Para rehabilitar a un paciente que ha sufrido un ataque cerebral, las nuevas pautas indican que se necesita una comunidad — una que va más allá del paciente, el médico, la familia y las amistades. |
Nuevas pautas presentan un manual práctico para manejar las secuelas de un ataque cerebral
Por AMERICAN HEART ASSOCIATION NEWS
Para rehabilitar a un paciente que ha sufrido un ataque cerebral, se necesita una comunidad — una que va más allá del paciente, el médico, la familia y las amistades.
Según las nuevas pautas de la American Heart Association/American Stroke Association, para la rehabilitación y la recuperación después de un ataque cerebral, es esencial tener un equipo diverso que incluya terapeutas físicas, ocupacionales, del habla y otros, así como auxiliares sanitarios, psicólogos, enfermeros, nutricionistas, y trabajadores sociales. Según las pautas, ese equipo, que incluye al paciente y sus cuidadores, debe desempeñar “un esfuerzo prolongado y coordinado” para optimizar la recuperación. Y ese esfuerzo debe comenzar en cuanto pueda el paciente.
Las pautas son las primeras emitidas por las organizaciones con respecto a la rehabilitación después de un ataque cerebral, y son las octavas de una serie de pautas que colectivamente describe prácticas fundamentadas en evidencia que abarcan el continuo de cuidados de salud para los pacientes que han sufrido un ataque cerebral y sus familias, desde la prevención hasta la rehabilitación.
El ataque cerebral es la cuarta causa de muertes en los hispanos, según un informe de 2015 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. A comparación de los blancos, los hispanos tienen una mayor probabilidad de ser obesos y a tener presión arterial alta poco controlada, ambos de los cuales son factores de riesgo de ataque cerebral.
Cada año, casi 800 000 estadounidenses sufren un ataque cerebral. Para el más del 80 % que sobreviven, los profesionales de servicios de rehabilitación deben intentar cerciorarse de que las habilidades del paciente se evalúen como corresponde, que se evalúe la idoneidad de dar de alta al paciente para diferentes destinos, y que los pacientes sigan recibiendo una terapia integral, dijo Carolee Winstein, Ph.D., presidente del grupo de redacción de las pautas y directora del Laboratorio de Comportamiento Motor y Neurorehabilitación de la Universidad del Sur de California.
Para ayudar a los proveedores de cuidados de salud, a los pacientes y a sus seres queridos navegar la rehabilitación tras un ataque cerebral, las pautas recalcan cuales tipos de cuidados han de ser los más eficaces, según los estudios de investigación. Existen varios factores que podrían mejorar la salud y la calidad de vida futura, de acuerdo a las circunstancias de cada paciente. Estos incluyen:
- medicamentos para prevenir coágulos peligrosos
- educación para prevenir caídas y capacitación de balance
- medicamentos para depresión
- evaluación del riesgo de osteoporosis
- exámenes y tratamientos de problemas de deglución
- capacitación sobre estrategias para ayudar la memoria
- terapia del habla para mejorar la comunicación
- entrenamiento de movilidad
- régimen para fortalecer el uso de los brazos y manos
- ejercicios para problemas de movimiento ocular
- entornos enriquecidos para mejorar la actividad cerebral y
- guía sobre el estado físico después de la rehabilitación para mejorar la salud cardiovascular
Las pautas más nuevas “proveen una guía integral y actualizada, no solo sobre las mejores prácticas en los tratamientos de rehabilitación después de un ataque cerebral y la administración de medicamentos, sino también sobre el complejo sistema estadounidense de cuidados críticos posteriores a un ataque cerebral”, expuso Randie M. Black-Schaffer, M.D., directora médica del Programa de Ataque Cerebral y directora del Instituto de Estudios de Investigación de Ataque Cerebral y Recuperación del Hospital de Rehabilitación Spaulding en Boston.
Las nuevas pautas dejan claro que Estados Unidos tiene un modelo multinivel de cuidados hospitalarios para el paciente después de un ataque cerebral, dijo Black-Schaffer, quien no participó en el grupo que desarrolló las pautas.
“Los pacientes con frecuencia avanzan de nivel a nivel antes de estar lo suficientemente bien como para regresar a la comunidad”, dijo Black-Schaffer. “Muchos de nosotros quisiéramos ver un cambio a un solo nivel de cuidados hospitalarios posterior al cuidado crítico, en el que se podría variar la intensidad de la rehabilitación y el cuidado médico según las necesidades del paciente en diferentes etapas de su recuperación”.
Después de la hospitalización inicial, se le podría remitir al paciente a un centro hospitalario de rehabilitación para el nivel más intenso de terapia — o a un centro de enfermería especializada, a una residencia sanitaria, a un hospital de cuidados críticos de larga duración, o a su casa con cuidados ambulatorios o a domicilio, según las circunstancias médicas. Los pacientes, cuidadores y proveedores de salud deben usar las nuevas pautas para facilitar la transición a estos entornos comunitarios, dijo Winstein.
Las pautas indican que los centros hospitalarios de rehabilitación son preferibles para los sobrevivientes de ataque cerebral que cumplen el criterio médico y que pueden participar en una terapia rigorosa. Estos centros están bien diseñados para proveer un cuidado complejo, ofreciendo a los pacientes un equipo integrado y amplio de especialistas que coordinan el tratamiento, dijo Winstein.
Fuera de dicho entorno, “es como construir una casa sin un contratista — uno tiene que acudir a cada persona según su especialidad particular”, dijo. “Necesitamos un solo contratista que arme un grupo que dará seguimiento a esta persona después que se le dé de alta”.
Las nuevas pautas también representan una más amplia concentración en el mundo de cuidados posteriores a un ataque cerebral, dijo Black-Schaffer — más allá del simple cuidado crítico y rehabilitación inmediatamente posterior al ataque.
“Estamos empezando a concentrarnos en el hecho de que muchos pacientes que sufren un ataque cerebral sobrevivirán por décadas después su ataque, con limitaciones funcionales e impedimentos”, dijo Black-Schaffer. “Le incumbe a la comunidad de rehabilitación desarrollar estándares de cuidado para la gestión a largo plazo de estos problemas para que los sobrevivientes puedan vivir lo mejor posible. Después de un ataque cerebral, no simplemente viven felices y comen perdices”.
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