En un pequeño laboratorio inglés del siglo XIX, un hombre con un ingenio deslumbrante cambió el curso de la historia. Michael Faraday, un simple ayudante de laboratorio, estaba destinado a revolucionar el mundo. Con apenas unos pocos alambres de cobre y su curiosidad, Faraday realizó el experimento que pondría en marcha la era moderna.
En 1821, Faraday descubrió que al pasar una corriente eléctrica a través de un alambre cerca de un imán, el alambre comenzaba a girar. ¡Había creado el primer motor eléctrico de la historia! Este fenómeno, que parecía salido de una novela de ciencia ficción, demostró que la electricidad podía transformarse en movimiento, sentando las bases para todo, desde trenes eléctricos hasta los autos modernos.
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