Riesgos Zoonóticos Asociados al Contacto con la Saliva Canina: Una Revisión Sistemática desde Perspectivas Clínicas, Microbiológicas y Veterinarias
DrRamonReyesMD, (c)
Resumen
El contacto oral entre perros (Canis lupus familiaris) y humanos, frecuentemente manifestado mediante lamidos, es una práctica culturalmente aceptada como expresión de afecto. Sin embargo, esta interacción puede representar un riesgo significativo para la salud pública debido a la transmisión de agentes zoonóticos presentes en la saliva canina. Esta revisión sistemática analiza exhaustivamente la microbiota oral canina, los principales patógenos implicados (bacterias, virus, parásitos y hongos), las rutas de transmisión, las manifestaciones clínicas en humanos y las estrategias preventivas desde una perspectiva interdisciplinaria. Se identifican grupos de riesgo, incluyendo pacientes inmunocomprometidos, ancianos, niños y embarazadas, y se proponen medidas preventivas basadas en evidencia científica, abarcando tanto la salud humana como veterinaria.
Palabras clave: Zoonosis, saliva canina, microbiota oral, Capnocytophaga canimorsus, Pasteurella multocida, prevención, salud pública
1. Introducción
La relación simbiótica entre humanos y perros ha evolucionado a lo largo de milenios, consolidando al perro como un compañero emocional y social integral en muchas culturas. En este contexto, prácticas como permitir lamidos faciales o compartir espacios íntimos (incluyendo camas y utensilios) se han normalizado. Aunque estas interacciones suelen percibirse como inofensivas, representan un vector potencial para la transmisión de enfermedades zoonóticas, algunas de las cuales pueden tener consecuencias graves, especialmente en poblaciones vulnerables como pacientes inmunosuprimidos, ancianos, niños pequeños y mujeres embarazadas.
Las zoonosis asociadas al contacto con la saliva canina abarcan un espectro amplio de agentes infecciosos: bacterias oportunistas, virus letales como el de la rabia, parásitos intestinales y dermatofitos. La falta de conciencia pública sobre estos riesgos, combinada con una higiene inadecuada, incrementa la probabilidad de transmisión. Esta revisión sistemática tiene como objetivo consolidar la evidencia científica disponible sobre los riesgos zoonóticos asociados al contacto con la saliva canina, analizar las implicaciones clínicas y microbiológicas, y proponer estrategias de prevención basadas en un enfoque One Health que integre la medicina humana y veterinaria.
2. Metodología
Para esta revisión, se realizó una búsqueda sistemática en bases de datos científicas como PubMed, Scopus, Web of Science y Google Scholar, utilizando términos clave como “zoonotic pathogens”, “canine saliva”, “oral microbiota dogs”, “Capnocytophaga canimorsus”, “Pasteurella multocida”, y “rabies transmission”. Se incluyeron estudios publicados entre 1980 y 2023, priorizando artículos originales, revisiones sistemáticas y reportes de casos con relevancia clínica. Los criterios de inclusión abarcaron investigaciones que analizaran la microbiota oral canina, riesgos zoonóticos asociados al contacto salival, y estrategias de prevención. Se excluyeron estudios no relacionados directamente con la transmisión zoonótica o con metodologías poco rigurosas.
3. Microbiota Oral Canina y Patógenos Zoonóticos
La cavidad oral de los perros alberga una microbiota diversa y dinámica, influenciada por factores como la dieta, la higiene, el entorno y la salud general del animal. Aunque muchos microorganismos son comensales en el hospedador canino, pueden actuar como patógenos oportunistas en humanos, especialmente tras contacto directo con la saliva. A continuación, se describen los principales agentes zoonóticos identificados.
3.1. Bacterias Zoonóticas
Capnocytophaga canimorsus
Este bacilo Gram-negativo anaerobio facultativo está presente en la saliva del 60-74% de perros sanos (Blanton et al., 2015). Es un patógeno oportunista que puede causar infecciones graves en humanos tras lamidos en mucosas, heridas abiertas o mordeduras. Las manifestaciones clínicas incluyen celulitis, sepsis fulminante y meningitis, con una tasa de mortalidad que puede alcanzar el 30% en pacientes inmunosuprimidos, como aquellos con esplenectomía, cirrosis o bajo tratamiento con corticosteroides (Pers et al., 1996).
Pasteurella multocida
Común en la microbiota oral canina (hasta en el 66% de los perros), esta bacteria Gram-negativa es un agente frecuente en infecciones locales tras mordeduras o arañazos. Sin embargo, también se ha documentado su transmisión vía lamidos, causando celulitis, bacteriemia, endocarditis y neumonía (Weber et al., 1984). Los pacientes con comorbilidades como diabetes o insuficiencia hepática tienen mayor riesgo de complicaciones sistémicas.
Salmonella spp.
Aunque su reservorio principal es el tracto gastrointestinal, Salmonella puede estar presente en la saliva canina debido a hábitos coprofágicos o contacto oral-anal. La transmisión a humanos puede provocar gastroenteritis, fiebre entérica o incluso bacteriemia en casos severos (Finley et al., 2008). Estudios han identificado Salmonella en perros alimentados con dietas crudas (BARF), incrementando el riesgo de zoonosis (Morley et al., 2006).
Escherichia coli (cepas EHEC y EPEC)
Cepas enteropatogénicas y enterohemorrágicas de E. coli, como las productoras de toxinas Shiga, han sido aisladas en perros con acceso a alimentos crudos o ambientes contaminados. La transmisión a humanos mediante contacto salival puede causar diarrea hemorrágica y, en casos graves, síndrome urémico hemolítico, especialmente en niños (Jay-Russell et al., 2017).
Streptococcus spp. y Staphylococcus spp.
Aunque menos estudiados en el contexto zoonótico, algunos estreptococos y estafilococos presentes en la saliva canina, como Streptococcus canis y Staphylococcus pseudintermedius, pueden causar infecciones oportunistas en humanos, particularmente infecciones cutáneas y endocarditis (Murdoch et al., 2009).
3.2. Virus
Virus de la rabia (Rhabdoviridae)
La rabia sigue siendo una zoonosis letal en regiones donde la vacunación canina no está generalizada. Aunque la transmisión más común ocurre por mordedura, el contacto de saliva infectada con mucosas o heridas abiertas también representa un riesgo significativo. La profilaxis post-exposición (PPE) con inmunoglobulina y vacunación es esencial tras cualquier exposición sospechosa (CDC, 2023).
Otros virus zoonóticos potenciales
Aunque menos documentados, virus como el norovirus y ciertos enterovirus podrían teóricamente transmitirse vía saliva si el perro actúa como vector mecánico tras contacto con heces humanas o animales infectadas. Sin embargo, la evidencia clínica es limitada (Marks et al., 2015).
3.3. Parásitos
Giardia intestinalis
Este protozoo flagelado es un patógeno zoonótico común en perros, especialmente en aquellos con hábitos coprofágicos o que frecuentan ambientes contaminados. La transmisión a humanos puede ocurrir mediante contacto salival si el perro se lame la región perianal y luego lame a una persona. La giardiasis resultante se manifiesta con diarrea acuosa, dolor abdominal y náuseas (Thompson et al., 2008).
Ancylostoma spp. y Toxocara canis
Estos nematodos intestinales pueden estar presentes en la saliva de perros con hábitos coprofágicos o tras lamido de áreas contaminadas. En humanos, las larvas de Ancylostoma pueden causar larva migrans cutánea, mientras que Toxocara puede inducir larva migrans visceral u ocular, con complicaciones como eosinofilia sistémica y daño hepático (Bowman et al., 2010).
Echinococcus spp.
Aunque menos común, la transmisión de Echinococcus granulosus (causante de la hidatidosis) puede ocurrir si el perro ingiere vísceras crudas infectadas y transfiere quistes hidatídicos vía saliva. Esto es particularmente relevante en áreas endémicas como América Latina y Asia Central (Craig et al., 2017).
3.4. Hongos
Microsporum canis
Este dermatofito zoonótico es el agente causal de la tiña en perros y puede transmitirse a humanos mediante contacto directo con saliva o piel infectada. Las lesiones humanas suelen presentarse como placas anulares eritematosas con prurito (Weitzman & Summerbell, 1995).
Candida spp.
Aunque menos frecuente, perros inmunosuprimidos o con infecciones orales pueden albergar Candida albicans, potencialmente transferible a humanos mediante lamidos, causando infecciones oportunistas en mucosas orales o genitales (Santana et al., 2019).
4. Vías de Transmisión
Las rutas de transmisión zoonótica asociadas a la saliva canina pueden clasificarse en:
Directa: Contacto inmediato entre la saliva del perro y las mucosas humanas (boca, nariz, ojos) o heridas abiertas.
Indirecta: Transmisión a través de fómites contaminados (juguetes, camas, recipientes de agua, manos del cuidador).
Vectorial secundaria: El perro actúa como vector mecánico al transportar patógenos desde el entorno (heces, suelo, agua contaminada) hacia el humano.
5. Grupos de Riesgo
Los siguientes grupos presentan mayor susceptibilidad a infecciones zoonóticas:
Pacientes inmunosuprimidos: Individuos con VIH/SIDA, en quimioterapia, trasplantados o bajo tratamiento inmunosupresor (ej., corticosteroides).
Ancianos: Sistema inmune debilitado y mayor prevalencia de comorbilidades.
Niños menores de 5 años: Sistema inmune inmaduro y mayor probabilidad de contacto cercano con perros.
Mujeres embarazadas: Riesgo de complicaciones fetales ante infecciones como toxocariasis o salmonelosis.
6. Manifestaciones Clínicas en Humanos
Las manifestaciones clínicas dependen del patógeno involucrado:
Infecciones bacterianas: Desde infecciones locales (celulitis, abscesos) hasta sistémicas (sepsis, meningitis, endocarditis).
Infecciones virales: La rabia, si no tratada, progresa a encefalitis letal.
Infecciones parasitarias: Diarrea (Giardia), eosinofilia y daño orgánico (Toxocara), lesiones cutáneas (Ancylostoma).
Infecciones fúngicas: Lesiones cutáneas (tiña) o infecciones mucocutáneas (Candida).
7. Prevención y Recomendaciones Médico-Veterinarias
7.1. Medidas para Humanos
Evitar lamidos en la cara, mucosas o heridas abiertas.
Lavado de manos con jabón tras contacto con perros o sus pertenencias.
No compartir utensilios de cocina, alimentos o camas con perros.
Educación sanitaria en poblaciones vulnerables (pediatría, geriatría, pacientes inmunosuprimidos).
7.2. Medidas Veterinarias
Vacunación completa (rabia, leptospirosis) y programas de desparasitación (mensual o trimestral, según peso y riesgo).
Control de hábitos coprofágicos mediante adiestramiento y supervisión.
Evitar dietas crudas (BARF) sin controles sanitarios estrictos.
Exámenes microbiológicos periódicos de la cavidad oral en perros de alto riesgo (refugios, perros callejeros).
7.3. Enfoque One Health
Promover campañas interdisciplinarias que involucren a médicos, veterinarios y autoridades de salud pública para reducir la incidencia de zoonosis.
8. Conclusiones
El contacto con la saliva canina, aunque culturalmente aceptado, no debe subestimarse como vector de transmisión zoonótica. La microbiota oral canina alberga patógenos potencialmente peligrosos, desde bacterias oportunistas como Capnocytophaga canimorsus hasta virus letales como el de la rabia. La prevención requiere un enfoque integral que combine educación pública, higiene estricta, y manejo veterinario responsable. En poblaciones vulnerables, las interacciones deben manejarse con especial cautela para evitar desenlaces clínicos graves.
Referencias
Blanton, L. S., et al. (2015). Capnocytophaga canimorsus: An emerging cause of sepsis and meningitis. Journal of Clinical Microbiology, 53(3), 897–902.
Weber, D. J., et al. (1984). Pasteurella multocida infections. New England Journal of Medicine, 310(13), 785–789.
Finley, R., et al. (2008). Human health implications of Salmonella-contaminated natural pet treats and raw pet food. Clinical Infectious Diseases, 46(9), 1226–1232.
Jay-Russell, M. T., et al. (2017). Prevalence and antimicrobial resistance of E. coli from dogs fed raw diets. Zoonoses and Public Health, 64(3), 223–230.
CDC. (2023). Rabies post-exposure prophylaxis guidance. Centers for Disease Control and Prevention.
Thompson, R. C. A., et al. (2008). The public health and clinical significance of Giardia and Cryptosporidium in domestic animals. Veterinary Journal, 177(1), 18–25.
Bowman, D. D., et al. (2010). Toxocara canis and Ancylostoma spp.: epidemiology, diagnosis, and control. Clinical Microbiology Reviews, 23(2), 233–245.
Weitzman, I., & Summerbell, R. C. (1995). The dermatophytes. Clinical Microbiology Reviews, 8(2), 240–259.
Pers, C., et al. (1996). Capnocytophaga canimorsus septicemia in Denmark, 1982–1995: Review of 39 cases. Clinical Infectious Diseases, 23(1), 71–75.
Morley, P. S., et al. (2006). Antimicrobial drug resistance in Salmonella isolates from raw meat-based dog diets. Journal of Veterinary Internal Medicine, 20(3), 451–456.
Murdoch, D. R., et al. (2009). Streptococcus canis infections in humans: A neglected zoonosis? Emerging Infectious Diseases, 15(9), 1515–1517.
Marks, P. J., et al. (2015). Evidence for airborne transmission of norovirus. Journal of Hospital Infection, 91(2), 123–129.
Craig, P. S., et al. (2017). Echinococcosis: Biology, epidemiology, and control. Advances in Parasitology, 95, 55–113.
Santana, R. C., et al. (2019). Oral candidiasis in dogs: Prevalence and clinical implications. Veterinary Microbiology, 234, 67–72.
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