💀 Bidones Radiactivos en el Atlántico (1946–1990): Una Herencia Tóxica del Siglo XX
🧭 Introducción
Entre 1946 y 1990, varios países europeos vertieron más de 220,000 bidones con residuos radiactivos al océano Atlántico, marcando una de las operaciones de desecho más alarmantes de la historia nuclear mundial. Estos vertidos se realizaron bajo una lógica técnica y militar de la posguerra, con la supuesta garantía de aislamiento marino profundo como barrera natural. Sin embargo, hoy en día se desconoce el estado de estos contenedores, muchos de los cuales podrían estar corroídos, fracturados o desplazados en el lecho marino.
🌍 Contexto histórico y geopolítico: La Guerra Fría como detonante
Tras la Segunda Guerra Mundial, el auge del desarrollo nuclear civil y militar en Europa occidental —particularmente en Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Italia, Suiza y Suecia— llevó al acúmulo de residuos radiactivos sin una política clara de disposición final. La falta de tecnología de confinamiento geológico profundo y el secretismo estratégico de la Guerra Fría empujaron a estos países a elegir el océano como vertedero "seguro", lejos de miradas públicas, activistas o tratados internacionales efectivos.
Los vertidos se hicieron principalmente en el Atlántico nororiental, amparados en convenciones limitadas de la época y bajo criterios técnicos rudimentarios. La mayor parte de los residuos provenían de plantas nucleares civiles (reactores de fisión, reprocesado de combustible gastado) y de programas militares (reactores navales, desmantelamiento de ojivas, investigación NBQR - Nuclear, Biológica, Química, Radiológica).
⚠️ Datos técnicos de los vertidos (por año y tonelaje)
A continuación, se presentan algunos de los registros más documentados y alarmantes:
-
Reino Unido e Irlanda:
- 33 Tn (1951)
- 57 Tn (1953)
-
Frente a Francia y Reino Unido:
- 253 Tn (1962)
- 5809 Tn (1963)
- 4392 Tn (1964)
- 2804 Tn (1965-66)
- 9178 Tn (1969)
- 4838 Tn (1968-70)
-
Zona central del Atlántico (al oeste de España y Portugal):
- 10895 Tn (1967)
- 25940 Tn (1971-76)
- 48585 Tn (1977-82) — el mayor vertido documentado
-
Primeros vertidos documentados:
- 9 Tn (1949)
Estas cifras corresponden a bidones de acero o tambores de cemento/bitumen sellados con residuos de media y baja actividad, y en menor medida, residuos de alta actividad encapsulados.
⚗️ Naturaleza de los residuos
Los bidones contenían:
- Isótopos radiactivos de vida media larga, como Cesio-137, Estroncio-90, Plutonio-239 y Cobalto-60.
- Residuos líquidos solidificados con betún, alquitrán o cemento.
- Materiales contaminados de plantas nucleares.
- Equipos y componentes irradiados.
Aunque se intentó aislar los contenidos, el diseño de los bidones no contemplaba resistir más de 50-100 años bajo presión y corrosión salina, con lo cual la integridad actual es incierta o comprometida.
🌊 Perspectiva oceanográfica y ambiental
Los vertidos se realizaron principalmente en el Atlántico noreste, una zona de corrientes profundas que fluyen hacia el Ártico y el Mar del Norte, y otras hacia el Canal de la Mancha. Esto genera preocupación sobre:
- Posible dispersión de radionúclidos hacia costas europeas (España, Francia, Portugal, Reino Unido).
- Bioacumulación en peces demersales y bentónicos (merluza, bacalao, rape) y mariscos filtradores.
- Efectos sobre la cadena alimentaria marina, incluyendo cetáceos, aves marinas y seres humanos.
- Aumento del riesgo cancerígeno y mutagénico en zonas costeras si los bidones fallan.
Al no existir un sistema de monitoreo continuo, la magnitud del impacto es desconocida, aunque algunos estudios independientes de radiotrazadores han mostrado valores anómalos en sedimentos y fauna.
⚓ Implicaciones marítimas y militares
Las zonas afectadas se ubican en rutas navales internacionales, zonas de patrulla de submarinos nucleares y ejercicios de la OTAN. Las consecuencias:
- Peligro para submarinos nucleares (interferencia con sensores o exposición accidental).
- Inseguridad para operaciones de pesca industrial, que podrían extraer bidones enredados en redes.
- Riesgo para cables de telecomunicaciones submarinos y plataformas oceanográficas.
La mayoría de los vertidos fueron clasificados como secretos militares, incluso décadas después, y solo tras presión internacional algunos países reconocieron sus prácticas.
🌐 Legislación y respuesta internacional
Antes de los años 70, no existía una legislación internacional vinculante que prohibiera el vertido de residuos radiactivos al mar. A partir de los años 70:
- Convenio de Londres (1972) sobre la prevención de la contaminación marina por vertimiento.
- Convención OSPAR (1992) para proteger el medio marino del Atlántico Nordeste, en vigor desde 1998.
- La AIEA y la OCDE/NEA publicaron recomendaciones, pero ningún país fue sancionado retroactivamente.
En la práctica, nadie ha recuperado un solo bidón y no existen planes oficiales de extracción o neutralización, debido al alto costo, complejidad técnica y riesgos de liberación radiactiva.
🔬 Ciencia actual: ¿qué se sabe en 2025?
Los estudios oceanográficos con espectrometría gamma y análisis isotópicos han detectado:
- Niveles elevados de plutonio-239/240 y americio-241 en sedimentos del Atlántico.
- Trazas de radionúclidos en especies pelágicas y bentónicas.
- Migración de partículas radiactivas asociadas a eventos tectónicos, actividad volcánica y corrientes submarinas.
No se ha descartado un evento catastrófico en el que múltiples bidones colapsen por fallo estructural o movimiento sísmico submarino, especialmente en zonas cercanas a fallas geológicas.
🛑 Conclusión
El vertido de más de 220,000 bidones con residuos radiactivos en el océano Atlántico entre 1946 y 1990 constituye una de las mayores amenazas latentes para la seguridad ambiental de Europa Occidental. La falta de trazabilidad, el hermetismo militar, la obsolescencia de los contenedores y la ausencia de planes de recuperación elevan el riesgo a niveles inaceptables en el contexto actual de sostenibilidad, derechos intergeneracionales y seguridad marítima.
El caso debe reabrirse en instancias como la ONU, la AIEA, OSPAR y el Parlamento Europeo, exigiendo:
- Un censo actualizado de los bidones.
- Monitoreo radiológico submarino permanente.
- Evaluación de factibilidad para su recuperación controlada o contención secundaria.
📚 Referencias clave
- Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA): Reports on Sea Disposal of Radioactive Waste.
- Organización Marítima Internacional (IMO): London Convention Archives.
- OSPAR Commission: Reports on Radioactive Substances in the North-East Atlantic.
- OCDE/NEA: Historical Sea Disposal Records and Assessments.
- Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI): Oceanic Radionuclide Dispersion Research.
- Greenpeace Reports (1990s–2020s): Nuclear Waste Dumping in the Oceans.
🧪 El océano no es un vertedero eterno. La ciencia y la ética exigen responsabilidad y acción frente a las decisiones del pasado.
Firmado:
🩺 DrRamonReyesMD


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