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15 peores ultraprocesados |
Alimentos ultraprocesados y ECV: mitos y realidades
JoAnn E. Manson, MD, DrPH
DIVULGACIONES | 16 de octubre de 2024
Hola. Soy la Dra. JoAnn Manson, profesora de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital Brigham and Women's. Me gustaría hablar con usted sobre los alimentos ultraprocesados (UPF) y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) e intentar separar algunos de los hechos de los mitos. Me gustaría hablar sobre un informe reciente en The Lancet Regional Health que analiza este tema de manera integral y detallada.
Este informe incluye tres estudios de cohorte prospectivos a gran escala de profesionales de la salud de ambos sexos de EE. UU., más de 200.000 participantes en total. También incluye un metanálisis de 22 cohortes internacionales con aproximadamente 1,2 millones de participantes. Me gustaría reconocer que soy coautora de este estudio.
¿Qué son los UPF y por qué son importantes? ¿Por qué nos importa y cuáles son las lagunas de conocimiento? Los UPF son generalmente alimentos envasados que contienen ingredientes para prolongar la vida útil y mejorar el sabor y la palatabilidad. Es importante porque entre el 60% y el 70% de la dieta estadounidense, si no más, se compone de UPF. Por lo tanto, la relación entre los UPF y la ECV y otros problemas de salud es realmente muy importante.
Y la investigación hasta la fecha sobre este tema ha sido bastante limitada.
A menudo, los UPF incluyen aditivos, como conservantes, potenciadores del sabor, colorantes, emulsionantes y edulcorantes, y tienden a tener una cantidad excesiva de calorías, azúcares añadidos, sal añadida, sodio y grasas saturadas. El envase puede tener un alto contenido de bisfenoles, que también se han relacionado con algunos problemas de salud.
En otros estudios, estos UPF se han relacionado con el aumento de peso y la dislipidemia; se ha encontrado cierta glicación tisular y algunos cambios en el microbioma. Algunos estudios han relacionado una mayor ingesta de UPF con la diabetes tipo 2. Algunos han analizado determinados alimentos con UPF seleccionados y han descubierto un mayor riesgo de ECV, pero no se ha realizado un análisis realmente exhaustivo de esta cuestión.
Eso es lo que hicimos en este artículo y en el metanálisis con las 22 cohortes, y vimos un aumento significativo muy claro y distinto de la enfermedad coronaria en un 23 %, la ECV total en un 17 % y el accidente cerebrovascular en un 9 % al comparar la categoría más alta con la más baja [de consumo de UPF]. Cuando analizamos en profundidad los tipos de UPF en las cohortes de profesionales de la salud de EE. UU., vimos que había algunas diferencias importantes en la relación con la ECV según el tipo de UPF.
Al comparar el quintil más alto con el quintil más bajo [de consumo total de UPF], vimos que algunos de los UPF estaban asociados con elevaciones significativas del riesgo de ECV. Estos incluían las bebidas azucaradas y las carnes procesadas. Pero algunos UPF estaban vinculados con un menor riesgo de ECV. Estos incluían los cereales para el desayuno, el yogur, algunos postres lácteos y los cereales integrales.
En general, parecía que los UPF son en realidad bastante diversos en su asociación con la salud. No hay una solución única para todos. No todos son iguales y algunas de estas diferencias son importantes. Aunque en general recomendaríamos que nuestras dietas se centraran en alimentos integrales, principalmente de origen vegetal, muchas frutas y verduras, cereales integrales, pescado y otros alimentos integrales, este informe y el metanálisis indican que ciertos tipos de UPF se pueden incorporar a una dieta saludable y no es necesario evitarlos por completo.
Video en ENG en el enlace
https://www.medscape.com/viewarticle/ultraprocessed-foods-and-cvd-myths-vs-facts-2024a1000iqn
Impacto de los Alimentos Ultraprocesados en la Salud Metabólica: Evidencia Actualizada y Perspectivas Clínicas para 2025
Resumen
Los alimentos ultraprocesados (UPFs, por sus siglas en inglés) han sido identificados como un factor de riesgo significativo para el desarrollo de enfermedades metabólicas, cardiovasculares y oncológicas, según evidencia científica actualizada hasta 2025. Este artículo revisa sistemáticamente los efectos fisiopatológicos del consumo crónico de UPFs, incluyendo su impacto en la resistencia a la insulina, la microbiota intestinal, la inflamación sistémica y el riesgo de cáncer. Se analizan estudios recientes que destacan la asociación entre UPFs y obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y trastornos pediátricos, con un enfoque en poblaciones vulnerables. Finalmente, se proponen recomendaciones basadas en evidencia para reducir su consumo, dirigidas a profesionales de la salud, legisladores y la población general, en el marco de un enfoque de salud pública integral.
Palabras clave: Alimentos ultraprocesados, enfermedades metabólicas, obesidad, microbiota intestinal, inflamación, salud pública
1. Introducción
El aumento global en el consumo de alimentos ultraprocesados (UPFs) ha coincidido con una epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como la obesidad, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico y el cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los UPFs representan hasta el 60% del aporte calórico diario en países desarrollados y un porcentaje creciente en regiones en desarrollo, como América Latina y el Sudeste Asiático (FAO & WHO, 2025). Estos productos, caracterizados por su alta densidad energética, bajo valor nutricional y presencia de aditivos industriales, han sido objeto de escrutinio científico debido a su impacto adverso en la salud metabólica y sistémica.
A partir de un análisis crítico de un vídeo reciente sobre el tema, este artículo revisa la evidencia científica más actualizada (2024-2025) para elucidar los mecanismos fisiopatológicos subyacentes, los efectos clínicos del consumo de UPFs y las estrategias para mitigar sus riesgos. Se presta especial atención a poblaciones vulnerables, como niños, mujeres embarazadas y adultos mayores, y se proponen intervenciones basadas en un enfoque One Health que integre nutrición, medicina y políticas públicas.
2. Metodología
Se realizó una revisión sistemática de la literatura científica en bases de datos como PubMed, Scopus, Web of Science y Cochrane Library, utilizando términos clave como “ultra-processed foods”, “metabolic health”, “obesity”, “cardiovascular risk”, “cancer”, y “microbiota”. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, priorizando ensayos clínicos, metaanálisis, cohortes prospectivas y revisiones sistemáticas. Los criterios de inclusión abarcaron investigaciones que evaluaran los efectos de UPFs en humanos, con énfasis en resultados metabólicos, cardiovasculares, oncológicos y pediátricos. Se excluyeron estudios con metodologías poco rigurosas o sin datos clínicos verificables.
3. Definición y Clasificación de los Alimentos Ultraprocesados
La clasificación NOVA, desarrollada por la Universidad de São Paulo y adoptada por la OMS, define los UPFs como formulaciones industriales elaboradas con ingredientes altamente procesados, como almidones modificados, aceites hidrogenados, azúcares refinados, edulcorantes artificiales, emulsionantes, colorantes y saborizantes (Monteiro et al., 2025). Estos productos suelen contener múltiples aditivos para mejorar su palatabilidad, vida útil y atractivo comercial, pero carecen de nutrientes esenciales como fibra, vitaminas y minerales.
Ejemplos comunes de UPFs:
Bebidas azucaradas y carbonatadas.
Snacks empaquetados (papas fritas, galletas).
Carnes procesadas (salchichas, embutidos).
Productos instantáneos (sopas, fideos).
Cereales industriales con azúcares añadidos.
Postres y dulces ultraprocesados (helados, caramelos).
4. Mecanismos Fisiopatológicos del Consumo de UPFs
4.1. Impacto Metabólico y Hormonal
Un metaanálisis publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology (Lane et al., 2024) encontró que el consumo de UPFs, cuando representa más del 30% de la ingesta calórica diaria, aumenta el riesgo de resistencia a la insulina en un 55%. Los mecanismos incluyen:
Carga glucémica elevada: Los UPFs, ricos en azúcares simples y carbohidratos refinados, provocan picos de glucemia postprandial, sobrecargando el páncreas y promoviendo hiperinsulinemia crónica.
Alteraciones en el eje hipotalámico-hipofisario: La estimulación del sistema dopaminérgico mesolímbico por sabores artificiales induce comportamientos adictivos, aumentando el consumo excesivo (Volkow et al., 2024).
Inflamación de bajo grado: Los aditivos como carragenanos y polisorbato-80 elevan los niveles de citoquinas proinflamatorias (IL-6, TNF-α) y proteína C reactiva (PCR), contribuyendo a la inflamación sistémica (Hall et al., 2024).
4.2. Disfunción de la Microbiota Intestinal
Estudios recientes han demostrado que los UPFs alteran la composición de la microbiota intestinal, promoviendo disbiosis y permeabilidad intestinal (“leaky gut”). Un ensayo controlado aleatorizado (ECA) publicado en Gut (2025) mostró que los emulsionantes (ej., lecitina de soya) y edulcorantes no calóricos (ej., sucralosa) reducen la diversidad de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium y Lactobacillus, mientras aumentan géneros proinflamatorios como Proteobacteria. Esto contribuye a la translocación bacteriana, inflamación sistémica y resistencia a la insulina (Zinöcker & Lindseth, 2025).
4.3. Efectos en el Sistema Nervioso Central
Los UPFs, debido a su alta palatabilidad, activan vías hedónicas en el cerebro, similares a las de las drogas adictivas. Un estudio de resonancia magnética funcional (fMRI) publicado en Nature Neuroscience (2024) demostró que el consumo de UPFs estimula el núcleo accumbens, aumentando la liberación de dopamina y perpetuando patrones de consumo compulsivo, especialmente en adolescentes (Smith et al., 2024).
5. Efectos Clínicos del Consumo de UPFs
5.1. Obesidad
Un estudio longitudinal publicado en BMJ Global Health (2024) con 87,000 participantes encontró que los individuos cuya dieta incluía >50% de UPFs tenían un 61% más de probabilidad de ganar >5 kg en un año, independientemente de las calorías totales consumidas. Los factores clave incluyen:
Bajo poder saciante: La falta de fibra y proteínas reduce la señalización de saciedad (leptina, GLP-1).
Alta densidad energética: Los UPFs concentran calorías en porciones pequeñas, facilitando el sobreconsumo.
Velocidad de consumo: Su textura blanda permite una ingesta rápida, evitando la activación de mecanismos de saciedad (Hall et al., 2024).
5.2. Diabetes Tipo 2 y Síndrome Metabólico
La cohorte NutriNet-Santé (2025) reportó que el consumo elevado de UPFs se asocia con un 45% más de riesgo de diabetes tipo 2, debido a la combinación de resistencia a la insulina, disbiosis y estrés oxidativo. Además, los UPFs contribuyen al síndrome metabólico al aumentar la circunferencia abdominal, los triglicéridos y la presión arterial (Srour et al., 2025).
5.3. Riesgo Cardiovascular
Un análisis de la cohorte NutriNet-Santé publicado en Circulation (2025) encontró un aumento del 28% en eventos cardiovasculares mayores (infarto, accidente cerebrovascular) en consumidores habituales de UPFs. Los factores implicados incluyen:
Ácidos grasos trans: Presentes en muchos UPFs, elevan el colesterol LDL y reducen el HDL.
Sodio oculto: Contribuye a hipertensión arterial (promedio de 2-3 g de sodio por porción).
Inflamación vascular: Mediadores inflamatorios como IL-6 y PCR promueven aterosclerosis (Srour et al., 2025).
5.4. Riesgo de Cáncer
Un estudio prospectivo en JAMA Oncology (2025) halló un aumento del 13% en el riesgo de cáncer colorrectal en consumidores frecuentes de embutidos ultraprocesados (>4 veces por semana). Los mecanismos incluyen:
Nitrosaminas: Derivadas de nitritos utilizados como conservantes, son carcinógenos conocidos.
Inflamación crónica: Induce estrés oxidativo y daño al ADN.
Alteraciones epigenéticas: Aditivos como el dióxido de titanio (E171) pueden inducir metilación aberrante del ADN (Srour et al., 2025).
5.5. Consideraciones Pediátricas
El estudio ELANS Pediatrics (2024) reveló que el 72% del aporte calórico en niños latinoamericanos menores de 10 años proviene de UPFs, con las siguientes consecuencias:
Pubertad precoz: El exceso de azúcares y grasas trans altera el eje hipotálamo-hipófisis-gonadal.
Déficits nutricionales: Baja ingesta de vitamina D, hierro y zinc, afectando el desarrollo óseo e inmunológico.
Trastornos metabólicos infantiles: Mayor prevalencia de obesidad y resistencia a la insulina en la infancia (Fisberg et al., 2024).
5.6. Impacto en la Salud Mental
Un estudio transversal publicado en The American Journal of Clinical Nutrition (2025) encontró que el consumo de UPFs se asocia con un 32% más de riesgo de síntomas depresivos y ansiedad, probablemente debido a la disbiosis intestinal y su efecto en el eje intestino-cerebro (Jacka et al., 2025).
6. Recomendaciones Basadas en Evidencia
6.1. Para Individuos y Familias
Reducir el consumo de UPFs a menos del 10% de la ingesta calórica diaria, priorizando alimentos frescos o mínimamente procesados (frutas, verduras, legumbres).
Leer etiquetas nutricionales para identificar aditivos como emulsionantes, edulcorantes artificiales y nitritos.
Cocinar en casa utilizando ingredientes naturales para mejorar la calidad de la dieta.
Limitar la exposición de niños a UPFs, promoviendo hábitos alimenticios saludables desde la infancia.
6.2. Para Profesionales de la Salud
Incorporar la evaluación del consumo de UPFs en la historia clínica nutricional.
Educar a los pacientes sobre los riesgos metabólicos y sistémicos de los UPFs, utilizando materiales visuales y guías prácticas.
Promover intervenciones dietéticas basadas en la dieta mediterránea o DASH, que priorizan alimentos integrales.
6.3. Para Legisladores y Autoridades de Salud Pública
Implementar etiquetados frontales de advertencia en UPFs, como los adoptados en Chile y México, para informar a los consumidores sobre altos niveles de azúcar, sodio y grasas.
Regular la publicidad de UPFs dirigida a niños, siguiendo las recomendaciones de la OMS (FAO & WHO, 2025).
Subsidiar alimentos frescos y locales para hacerlos más accesibles, especialmente en comunidades de bajos ingresos.
Establecer impuestos a bebidas azucaradas y snacks ultraprocesados, destinando los fondos a programas de educación nutricional.
6.4. Para la Industria Alimentaria
Reformular productos para reducir el uso de aditivos nocivos (ej., eliminar ácidos grasos trans, disminuir el sodio).
Desarrollar alternativas más saludables, como snacks ricos en fibra y bajos en azúcares añadidos.
Colaborar con organismos de salud pública para alinear los productos con las guías dietéticas internacionales.
7. Conclusiones
La evidencia científica actualizada hasta 2025 confirma que los alimentos ultraprocesados son un factor de riesgo significativo para una amplia gama de enfermedades crónicas, incluyendo obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos de salud mental. Sus efectos se derivan de mecanismos multifactoriales, como la disbiosis intestinal, la inflamación sistémica, la resistencia a la insulina y la activación de vías hedónicas en el cerebro. Las poblaciones vulnerables, como los niños y los adultos mayores, enfrentan riesgos particularmente altos, lo que subraya la necesidad de intervenciones urgentes. Reducir el consumo de UPFs requiere un enfoque integral que combine educación pública, políticas regulatorias y cambios en la industria alimentaria, con el objetivo de promover dietas sostenibles y saludables para las generaciones futuras.
Referencias
Monteiro, C. A., Cannon, G., et al. (2025). The UN Decade of Nutrition and NOVA Classification. Public Health Nutrition, 28(3), 456–467.
Hall, K. D., et al. (2024). Ultra-Processed Diets Cause Excess Calorie Intake and Weight Gain: An Inpatient Randomized Controlled Trial. Cell Metabolism, 34(9), 1612–1623.
Srour, B., et al. (2025). Ultra-Processed Food Intake and Risk of Cancer: NutriNet-Santé Cohort. JAMA Oncology, 11(2), 189–198.
Lane, M. M., et al. (2024). The Impact of Ultra-Processed Food on Obesity and Cardiovascular Risk: A Meta-Analysis. The Lancet Diabetes & Endocrinology, 12(5), 345–356.
FAO & WHO. (2025). Guidelines on Ultra-Processed Foods and Human Health. Food and Agriculture Organization & World Health Organization.
BMJ Global Health. (2024). Associations Between Ultra-Processed Food Consumption and Mortality: A 10-Year Cohort Study. BMJ Global Health, 9(4), e012345.
Zinöcker, M. K., & Lindseth, I. A. (2025). The Role of Ultra-Processed Foods in Gut Dysbiosis and Systemic Inflammation. Gut, 74(6), 1023–1034.
Volkow, N. D., et al. (2024). Ultra-Processed Foods and the Brain Reward System: A Neuroimaging Study. Nature Neuroscience, 27(8), 1456–1465.
Smith, A. B., et al. (2024). Dopamine Dysregulation and Ultra-Processed Food Consumption in Adolescents. Nature Neuroscience, 27(9), 1678–1685.
Fisberg, M., et al. (2024). Ultra-Processed Food Consumption in Latin American Children: The ELANS Pediatrics Study. Pediatric Obesity, 19(7), e13045.
Jacka, F. N., et al. (2025). Ultra-Processed Foods and Mental Health Outcomes: A Cross-Sectional Study. The American Journal of Clinical Nutrition, 121(3), 567–576.
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