En una época sin antibióticos, la pérdida de la nariz era una de las secuelas más comunes ocasionada por la sífilis.
Fue el médico italiano Gaspar Tagliacozzi (1546-1599) quien, en el siglo XVI, desarrolló el "colgajo de antebrazo"; un método de reconstrucción nasal utilizado, con anterioridad, por la familia Branca en Sicilia.
Esta técnica, conocida como método italiano o de Tagliacozzi, consistía en tomar un colgajo de piel del antebrazo y mantenerlo unido a la nariz mutilada hasta su total adhesión. Durante la intervención se hacía necesaria la presencia de un sastre, que fabricaba un arnés a medida para inmovilizar el brazo. Dos o tres semanas después seccionaba el pedículo y separaba el brazo de la nariz.
Su objetivo era devolver la belleza a un rostro mutilado. Para ello, modelaba la nueva nariz utilizando un ingenioso mecanismo de cordeles y anillos, dando forma a la columnela y las alas nasales.
El proceso completo llevaba entre tres y cinco meses, pero Tagliacozzi recomendaba que el paciente utilizara, durante al menos dos años, unos conformadores en los orificios nasales.
Este sorprendente método quirúrgico fue descrito, al detalle, en "De Curtorum Chirurgia per Insitionem". Esta obra, publicada en Venecia en 1597, es la base científica de una nueva especialidad quirúrgica: la cirugía plástica.
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