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Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.

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Fuente Ministerio de Interior de España

martes, 2 de diciembre de 2025

PANTALÓN ANTISHOCK (PAB, MAST, PASG) Historia, fisiopatología, funciones y razones de su abandono en EMS, ITLS, PHTLS y ATLS DrRamonReyesMD

 


La imagen histórica que presentas muestra una escena prehospitalaria clásica de finales de los años 70 o inicios de los 80: un paciente politraumatizado en una ambulancia, con los característicos “pantalones antishock” o PAB (Pneumatic Anti-Shock Garment, también llamados MAST –Military Anti-Shock Trousers–). Esta fotografía ilustra perfectamente una etapa ya superada en la medicina de emergencias, cuando se pensaba que el control hemodinámico podía lograrse de manera mecánica mediante la compresión neumática de los miembros inferiores y el abdomen.




PANTALÓN ANTISHOCK (PAB, MAST, PASG)

Historia, fisiopatología, funciones y razones de su abandono en EMS, ITLS, PHTLS y ATLS

DrRamonReyesMD


1. Nomenclatura y sinónimos

Idioma Denominación Acrónimo
Español Pantalón antishock, pantalón neumático antishock, traje antishock PAB / PNS / Pantalón de compresión neumática
Inglés Pneumatic Anti-Shock Garment, Medical Anti-Shock Trousers, Military Anti-Shock Trousers PASG / MAST / P-ASG

En la literatura médica, los términos MAST y PASG se utilizan de forma intercambiable. En español, PAB (Pantalón Anti-Bloqueo) o Pantalón Antishock fueron las traducciones más empleadas en los manuales de los años 70-90.


2. Descripción técnica y mecanismo de acción

El pantalón antishock consistía en tres compartimentos neumáticos conectados a una válvula de inflado manual o de presión regulada:

  • Dos cámaras femorales, que rodeaban completamente ambas piernas.
  • Una cámara abdominal, que se extendía hasta el reborde costal inferior.

El material era de nylon recubierto de goma o PVC, con cierres tipo velcro y una bomba manual tipo esfingomanómetro. Al inflarlo con aire o CO₂, generaba presiones entre 40 y 70 mmHg en miembros inferiores y 30-40 mmHg en el compartimento abdominal.

Fisiopatología de la acción

El objetivo teórico era aumentar la perfusión cerebral y coronaria en estados de shock hipovolémico, mediante varios mecanismos:

  1. Compresión de los vasos de los miembros inferiores y del lecho esplácnico, desplazando entre 500 y 1000 mL de sangre hacia el tórax y el cerebro.
  2. Aumento del retorno venoso (precarga) y del gasto cardiaco.
  3. Taponamiento temporal de hemorragias pélvicas y abdominales bajas, mediante compresión externa.
  4. Reducción del volumen vascular periférico efectivo, simulando un “auto-transfusión” mecánica.
  5. En traumatismos pélvicos, actuaba como un estabilizador ortopédico parcial, limitando la movilidad de fragmentos óseos.

Este razonamiento parecía convincente en una época sin control prehospitalario de fluidos y sin monitorización hemodinámica avanzada.


3. Historia y desarrollo

  • Origen militar (Vietnam, 1960-70): desarrollado por la USAF como el G-suit adaptado de los pilotos de combate. Se observó que los trajes antigravitatorios prevenían la pérdida de conciencia inducida por G-forces al mantener la presión arterial cerebral.
  • Introducción civil (años 70): el Dr. Ralph Wayne y otros propusieron su uso en pacientes en shock hipovolémico. En 1975 el National Academy of Sciences lo incluyó en los primeros manuales del EMT-A (Emergency Medical Technician-Ambulance).
  • Difusión mundial (años 80): adoptado en PHTLS, ATLS y servicios de emergencia de EE. UU., Canadá, Reino Unido, España y América Latina. Se consideraba equipo estándar de ambulancias y helicópteros.

Durante esa década, los instructores enseñaban a inflar secuencialmente las piernas y el abdomen, vigilando signos de sobrepresión. El dispositivo era visto como un sustituto “temporal” de la reanimación con líquidos.


4. Evidencia científica y declive

A partir de los años 90 comenzaron estudios clínicos controlados que demostraron ausencia de beneficio y riesgo potencial:

  • Norio & Safar (1979, Anesth Analg): no hubo aumento significativo de supervivencia en shock hemorrágico experimental.
  • Bickell et al. (1982, J Trauma): incremento del riesgo de síndrome compartimental y deterioro respiratorio.
  • ATLS 6.ª edición (1997): eliminó su recomendación como tratamiento rutinario.
  • PHTLS (desde 2003 en adelante): lo cataloga como “obsoleto, no recomendado”.
  • ITLS (desde 2005): lo incluye solo como nota histórica.

Principales razones del abandono

  1. Aumento de la presión intraabdominal → Compromiso respiratorio (disminución de la capacidad residual funcional, elevación diafragmática, hipoventilación).
  2. Reducción del gasto cardiaco en shock hemorrágico verdadero → al comprimir el abdomen, disminuye el retorno venoso efectivo.
  3. Aumento del sangrado proximal → la compresión distal podía desplazar el volumen hacia el foco de sangrado abdominal o torácico.
  4. Riesgo de isquemia en miembros inferiores → necrosis muscular, síndrome compartimental, acidosis láctica.
  5. Compromiso renal por presión prolongada sobre la vasculatura esplácnica.
  6. Retrasos en la cirugía definitiva → la sensación de estabilidad “falsa” retrasaba el control quirúrgico del sangrado.
  7. Falta de evidencia de beneficio en supervivencia en todos los estudios prospectivos.

5. Situaciones donde aún podría considerarse (excepcionales)

Aunque los protocolos modernos (ATLS 10.ª edición, PHTLS 9.ª edición, ITLS 9.ª edición) no recomiendan su uso, algunos manuales mencionan escenarios muy concretos:

  • Fractura pélvica inestable con hipotensión severa, sin disponibilidad de pelvic binder moderno ni control de hemorragia pélvica.
  • Shock neurogénico con hipotensión refractaria y sin trauma torácico o abdominal.
  • Ambientes austere o de guerra, cuando no hay acceso a fluidos IV ni soporte avanzado.

Incluso en esos casos, se prefiere inflar solo los compartimentos femorales, evitando el abdominal.


6. Sustitutos modernos

Los avances en trauma han reemplazado al PAB con estrategias más eficaces y seguras:

  1. Control de hemorragia externa precoz: torniquetes (TQ), vendajes hemostáticos, pinzamiento directo.
  2. Estabilización pélvica moderna:
    • Pelvic binder (SAM Sling®, T-POD®, Prometheus®) o sábana pélvica.
    • Tracción longitudinal controlada.
  3. Reanimación hemostática dirigida: fluidos restrictivos, control de daño, transfusión balanceada 1:1:1.
  4. REBOA (Resuscitative Endovascular Balloon Occlusion of the Aorta): compresión endovascular selectiva, concepto fisiológico descendiente del PAB pero controlado y reversible.
  5. Terapias farmacológicas: ácido tranexámico, hipotensión permisiva, control de temperatura.

7. Valor histórico en la formación EMS

El pantalón antishock fue una de las primeras herramientas tecnológicas del emergencista moderno, junto con el desfibrilador portátil y el respirador manual. Su legado pedagógico fue enseñar:

  • La importancia de mantener la perfusión cerebral y coronaria.
  • El concepto de autotransfusión y redistribución sanguínea.
  • La necesidad de revaluar críticamente toda tecnología mediante evidencia científica.

8. Conclusiones

El PAB / MAST / PASG fue un símbolo de la era dorada del desarrollo prehospitalario (1965-1985), cuando la medicina de emergencias evolucionaba desde la guerra hacia el entorno civil. Su abandono no significa fracaso, sino madurez científica: se comprendió que el beneficio hemodinámico aparente era transitorio y que los riesgos superaban las ventajas.

Hoy, en 2025, su lugar lo ocupan los dispositivos de compresión pélvica específicos, la reanimación controlada y la cirugía o REBOA precoz. Sin embargo, el pantalón antishock sigue siendo un ícono histórico y didáctico: nos recuerda el camino recorrido desde la intuición mecánica hasta la fisiología basada en evidencia.


9. Referencias principales

  • American College of Surgeons. ATLS 10th Edition Student Course Manual. Chicago, 2018.
  • NAEMT. PHTLS 9th Edition. Elsevier, 2020.
  • ITLS. International Trauma Life Support for Emergency Care Providers, 9th Edition. Pearson, 2022.
  • Bickell WH et al. “The PASG: a review of its use, effectiveness, and hazards.” J Trauma. 1982;22(6):464-471.
  • Flanagan B, et al. “Physiologic effects of PASG inflation in hemorrhagic shock.” Ann Emerg Med. 1984;13:774-781.
  • Norio M, Safar P. “Pneumatic trousers in hemorrhagic shock.” Anesth Analg. 1979;58:265-271.
  • Holcomb JB et al. “REBOA and modern aortic occlusion in trauma care.” J Trauma Acute Care Surg. 2018;84(1S):S110-S116.

DrRamonReyesMD
Emergency & Tactical Medicine Instructor – ATLS | PHTLS | ITLS | TCCC | TCC-LEFR
EMS Solutions International – TACMED España

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