Descripción de la imagen
La ilustración compara dos rodillas:
- Rodilla sana (izquierda): se observan las bursas suprapatelar, prepatelar e infrapatelar en estado normal, representadas como pequeñas estructuras azuladas llenas de líquido, sin signos inflamatorios.
- Rodilla con bursitis (derecha): una de las bursas, en este caso la prepatelar, aparece inflamada y señalada en rojo, lo que indica aumento de volumen, irritación e inflamación de la cavidad sinovial. El contraste entre la anatomía normal y la patológica permite visualizar de forma esquemática la fisiopatología de la bursitis en la articulación de la rodilla.
Bursitis: actualización científica 2025
DrRamonReyesMD – EMS Solutions International
Introducción
La bursitis es un proceso inflamatorio que afecta a las bursas sinoviales, estructuras saculares rellenas de líquido sinovial cuya función fisiológica es disminuir la fricción mecánica entre huesos, tendones y músculos en zonas de alto estrés biomecánico. Existen más de 150 bursas en el cuerpo humano, localizadas principalmente en articulaciones de gran movilidad como hombro, codo, rodilla, cadera y tobillo.
Cuando una bursa se inflama, pierde su equilibrio homeostático, se engrosa su membrana sinovial y se acumula líquido exudativo o serohemático en su interior. Esto provoca dolor, aumento de volumen, rigidez y limitación funcional de la articulación comprometida.
Fisiopatología
La bursitis se desencadena por diferentes estímulos nocivos:
- Mecánicos: movimientos repetitivos, microtraumatismos, sobreuso deportivo o laboral.
- Traumáticos: golpes directos o caídas que lesionan la bursa.
- Sépticos: invasión bacteriana, principalmente por Staphylococcus aureus, produciendo una bursitis supurada que requiere drenaje y antibioterapia.
- Metabólicos y sistémicos: gota, pseudogota, artritis reumatoide o enfermedades autoinmunes que desencadenan inflamación sinovial crónica.
El proceso inflamatorio genera hiperemia, infiltrado celular, aumento de permeabilidad vascular y producción excesiva de líquido sinovial, lo que origina tumefacción local. Si no se trata, la bursitis puede cronificarse y producir engrosamiento fibroso, calcificaciones y rigidez articular irreversible.
Clasificación clínica
Las bursitis se clasifican según la localización anatómica:
- Rodilla: bursitis prepatelar (“rodilla de la fregona”), infrapatelar (“rodilla del saltador”) y suprapatelar.
- Codo: bursitis olecraniana (“codo del estudiante”).
- Hombro: bursitis subacromial, relacionada con síndrome de pinzamiento.
- Cadera: bursitis trocantérica.
- Tobillo: bursitis retrocalcánea.
Asimismo, pueden dividirse en:
- Agudas: de instalación rápida, dolorosas, generalmente traumáticas o infecciosas.
- Crónicas: asociadas a microtraumatismos repetitivos o enfermedades sistémicas.
Manifestaciones clínicas
- Dolor localizado, exacerbado por la palpación y la movilización.
- Tumefacción visible en la zona de la bursa.
- Eritema y aumento de la temperatura local (especialmente en bursitis séptica).
- Limitación funcional de la articulación, con rigidez progresiva.
- En casos sépticos: fiebre, celulitis adyacente y exudado purulento.
Diagnóstico
El abordaje diagnóstico incluye:
- Exploración clínica: inspección, palpación y pruebas de movilidad.
- Ecografía musculoesquelética: método de elección en 2025 por su alta sensibilidad para detectar líquido bursal y engrosamiento sinovial.
- Resonancia magnética nuclear (RMN): útil en bursitis profundas o diferenciales con tendinopatías y roturas ligamentosas.
- Punción-aspiración bursal: análisis microbiológico y cristalográfico (descartar infección, gota o pseudogota).
Manejo terapéutico 2025
El tratamiento depende de la etiología y severidad:
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Medidas conservadoras:
- Reposo relativo y descarga articular.
- Crioterapia (hielo local intermitente).
- Compresión y elevación en casos traumáticos.
- Fisioterapia y rehabilitación funcional.
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Farmacoterapia:
- AINES (antiinflamatorios no esteroideos): primera línea.
- Infiltraciones locales de corticoides: en bursitis crónicas o refractarias, realizadas bajo control ecográfico para precisión anatómica.
- Antibióticos sistémicos: en bursitis séptica confirmada.
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Procedimientos intervencionistas:
- Drenaje aspirativo: evacuación del contenido inflamatorio o purulento.
- Bursectomía artroscópica o abierta: en bursitis recurrentes, sépticas de difícil control o con calcificaciones incapacitantes.
Prevención
- Evitar sobrecargas mecánicas repetitivas.
- Uso de protecciones (rodilleras, coderas) en oficios de alto riesgo.
- Mantener una adecuada higiene postural en el ámbito laboral y deportivo.
- Pausas activas en trabajadores de alto riesgo (albañiles, mineros, sanitarios, deportistas).
- Control de enfermedades predisponentes (diabetes, gota, artritis reumatoide).
Pronóstico
El pronóstico es favorable en la mayoría de casos, especialmente con diagnóstico precoz y manejo adecuado. Sin embargo, las bursitis sépticas o crónicas pueden evolucionar hacia limitación articular, fibrosis o incluso diseminación sistémica en caso de infección no tratada.
Conclusiones
La bursitis constituye un problema musculoesquelético frecuente en la práctica médica de urgencias, traumatología y rehabilitación. Su abordaje en 2025 debe sustentarse en una estrategia multimodal, que incluya diagnóstico ecográfico precoz, tratamiento individualizado según etiología, y programas de prevención adaptados al riesgo laboral o deportivo del paciente. La educación sanitaria y el enfoque interdisciplinario son fundamentales para reducir recurrencias y preservar la funcionalidad articular.
✍️ DrRamonReyesMD
Medicina de Emergencias, Trauma y TACMED
EMS Solutions International – Actualización 2025
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