Juegos Olímpicos de Berlín.
El 4 de agosto de 1936, como parte de estos Juegos, se produjo uno de los momentos mas significativos de la historia del deporte: ese día, Luz Long y Jessie Owens elevaron a su máxima expresión el espíritu olímpico.
Luz Long era el atleta alemán elegido por Hitler para representar ante el mundo la superioridad de la raza Aria en los Juegos Olímpicos de Berlín, multi campeón nacional de salto en largo y poseedor del récord europeo.
Por su parte Jessie Owens era la esperanza de los Estados Unidos aunque no se lo trataba como tal, no podía utilizar los mismos baños que sus compañeros blancos y ni siquiera se pudo hospedar con ellos en la villa olímpica alemana, no por orden del régimen Nazi, sino por orden del comité olímpico del país norteño.
El primer día de los juegos los atletas alemanes dominaban la competencia, por ello Hitler bajó reiteradamente del palco para colocar medallas doradas a sus compatriotas, pero cuando el primer atleta afroamericano ganó una competencia decidió no hacerlo; el COI le pidió que se definiera, o a todos o a nadie, Hitler decidió no arriesgarse y ya no entregó medallas.
La medalla de oro de Owens en los 100 m llanos puso mucha presión en Long, que se enfrentaría mano a mano con él en la prueba de salto en largo.
En las semifinales de Salto en largo, Long demostró todo su talento batiendo el récord olímpico, mientras que Owens realizó dos saltos nulos, uno mas y quedaría eliminado. Antes de su último salto, Long se acerca a Owens y le aconseja saltar un paso antes de la línea de salto, ya que con su marca promedio, aunque saltar antes le bastaría con clasificarse para la final y distenderse, Owens le hace caso y clasifica.
Owens sorprendido por la actitud de Long se acerca y tienen una amena charla acostados en la pista de atletismo, allí el atleta americano le comenta que no esta acostumbrado a saltar sin la referencia de hasta donde debe saltar para superar la mayor marca vigente.
En las finales Long hace un salto casi imbatible, cuando llega el turno de Owens, en un acto de deportividad poco común, Long deposita un pañuelo blanco en el lugar de su marca, Owens realiza su mejor salto, 8,06 mts, record mundial y medalla de oro.
Owens no sabía que hacer, cómo festejar frente a 110 mil espectadores enmudecidos, Long lo abraza y lo invita a dar una vuelta olímpica, lo acompaña señalándolo e incitando a la multitud a rendirse ante el nuevo rey del atletismo.
Owens y Long cenaron juntos en los aposentos de la delegación alemana, allí Luz le confiesa que su actitud le traerá consecuencias a él y a su familia, Goebels no le perdonará que ayudara y aplaudiera a un negro.
Terminados los juegos, Owens volvió a un país donde no podría ingresar a baños públicos ni sentarse en el autobus, incluso el presidente Franklin Delano Roosevelt se negó a recibir a su mejor atleta en la casa blanca por miedo a perder votos para su inminente reelección.
Por su parte Luz Lang fue el único atleta de élite alemán que fue convocado para combatir en la Segunda Guerra Mundial, murió durante la invasión aliada en Sicilia en 1943.
Créditos a quien corresponda
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