TIPOS DE ACCESO VASCULAR PARA DIÁLISIS: ANÁLISIS CIENTÍFICO DE SUS INDICACIONES, VENTAJAS Y RIESGOS
Por DrRamonReyesMD
Introducción
La terapia de hemodiálisis requiere un acceso vascular fiable, duradero y funcional. Existen tres principales tipos de acceso vascular para los pacientes con enfermedad renal terminal: la fístula arteriovenosa autógena (FAV), el injerto arteriovenoso no autógeno (AVG) y el catéter venoso central (CVC). Cada uno de estos métodos tiene indicaciones específicas, ventajas clínicas y complicaciones asociadas que deben considerarse cuidadosamente para optimizar el tratamiento dialítico y la calidad de vida del paciente.
Este artículo ofrece un análisis exhaustivo, basado en fuentes médicas como JAMA, sobre los pros y contras de cada acceso vascular, abarcando duración, riesgos, grado de satisfacción del paciente y recomendaciones clínicas actualizadas al 2025.
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1. Fístula Arteriovenosa Autógena (FAV)
Procedimiento e indicaciones:
La FAV consiste en una anastomosis quirúrgica entre una arteria y una vena, habitualmente en el antebrazo o brazo, para crear una vía de alto flujo sanguíneo. Esta fístula permite que la vena se hipertrofie y madure, permitiendo su canulación repetida para hemodiálisis. Es considerada el acceso de elección por su baja tasa de infecciones y mayor duración funcional.
Tiempo de utilización y duración:
Tiempo de maduración: 2 a 6 meses.
Riesgo de fallo de maduración: 20–60 %.
Puede requerir múltiples intervenciones para facilitar su maduración.
Riesgos de posibles complicaciones:
Estenosis: 11 %–16 % de riesgo.
Trombosis (oclusión del flujo sanguíneo).
Aneurisma: dilatación segmentaria de la vena por punciones repetidas.
Síndrome de robo: hipoperfusión distal por derivación del flujo (isquemia de la mano).
Insuficiencia cardíaca de alto gasto en pacientes con cardiopatía previa.
Infecciones: menos frecuentes que con otros accesos.
Satisfacción del paciente:
Alta: permite baño, ducha y uso funcional del brazo sin restricciones importantes.
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2. Injerto Arteriovenoso No Autógeno (AVG)
Procedimiento e indicaciones:
El AVG utiliza un tubo protésico (generalmente de politetrafluoroetileno o PTFE) entre una arteria y una vena cuando las venas del paciente no son aptas para una FAV. Puede usarse urgentemente tras una breve maduración.
Tiempo de utilización y duración:
Canulación en 2 a 4 semanas.
Incluso en 72 horas si es un injerto especial precoz.
Permite canulación rápida y es ideal cuando no hay venas adecuadas.
Riesgos de posibles complicaciones:
Estenosis: riesgo del 35 %–70 %, mayor que en FAV.
Pseudoaneurisma: formación de bolsas pulsátiles por degeneración del injerto.
Trombosis frecuente.
Síndrome de robo e isquemia distal.
Infección del injerto es más común que en fístulas nativas.
Satisfacción del paciente:
Moderada. Permite higiene personal, pero hay mayor frecuencia de complicaciones y menor duración funcional que la FAV.
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3. Catéter Venoso Central (CVC)
Procedimiento e indicaciones:
El CVC consiste en un tubo colocado en una vena central (generalmente la yugular interna derecha) que permite acceso inmediato para hemodiálisis. Se utiliza como opción temporal mientras madura una FAV o AVG o cuando no hay otras opciones viables.
Tiempo de utilización y duración:
Inmediatamente utilizable.
Utilización a corto o largo plazo.
Requiere cambios periódicos y vigilancia estricta.
Riesgos de posibles complicaciones:
Infecciones graves (bacteriemias, sepsis).
Trombosis venosa central con obstrucción del flujo.
Mala eficacia dialítica por bajo flujo o mal posicionamiento.
Mayor mortalidad asociada a uso prolongado.
Estrechamiento venoso crónico (estenosis de vasos centrales).
Limitaciones físicas: no se puede nadar, ducharse libremente ni realizar ejercicios con agua.
Satisfacción del paciente:
Baja. Alta carga de complicaciones, restricciones físicas y riesgo vital aumentado.
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Comparación final y recomendaciones
Acceso vascular Duración Complicaciones Satisfacción Inicio de uso
FAV Alta Baja Alta Tardío (2–6 m)
AVG Media Media/Alta Media Intermedio (2–4 sem)
CVC Baja Alta Baja Inmediato
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Conclusión
El acceso vascular ideal para diálisis debe individualizarse según el estado clínico, la anatomía vascular y el pronóstico del paciente. La fístula arteriovenosa autógena (FAV) continúa siendo el estándar de oro por su longevidad y bajo riesgo infeccioso, pero requiere planificación temprana. El injerto protésico (AVG) es útil cuando las venas no permiten una FAV, pero conlleva mayor tasa de complicaciones. Finalmente, el CVC debe reservarse para uso temporal o en casos sin otra alternativa viable, por su elevada morbilidad.
La elección informada, la vigilancia periódica del acceso y el trabajo coordinado entre nefrólogos, cirujanos vasculares y personal de enfermería especializado son claves para reducir las complicaciones y mejorar los resultados en
pacientes en hemodiálisis.
DrRamonReyesMD


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