de plagas urbanas. Es vital promover su conservación a través de políticas de hábitat y educación para un futuro sostenible en armonía con la naturaleza.
📚 Fuente:
- National Wildlife Federation, CDC (ongoing research in venom resistance).


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