"Alrededor de la mitad del volumen de sangre se compone de células sanguíneas:
• Glóbulos rojos, que transportan oxígeno a los tejidos.
• Glóbulos blancos, que combaten las infecciones.
• Plaquetas, células más pequeñas que ayudan a la coagulación de la sangre.
La sangre es principalmente líquida, con numerosas células y proteínas suspendidas en ella, lo que hace que la sangre sea "más espesa" que el agua pura. La persona promedio tiene alrededor de 5 litros (más de un galón) de sangre".
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"Alrededor de la mitad del volumen de sangre se compone de células sanguíneas:
• Glóbulos rojos, que transportan oxígeno a los tejidos.
Los eritrocitos (del griego ἐρυθρός 'rojo', y κύτος 'bolsa') también llamados glóbulos rojos o hematíes, son las células más numerosas de la sangre, también pueden ser llamados "Corpúsculos Rojos"
Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca aplanada en sus dos polos) que contienen la hemoglobina, una sustancia rica en hierro cuya función es transportar el oxígeno. El oxígeno del aire es captado por la hemoglobina en los capilares (vasos sanguíneos de un grosor mínimo) de los pulmones y es llevado a todas partes del cuerpo dentro de los glóbulos rojos para llevar el oxígeno a todas las células de nuestro organismo, que lo necesitan para vivir.
La hormona que regula la formación de glóbulos rojos se llama *eritropoyetina. y se produce en unas células de los riñones. La función de la eritropoyetina es estimular a la médula para que forme más glóbulos rojos. Se puede administrar una hormona sintética muy parecida a la eritropoyetina en una inyección cuando la producción de los glóbulos rojos ha disminuido como consecuencia, por ejemplo, de la insuficiencia renal o por efecto de la quimioterapia.
Los glóbulos rojos tienen una vida media de unos 90 a 120 días y una vez llegados a su fin se eliminan en el hígado y el bazo. Para que se formen los glóbulos rojos, la médula ósea necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico y vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy importante incluir en la dieta alimentos que te aporten estos nutrientes.
Los parámetros con los que se expresa el contenido en glóbulos rojos de la sangre son el recuento de glóbulos rojos, la concentración de hemoglobina y el hematocrito, que es el porcentaje del volumen total de la sangre compuesto por glóbulos rojos. Las cifras normales de estos valores son:
Glóbulos rojos: de 4,5 a 6 millones por milímetro cúbico para los hombres y de 4 a 5,5 millones por milímetro cúbico para las mujeres.
Hemoglobina: para los hombres es de 14 a 18 gramos por 100 mililitros de sangre y de 12 a 16 gramos para las mujeres.
Hematocrito: lo normal es que oscile entre el 42 y 54% para el hombre, y el 38 y 46% para las mujeres.
Cuando hay una pérdida de sangre o existe una disminución de la producción de glóbulos rojos en la médula, como ocurre por ejemplo con las hemorragias, ciertas enfermedades o por el efecto de la quimioterapia, estos valores descienden, hecho que conocemos como anemia. Si su descenso es leve, la persona puede notar una cierta fatiga, pero si el descenso es más pronunciado puede sentir cansancio, mareo e incluso dificultad para respirar. Para ayudar a recuperar la anemia es muy importante que mantengas una alimentación rica y suficiente y tomes alimentos que contengan hierro. Además, el médico te indicará, si es necesario, suplementos de hierro y vitaminas, inyecciones de eritropoyetina e incluso una transfusión sanguínea.
Los glóbulos blancos son parte del sistema inmunitario del cuerpo y ayudan a combatir infecciones y otras enfermedades. Los tipos de glóbulos blancos son los granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), los monocitos y los linfocitos (células T y células B).
Los glóbulos blancos son las células encargadas de defender al organismo de las infecciones y ayudar a eliminar los residuos y desechos de los tejidos. Se producen y se almacenan en la médula ósea y salen a la sangre cuando el organismo los necesita.
La cifra normal de glóbulos blancos es de 5.000 a 10.000 por milímetro cúbico y hay cinco tipos distintos de glóbulos blancos:
Los neutrófilos son los leucocitos más numerosos y a los que nos referimos normalmente cuando hablamos de granulocitos. Constituyen cerca del 60-70% de leucocitos y son los primeros en acudir a una infección. Permanecen en la sangre unos pocos días, ya que su función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias o células dañadas en los tejidos, de tal forma que cuando las encuentran en un tejido las digieren, y se rompen y liberan sustancias que hacen que aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más neutrófilos, lo que provoca que la zona esté enrojecida y caliente. Una serie de sustancias que se conocen como factores de crecimiento, principalmente el factor estimulante de crecimiento granulocítico (G-CSF), pueden aumentar la producción de granulocitos y su actividad contra las infecciones. Existen proteínas sintéticas que se pueden administrar a los pacientes que lo necesiten para aumentar las cifras de granulocitos.
Los linfocitos, constituyen cerca del 30% del total de glóbulos blancos. Se forman en la médula ósea, pero luego se dirigen a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en realidad a cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho tiempo y maduran y se multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan contra las infecciones sino que son células muy especializadas en el sistema inmunitario.
Los monocitos, constituyen de un 5% al 12% del total de glóbulos blancos en la sangre. Su función también es de defensa, destruyendo y digiriendo células infectadas o dañadas. Pero también tienen otras importantes funciones, pues al igual que los linfocitos se dirigen a los diferentes tejidos (la piel, los pulmones, el hígado o el bazo), en los que ejercen distintas funciones como macrófagos (células que engullen y procesan todos los desechos de células moribundas) o se convierten en células especializadas, como los osteoclastos, que remodelan el tejido óseo envejecido.
Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación. El porcentaje normal en sangre es del 2 al 10%.
Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y, además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada. También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos. En la sangre representan menos del 2% en condiciones normales.
Las plaquetas son células sanguíneas llamadas trombocitos y ayudan a que la sangre se coagule, por lo que se detiene el sangrado. El nivel bajo de plaquetas se denomina también trombocitopenia.
Las plaquetas
Las plaquetas (o trombocitos) son las células que previenen la hemorragia con la formación de coágulos. Se producen en la médula ósea a partir de una célula llamada megacariocito que proviene de las células madre. Las cifras normales de plaquetas en sangre son de 150.000 a 450.000/mm3 en sangre. La trombopoyetina es una hormona que estimula a la médula para la formación de plaquetas.
Las plaquetas se acumulan en las heridas, provocando una contracción del vaso sanguíneo y, tras una serie de reacciones químicas y junto con los factores de coagulación que intervienen, se unen entre sí y forman un coágulo de fibrina que detiene definitivamente la hemorragia. Las plaquetas viven unos diez días en la sangre.
Con la quimioterapia, las plaquetas también van a sufrir un descenso (se llama trombocitopenia si descienden por debajo de lo normal) y puede haber mayor riesgo de hemorragia, por lo que habrá que tomar unas precauciones:
Evitar golpearse porque saldrán con mayor facilidad hematomas.
Si existe un hematoma, mantener una presión suave por encima para que no aumente y vigilar que no vayan a aparecer más.
Si se produce una herida, hay que desinfectar y limpiar y comprimir la herida durante un rato hasta que deje de sangrar.
Al hacerse un análisis de sangre, hay que comprimir después el punto de punción, por lo menos 5 minutos para que no sangre.
Usar un cepillo de cerdas suaves para el cepillado de dientes y tener cuidado para no dañar las encías.
Vigilar que no haya sangre en la orina y en las heces (Hay que evitar el estreñimiento y ponerse enemas o tomar laxantes que produzcan irritación y riesgo de sangrado e infección).
*La eritropoyetina (EPO) es una hormona producida principalmente por los riñones. Juega una función primordial en la producción de las células de la serie roja (hematíes o eritrocitos), que son las células encargadas de transportar oxígeno desde los pulmones hacia el resto del organismo
Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca aplanada en sus dos polos) que contienen la hemoglobina, una sustancia rica en hierro cuya función es transportar el oxígeno. El oxígeno del aire es captado por la hemoglobina en los capilares (vasos sanguíneos de un grosor mínimo) de los pulmones y es llevado a todas partes del cuerpo dentro de los glóbulos rojos para llevar el oxígeno a todas las células de nuestro organismo, que lo necesitan para vivir.
La hormona que regula la formación de glóbulos rojos se llama eritropoyetina y se produce en unas células de los riñones. La función de la eritropoyetina es estimular a la médula para que forme más glóbulos rojos. Se puede administrar una hormona sintética muy parecida a la eritropoyetina en una inyección cuando la producción de los glóbulos rojos ha disminuido como consecuencia, por ejemplo, de la insuficiencia renal o por efecto de la quimioterapia.
Los glóbulos rojos tienen una vida media de unos 90 a 120 días y una vez llegados a su fin se eliminan en el hígado y el bazo. Para que se formen los glóbulos rojos, la médula ósea necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico y vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy importante incluir en la dieta alimentos que te aporten estos nutrientes.
Los parámetros con los que se expresa el contenido en glóbulos rojos de la sangre son el recuento de glóbulos rojos, la concentración de hemoglobina y el hematocrito, que es el porcentaje del volumen total de la sangre compuesto por glóbulos rojos. Las cifras normales de estos valores son:
Glóbulos rojos: de 4,5 a 6 millones por milímetro cúbico para los hombres y de 4 a 5,5 millones por milímetro cúbico para las mujeres.
Hemoglobina: para los hombres es de 14 a 18 gramos por 100 mililitros de sangre y de 12 a 16 gramos para las mujeres.
Hematocrito: lo normal es que oscile entre el 42 y 54% para el hombre, y el 38 y 46% para las mujeres.
Cuando hay una pérdida de sangre o existe una disminución de la producción de glóbulos rojos en la médula, como ocurre por ejemplo con las hemorragias, ciertas enfermedades o por el efecto de la quimioterapia, estos valores descienden, hecho que conocemos como anemia. Si su descenso es leve, la persona puede notar una cierta fatiga, pero si el descenso es más pronunciado puede sentir cansancio, mareo e incluso dificultad para respirar. Para ayudar a recuperar la anemia es muy importante que mantengas una alimentación rica y suficiente y tomes alimentos que contengan hierro. Además, el médico te indicará, si es necesario, suplementos de hierro y vitaminas, inyecciones de eritropoyetina e incluso una transfusión sanguínea.
http://aeal.es/dialmc2013/2-3-1-que-son-los-globulos-rojos-hematies-o-eritrocitos/
http://aeal.es/dialmc2013/2-3-2-que-son-los-globulos-blancos-o-leucocitos/
http://www.aeal.es/linfoma-de-celulas-del-manto-espana/1-el-aparato-circulatorio/
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