La evolución del hematoma puede variar dependiendo de la gravedad, localización y tratamiento. A continuación, se presentan las diferentes maneras en que puede evolucionar un hematoma:
1. Resolución espontánea: El hematoma se absorbe y desaparece sin tratamiento.
2. Organización: El hematoma se convierte en tejido cicatricial y se integra en el tejido circundante.
3. Calcificación: El hematoma se calcifica y se convierte en un depósito de calcio.
4. Infección: El hematoma se infecta y se convierte en un absceso.
5. Fibrosis: El hematoma se convierte en tejido fibroso y puede causar estrechamiento o obstrucción de órganos.
6. Cicatrización: El hematoma se convierte en una cicatriz y puede dejar una marca permanente.
7. Reabsorción: El hematoma se reabsorbe lentamente y puede dejar una pigmentación oscura en la piel.
8. Secuestro: El hematoma se separa del tejido circundante y se convierte en una masa encapsulada.
9. Ruptura: El hematoma se rompe y puede causar una hemorragia interna.
10. Cronificación: El hematoma se convierte en un problema crónico y puede requerir tratamiento continuo.
Es importante destacar que la evolución del hematoma puede variar dependiendo de la gravedad y localización del hematoma, así como del tratamiento recibido.
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