Descripción detallada de la infografía
La imagen titulada “Trastornos Olfativos — Señales y causas” presenta un diseño informativo y claro sobre las alteraciones del sentido del olfato.
En el centro aparece una ilustración anatómica simplificada de la cabeza y la base del cráneo, destacando el epitelio y las fibras olfativas que atraviesan la lámina cribosa hacia el bulbo olfatorio. A la izquierda y derecha se muestran cuadros de texto con fondo azul y violeta, que explican los cuatro principales trastornos olfativos:
- Anosmia (arriba izquierda, ícono de nariz tachada): pérdida total del olfato; causas citadas: infecciones virales, traumatismos craneales, enfermedades neurodegenerativas.
- Hiposmia (abajo izquierda, ícono de nariz y escala): disminución parcial del olfato; causas: gripes fuertes, pólipos nasales, envejecimiento.
- Parosmia (arriba derecha, ícono de cabeza con narinas y ondas distorsionadas): percepción distorsionada de olores familiares; asociado a daño en vías olfativas.
- Fantosmia (abajo derecha, ícono de cabeza con nube de olor inexistente): percepción de olores que no existen; vinculado a lesiones cerebrales o infecciones.
En la parte inferior central hay un recuadro azul con la advertencia “¿Cuándo consultar?” : visite al especialista si los cambios olfativos persisten tras infecciones respiratorias o traumatismos craneales. Fuente: Clínica Mayo.
Artículo científico completo — 2025
Autor: DrRamonReyesMD
Título: Trastornos Olfativos: fisiopatología, etiología, diagnóstico y abordaje clínico actualizado 2025
1. Introducción y relevancia clínica
El sentido del olfato (del latín olfactus ) es un componente esencial de la percepción sensorial humana. Además de permitir disfrutar sabores y aromas, cumple un rol protector al alertar sobre humo, gas, sustancias químicas o alimentos en mal estado. Su alteración impacta la calidad de vida , la seguridad y puede ser marcador temprano de patologías neurológicas como enfermedad de Parkinson o Alzheimer . Tras la pandemia de COVID-19 y su alta incidencia de disfunción olfativa, la investigación sobre estas alteraciones se aceleró significativamente.
2. Neuroanatomía y fisiopatología del olfato
El epitelio olfatorio se localiza en la porción superior de la cavidad nasal e incluye neuronas bipolares que detectan moléculas odoríferas y transmiten impulsos a través de la lámina cribosa del hueso etmoides hacia el bulbo olfatorio . Desde allí, la señal alcanza la corteza piriforme, amígdala y corteza orbitofrontal , integrándose con gusto y memoria emocional.
El daño puede producirse en tres niveles:
- Periférico: epitelio olfatorio, mucosa nasal, receptores destruidos o inflamados.
- Conductivo: obstrucción física del paso de aire (pólipos, edema, desviación septal).
- Central: lesiones del bulbo, tractos, corteza límbica o frontal (tumores, traumatismos, infecciones virales neurotrópicas).
3. Clasificación y definiciones principales
- Anosmia: pérdida completa del olfato.
- Hiposmia: disminución cuantitativa del umbral olfativo.
- Parosmia: distorsión de olores previamente conocidos, frecuentemente desagradables (cacosmia).
- Fantosmia: percepción espontánea de olores inexistentes.
- Hiperosmia: sensibilidad aumentada, asociada a migraña, embarazo o alteraciones neuropsiquiátricas.
- Ageusia asociada: la pérdida del gusto secundaria a disfunción olfativa es frecuente y clínicamente relevante.
4. Etiología actualizada 2025
- Infecciones virales: SARS-CoV-2 sigue siendo la causa posviral más frecuente; el 5-15 % desarrolla anosmia persistente > 1 año. Influenza, rinovirus y VRS también pueden generar hiposmia prolongada.
- Traumatismo craneoencefálico: el cizallamiento de fibras olfatorias al atravesar la lámina cribosa produce anosmia irreversible en hasta un 10 % de traumatismos moderados-graves.
- Enfermedades neurodegenerativas: Parkinson (disfunción olfatoria precoz en 80–90 %), Alzheimer (hiposmia progresiva correlacionada con carga amiloide).
- Rinosinusitis crónica y pólipos nasales: alteraciones mecánicas y del epitelio sensorial.
- Exposición a tóxicos: solventes, metales pesados, humo, tabaco y quimioterapia (cisplatino, ciclofosfamida).
- Tumores y lesiones centrales: meningiomas del surco olfatorio, gliomas, epilepsia temporal (fantosmia).
- Envejecimiento fisiológico: disminución de receptores, vascularización y neurogénesis olfatoria.
5. Diagnóstico clínico y pruebas complementarias
- Historia clínica detallada: inicio, factores desencadenantes (infección, trauma, tóxicos).
- Exploración ORL: endoscopia nasal para pólipos, desviaciones, secreciones.
- Test olfativos cuantitativos: UPSIT, Sniffin' Sticks, CCCRC (estandarizados 2025, más precisos y digitales).
- Neuroimagen: RM craneal y fosa anterior en anosmias postraumáticas o sospecha tumoral.
- Electroolfactograma y estudios funcionales: para investigación avanzada y seguimiento posviral.
- Marcadores neurológicos: integración con biomarcadores de Alzheimer y Parkinson (PET amiloide, α-sinucleína nasal).
6. Abordaje terapéutico actualizado
- Rehabilitación olfatoria dirigida: exposición sistemática a aceites esenciales y compuestos estandarizados (citral, eucaliptol, eugenol, feniletanol) con resultados positivos pos-COVID y en daño traumático parcial.
- Corticosteroides tópicos e intranasales: útiles en rinosinusitis crónica y posinfecciosa temprana.
- Corticosteroides sistémicos: indicación limitada y corta en pérdida súbita idiopática (<2 semanas).
- Suplementos neurotróficos y vitamina A intranasal: en investigación con resultados prometedores (2023–2025).
- Cirugía endoscópica funcional de senos paranasales: cuando existe obstrucción mecánica irreversible.
- Terapia de neuromodulación experimental: estimulación transcraneal y olfativa combinada en centros de investigación.
7. Impacto psicológico y calidad de vida
La anosmia y parosmia afectan la alimentación, el apetito sexual, la alerta frente a peligros y la salud mental. La depresión y ansiedad son frecuentes (hasta el 40% de afectados posvirales). El abordaje multidisciplinar con apoyo psicológico y rehabilitación es clave.
8. Recomendaciones de consulta y prevención
- Consulte tras cualquier pérdida subita del olfato sin congestión nasal evidente.
- Evaluación tras especializada infecciones virales prolongadas (>2 semanas), traumatismos craneales o exposición a químicos.
- Prevención mediante protección respiratoria en ambientes tóxicos y vacunación contra virus respiratorios.
Conclusiones
Los trastornos olfativos son un marcador clínico y neurológico relevante que requiere un enfoque diagnóstico riguroso y terapéutico actualizado. El avance en pruebas objetivas y terapias regenerativas abre perspectivas de recuperación antes impensadas. En 2025, el manejo debe ser personalizado, multidisciplinar y basado en evidencia .
Autor:
DrRamonReyesMD — Medicina de emergencias, trauma, TACMED, aeromédica y docente internacional.
Fuente principal: Mayo Clinic, OMS, European Rhinologic Society, Journal of Laryngology & Otology (2023–2025).



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