El osteosarcoma es un cáncer óseo agresivo que se origina en los osteoblastos, afectando principalmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes. Suele desarrollarse en los huesos largos como el fémur, la tibia y el húmero, cerca de las articulaciones. Los síntomas incluyen dolor óseo, hinchazón y posibles fracturas debido a la debilidad ósea. El diagnóstico se realiza mediante radiografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y biopsias, con posibles estudios adicionales para detectar metástasis.
El tratamiento del osteosarcoma combina quimioterapia, cirugía y, en algunos casos, radioterapia. La quimioterapia se usa para reducir el tumor antes de la cirugía y eliminar células cancerosas remanentes. La cirugía puede implicar la resección del tumor y la reconstrucción del hueso, o la amputación en casos graves. El pronóstico ha mejorado con los avances médicos, pero la detección temprana y un tratamiento agresivo son esenciales para aumentar las tasas de supervivencia.
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