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Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en el blog EMS Solutions International está editada y elaborada por profesionales de la salud. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario. by Dr. Ramon REYES, MD

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.
Fuente Ministerio de Interior de España

lunes, 11 de marzo de 2024

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5. Fuente Ministerio de Interior de España



https://www.dsn.gob.es/es/nivel-alerta-antiterrorista

https://www.interior.gob.es/opencms/es/prensa/nivel-alerta-terrorista/

Nivel de Alerta Antiterrorista

¿Qué es el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista?

El Plan de Prevención y Protección Antiterrorista establece las directrices generales que, partiendo de un esfuerzo permanente en el ámbito preventivo, permitan asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de los dispositivos preventivos en caso necesario,  entendidos éstos como el conjunto de acciones llevadas a cabo con anterioridad a que se materialice un atentado terrorista con el objetivo de evitar que se produzca.
Las medidas del Plan estarán principalmente dirigidas a la protección de los siguientes objetivos:
  • Instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos y de tecnología de la información sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios esenciales.
  • Centros y organismos públicos u oficiales, así como cualesquiera otros activos, ya sean personas, bienes, servicios, tecnología de la información u otros intangibles, cuya destrucción, ataque o degradación suponga un daño importante conforme a la valoración ponderada de los siguientes criterios: daños a la vida humana, vulneración de derechos fundamentales, afectación al normal funcionamiento de las instituciones o de los sectores estratégicos, afectación al orden púbico o la convivencia, impacto público, social o simbólico y pérdidas económicas o patrimoniales.

¿Qué es el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

El Nivel de Alerta Antiterrorista consiste en una escala compuesta por varios niveles complementarios, cada uno de los cuales se encuentra asociado a un grado de riesgo, en función de la valoración de la amenaza terrorista que se aprecie en cada momento.

¿Cuántos niveles hay?

La clasificación prevista en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista cuenta con cinco niveles de activación asociados a un determinado nivel de riesgo: el Nivel 1 corresponde a riesgo bajo, el Nivel 2 ariesgo moderado, el Nivel 3 a riesgo medio, el Nivel 4 a riesgo alto y el Nivel 5 a riesgo muy alto.

¿Qué implica cada uno de los niveles?

Cada nivel lleva aparejada la inmediata puesta en marcha de un grupo de medidas específicas adaptadas a la naturaleza de la amenaza.

¿Qué puedo hacer si veo algo sospechoso?

La colaboración ciudadana es fundamental para combatir el terrorismo. Si tiene conocimiento, indicio o sospecha de actividades que pudieran estar relacionadas con este tipo de delincuencia grave, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062). Recuerde que también tiene a su disposición la aplicación móvil gratuita Alertcops, que le permite enviar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado una alerta geolocalizada de delito o situación de riesgo.

¿Quién decide la activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

La activación de cada NAA compete al ministro del Interior, a través de la Secretaría de Estado de Seguridad, en base a los informes de valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma que elabora un comité integrado por expertos en la lucha antiterrorista.

¿Cuáles son los criterios de activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

La activación de cada NAA depende de la valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma. Por un lado, la amenaza se valorará en función de la intención, la capacidad y la probabilidad de comisión de un atentado terrorista.  Por otro, su correlación se valorará en función de la vulnerabilidad de los potenciales objetivos de ataque y su posible impacto o repercusión.

¿Cuándo se crea el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

Los Niveles de Alerta Antiterrorista fueron introducidos en España por primera vez por el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista de 9 de marzo del 2005 como consecuencia de los atentados ocurridos en Madrid del 11 de marzo del 2004. Este primer Plan establecía 3 niveles.
En 2009, la Instrucción 4/2009 de la Secretaría de Estado de Seguridad modificó el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, introduciendo una escala de 4 niveles, con dos intensidades.
El actual sistema de niveles entró en vigor en mayo del 2015 como consecuencia de la publicación de la Instrucción 3/2015 de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que se actualizó el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista con el fin de mejorar, por un lado, la protección de los potenciales objetivos de las organizaciones terroristas y reforzar, por otro, las capacidades de investigación y neutralización de la amenaza.

Cronología de los Niveles de Alerta Antiterrorista (NAA) en España



España está en NIVEL 4 DE ALERTA POR RIESGO ALTO DE ATAQUE TERRORISTA (el máximo nivel es el 5, riesgo inminente de ataque).
Francia ha incrementado su nivel de alerta de forma intensa.
En caso de ATAQUE TERRORISTA sigan estos consejos de AUTOPROTECCIÓN.

Nivel de Alerta Antiterrorista

Plan de Prevención y Protección Antiterrorista

El Plan de Prevención y Protección Antiterrorista establece las directrices generales que, partiendo de un esfuerzo permanente en el ámbito preventivo, permitan asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de los dispositivos preventivos en caso necesario, entendidos éstos como el conjunto de acciones llevadas a cabo con anterioridad a que se materialice un atentado terrorista con el objetivo de evitar que se produzca.

Las medidas del Plan estarán principalmente dirigidas a la protección de los siguientes objetivos:

Instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos y de tecnología de la información sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios esenciales.

Centros y organismos públicos u oficiales, así como cualesquiera otros activos, ya sean personas, bienes, servicios, tecnología de la información u otros intangibles, cuya destrucción, ataque o degradación suponga un daño importante conforme a la valoración ponderada de los siguientes criterios: daños a la vida humana, vulneración de derechos fundamentales, afectación al normal funcionamiento de las instituciones o de los sectores estratégicos, afectación al orden púbico o la convivencia, impacto público, social o simbólico y pérdidas económicas o patrimoniales.

Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)

El Nivel de Alerta Antiterrorista consiste en una escala compuesta por varios niveles complementarios, cada uno de los cuales se encuentra asociado a un grado de riesgo, en función de la valoración de la amenaza terrorista que se aprecie en cada momento. La clasificación prevista en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista cuenta con cinco niveles de activación asociados a un determinado nivel de riesgo: el Nivel 1 corresponde a riesgo bajo, el Nivel 2 a riesgo moderado, el Nivel 3 a riesgo medio, el Nivel 4 a riesgo alto y el Nivel 5 a riesgo muy alto.

 

Nivel actual


¿Qué implica cada uno de los niveles?

Cada nivel lleva aparejada la inmediata puesta en marcha de un grupo de medidas específicas adaptadas a la naturaleza de la amenaza.

Activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)

La activación de cada NAA compete al ministro del Interior, a través de la Secretaría de Estado de Seguridad, en base a los informes de valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma que elabora un comité integrado por expertos en la lucha antiterrorista.

 

¿Qué puedo hacer si veo algo sospechoso?

La colaboración ciudadana es fundamental para combatir el terrorismo. Si tiene conocimiento, indicio o sospecha de actividades que pudieran estar relacionadas con este tipo de delincuencia grave, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062). Recuerde que también tiene a su disposición la aplicación móvil gratuita Alertcops, que le permite enviar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado una alerta geolocalizada de delito o situación de riesgo.

En la página https://stop-radicalismos.ses.mir.es/ podrá comunicar cualquier incidencia o problemática que, posiblemente, suponga el inicio o desarrollo de un proceso de radicalización o de gestación de conductas extremistas, intransigentes o de odio por razones racistas, xenófobas, de creencias, o de ideologías.

 

Obtenga más información en http://www.interior.gob.es/


¿Qué es el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista?

El Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista sigue la estrategia nacional e internacional basada en cuatro pilares, Prevenir, Proteger, Perseguir, así como la preparación de la Respuesta, y establece las directrices generales que, partiendo de un esfuerzo permanente en el ámbito preventivo, permitan asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de los dispositivos preventivos en caso necesario, entendidos éstos como el conjunto de acciones llevadas a cabo con anterioridad a que se materialice un atentado terrorista con el objetivo de evitar que se produzca.

Las medidas del Plan estarán principalmente dirigidas a la protección de los siguientes objetivos:

  • Instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos y de tecnología de la información sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios
  • Centros y organismos públicos u oficiales, así como cualesquiera otros activos, ya sean personas, bienes, servicios, tecnología de la información u otros intangibles, cuya destrucción, ataque o degradación suponga un daño importante conforme a la valoración ponderada de los siguientes criterios: daños a la vida humana, vulneración de derechos fundamentales, afectación al normal funcionamiento de las instituciones o de los sectores estratégicos, afectación al orden púbico o la convivencia, daños medioambientales, impacto público, social o simbólico, pérdidas económicas o patrimoniales y pérdidas o sustracción de información en ámbitos de especial interés para la Seguridad Nacional.

Así mismo está prevista la Respuesta junto a los mecanismos de coordinación tras la comisión de ataques terroristas, mediante la activación de la Mesa de Coordinación del Ministerio del Interior con carácter reforzado, en permanente comunicación con el Centro de Crisis Territorial en el ámbito de las Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno, a través del Centro Permanente de Información y Coordinación (CEPIC) de la Dirección General de Coordinación y Estudios.

¿Qué es el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

El Nivel de Alerta Antiterrorista consiste en una escala compuesta por varios niveles complementarios, cada uno de los cuales se encuentra asociado a un grado de riesgo, en función de la valoración de la amenaza terrorista que se aprecie en cada momento.

¿Cuántos niveles hay?

La clasificación prevista en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista cuenta con cinco niveles de activación asociados a un determinado nivel de riesgo: el Nivel 1 corresponde a riesgo bajo, el Nivel 2 a riesgo moderado, el Nivel 3 a riesgo medio, el Nivel 4 a riesgo alto y el Nivel 5 a riesgo muy alto.

¿Qué implica cada uno de los niveles?

Cada nivel lleva aparejada la inmediata puesta en marcha de un grupo de medidas específicas adaptadas a la naturaleza de la amenaza.

¿Quién decide la activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

La activación de cada NAA compete al ministro del Interior, a través de la Secretaría de Estado de Seguridad, en base a los informes de valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma que elabora un comité integrado por expertos en la lucha antiterrorista.

¿Cuáles son los criterios de activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

La activación de cada NAA depende de la valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma. Por un lado, la amenaza se valorará en función de la intención, la capacidad y la probabilidad de comisión de un atentado terrorista. Por otro, su correlación se valorará en función de la vulnerabilidad de los potenciales objetivos de ataque y su posible impacto o repercusión.

¿Cuándo se crea el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?

Los Niveles de Alerta Antiterrorista fueron introducidos en España por primera vez por el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista de 9 de marzo del 2005 como consecuencia de los atentados ocurridos en Madrid del 11 de marzo del 2004. Este primer Plan establecía 3 niveles.

En 2009, la Instrucción 4/2009 de la Secretaría de Estado de Seguridad modificó el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, introduciendo una escala de 4 niveles, con dos intensidades. En 2015, la Instrucción 3/2015 de la Secretaría de Estado de Seguridad, estableció una escala de 5 niveles.

Las actuales medidas asociadas a los distintos niveles de alerta antiterrorista, entraron en vigor en febrero del 2022 como consecuencia de la publicación de la Instrucción 2/2022 de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que se actualizó el Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista con el fin de mejorar, por un lado, la protección de los potenciales objetivos de las organizaciones terroristas, las capacidades de investigación y neutralización de la amenaza y reforzar, por otro, la Respuesta y los mecanismos de coordinación tras la comisión de ataques terroristas.

¿Qué puedo hacer si veo algo sospechoso?

La colaboración ciudadana es fundamental para combatir el terrorismo. Si tiene conocimiento, indicio o sospecha de actividades que pudieran estar relacionadas con este tipo de delincuencia grave, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062). Recuerde que también tiene a su disposición la aplicación móvil gratuita ALERTCOPS, desarrollada por la Secretaría de Estado de Seguridad dependiente del Ministerio del Interior, que está disponible para sistemas operativos Android e iOS, siendo su descarga e instalación gratuita. La aplicación facilita la comunicación de los ciudadanos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y permite enviar de una forma sencilla e intuitiva una alerta sobre una situación de riesgo de la que es víctima o testigo, además se pueden remitir fotografías y vídeos en directo de situaciones comprometidas que ellos mismos están sufriendo o presenciando y, también, mediante la geolocalización de las alertas enviadas por éstos, se puede conocer con exactitud qué patrulla se encuentra más próxima y agilizar así la respuesta de las Fuerzas de Seguridad, para ser atendido de manera rápida y eficiente.

En caso de detectar focos de radicalismo violento o posibles casos de radicalización, el ciudadano podrá aportar información al Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización (CCIR) del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), a través de alguno de los siguientes medios:

En caso de atentado terrorista, los ciudadanos disponen de unas orientaciones básicas de actuación para su seguridad, recogidas en la Instrucción 6/2017, de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que se imparten recomendaciones para la ciudadanía en materia de autoprotección y criterios de actuación ante la comisión de atentados terroristas.

Descarga Recomendaciones de autoprotección en caso de atentado terrorista

Cronología de los Niveles de Alerta Antiterrorista (NAA) en España

Descarga Cronología NAA en España








#ULTIMAHORA: #Alerta #terrorista en #Barcelona. El Dept. de Estado de #EEUU acaba de alertar de un #posible #atentado en #Navidad o en #Añonuevo en #LasRamblas, especificando #zonasturísticas, de #transporte y otras áreas públicas, especialmente donde puedan acceder #vehículos. by 
@TravelGov 


Terrorist alert in #Barcelona. The Dept. Of the U.S. state has just alerted a #posible attack on Christmas or New Year in #LasRamblas, specifying tourist areas, transportation and other public areas, especially where they can access #vehículos.

️Travel - State Dept
Cuenta verificada
@TravelGov
23 dic.
Más
#Spain: Exercise heightened caution around areas of vehicle movement, including buses, in the Las Ramblas area of Barcelona during Christmas and New Year’s. Terrorists may attack with little or no warning, targeting tourist locations, transportation hubs, and other public areas. 

Fuente 
https://twitter.com/TravelGov/status/1076842247067521024



Dossier Nivel e Alerta Antiterrorista en el Reino de España

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5. Fuente Ministerio de Interior de España

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Las duras condiciones de alcanzar el estado de emergencia 5

Actualmente estamos en estado 4, aunque con el reciente atentado se podría optar por cambiar al último nivel


La noticia del atentado de Barcelona ha sorprendido a todo el mundo: una furgoneta blanca ha irrumpido en la Rambla de la ciudad causando trece muertos y muchos heridos. Como resultado se ha iniciado un importante operativo policial, y las noticias de los hechos se van actualizando de forma constante. No obstante, vista la situación por la que está pasando Barcelona y, por extensión, el país, son muchos los que empiezan a preguntarse si el estado optara por pasar al máximo nivel de alerta, el numero 5.  Muchos, entonces, se formulan la pregunta sobre que efectos comportaría este cambio, y como podría llegar a afectar a las vidas de la ciudadanía. Actualmente, en el estado español estamos en un estado de alerta 4, que destaca por las siguientes características.

—Aumento de la presencia policial.

—Los cuerpos policiales están mejor armados, pueden portar armas tácticas como escopetas o subfusiles e, incluso, blindajes. Las patrullas son más numerosas.

—Edificios clave, tales como hospitales, escuelas, estaciones, monumentos, edificios políticos y, eventualmente, algunas personalidades políticas tienen mayor vigilancia.

—Registros e investigaciones sobre potenciales sospechosos más intensas.

—Alerta y difusión ciudadana.

  

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El estado de emergencia 5, destaca por llevar al extremo todas estas características e implementar de nuevas. En resumen comporta:

—La responsabilidad de protección recae sobre el ejército, que puede tomar las competencias necesarias. Ello comporta establecer la ley marcial, en algunos casos, y darle competencia al ejército para ejercer su voluntad en los tres poderes: ejecutivo, judicial y, de ser necesario, también legislativo. El ejército podrá, y de hecho así lo hará, realizar patrullas armadas por las calles, además podrá requerir la implicación de las otras fuerzas policiales que quedaran sometidas a sus directrices.

—Se podrán implementar toques de queda, a fin de proteger a la población. También podría aplicarse un sistema de racionamiento, escoltas y privaciones de libertad puntuales, siempre con la finalidad de garantizar el orden y la seguridad.

—El ejército, en definitiva, realizará cualquier acción que considere oportuna para garantizar la supervivencia del estado y el máximo bienestar de su ciudadanía. 

—Adicionalmente, se cerrarán o blindarán, en el sentido de militarizarse, convertirse en base o eje neurálgico de operaciones militares edificios importantes como los citados previamente. Las principales figuras políticas del país, serán escoltadas por el ejército, que procurará mantenerlas seguras.

—El estado de emergencia se acaba cuando la amenaza es suprimida, cuando se determina que el peligro ha desaparecido o, en última instancia, cuando las personalidades responsables o el conjunto de la ciudadanía asumen que ya no es necesaria.

—Registros periódicos y al azar, y la obligatoriedad de informar del lugar de residencia, de estudio o de trabajo. Estar siempre documentado.

—El control de las redes de transporte, que podrán cerrarse, o usadas solo por individuos concretos, o solo bajo previa identificación ciudadana.

Se tiene que tener en cuenta que el estado de emergencia 5, es un caso realmente extremo que los estados procuran evitar a toda costa. Pasar este nivel comporta numerosos cambios y con ello, diversas inseguridades, malestares y problemáticas para los ciudadanos. 

Fuente: 
https://espana-diario.es/noticia/82738/les-duras-condiciones-de-alcanzar-el-estado-de-emergencia-5  




ESPAÑA 

MADRID

CREADA
08-10-2019 | 01:05 H
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN
LISTADO DE OBJETIVOS Y PERSONAS ultimo posible yihadista encarcelado en España
Estadio Santiago Bernabéu
Camp Nou
Audiencia Nacional
Aeropuerto de Barajas.
Ministra de Justicia en funciones
Ex fiscal de la Audiencia Nacional especializada en yihadismo–, Dolores Delgado
Titular de Exteriores, Josep Borrell
Portavoz del Ejecutivo y ministra de Educación, Isabel Celaá.
Ex ministro de Interior Juan Ignacio Zoido, ahora eurodiputado.
Gerona y Sant Feliu de Guixols
Complejo Policial de Canillas
Cuartel de la Guardia Real «el Rey» de El Pardo
Comandancia de la Guardia Civil en Sevilla
Jefatura de la Policía Local en Salamanca
Una sucursal de Bankia en la plaza de Cataluña de Barcelona
«Complejos comerciales» como El Corte Inglés de la avenida Puerta del Ángel y El Centre de la Vila, ambos en la ciudad condal.
«Policías y militares», a quienes se propone abatir «con arma corta o blanca» con un inequívoco preludio –«localizar y aniquilar»
Un catedrático de la universidad de Málaga «educador y formador de adultos en centros de instituciones militares».
Posibilidad de atentar contra «multitudes en Semana Santa, fiestas, conciertos»
«método de ataque» se apunta el «selectivo con arma corta» o la colocación de un artefacto tras el «seguimiento» del vehículo.

�#21Sept. Se difunden desde ayer audios y mensajes relacionados con la alerta antiterrorista en #Sevilla.
Desde el 2/8/2018 #MinisteriodelInterior mantiene SIN CAMBIOS el Nivel IV Reforzado de Alerta Antiterrorista
Sigue fuentes oficiales del Ministerio del Interior

#Gobernación @Ayto_Sevilla 


ALERTA TERRORISTA. PLAN DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN ANTITERRORISTA 17/12/2018
Alerta terrorista en Cataluña por la presencia de un posible yihadista visto en Tarragona
Los Mossos d'Esquadra piden a las comisarías y a sus agentes que extremen la precaución ante una amenaza yihadista. El sospechoso, Khalid Makran, ha sido visto en Tarragona, en la Costa Dorada, tiene nacionalidad holandesa y 29 años. En caso de detenerlo, piden a los agentes que tomen medidas de autoprotección. https://www.antena3.com/noticias/espana/alerta-terrorista-cataluna-yihadista-sospechoso-tarragona-video_201812175c174bcd0cf25f8620b61e27.html
NACIONAL - PLAN DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN ANTITERRORISTA
El Ministerio del Interior ha ordenado un reforzamiento de especial intensidad de las medidas de seguridad antiterrorista con motivo de las fiestas de Navidad. Se mantiene vigente el nivel 4 de Activación del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, con un refuerzo a causa de los desplazamientos y las grandes concentraciones derivadas de las celebraciones.
Fuente: Ministerio del Interior y Departamento de Seguridad Nacional
¿Qué es el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista?
El Plan de Prevención y Protección Antiterrorista establece las directrices generales que, partiendo de un esfuerzo permanente en el ámbito preventivo, permitan asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de los dispositivos preventivos en caso necesario, entendidos éstos como el conjunto de acciones llevadas a cabo con anterioridad a que se materialice un atentado terrorista con el objetivo de evitar que se produzca.
Las medidas del Plan estarán principalmente dirigidas a la protección de los siguientes objetivos:
Instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos y de tecnología de la información sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios esenciales.
Centros y organismos públicos u oficiales, así como cualesquiera otros activos, ya sean personas, bienes, servicios, tecnología de la información u otros intangibles, cuya destrucción, ataque o degradación suponga un daño importante conforme a la valoración ponderada de los siguientes criterios: daños a la vida humana, vulneración de derechos fundamentales, afectación al normal funcionamiento de las instituciones o de los sectores estratégicos, afectación al orden púbico o la convivencia, impacto público, social o simbólico y pérdidas económicas o patrimoniales.
¿Qué es el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?
El Nivel de Alerta Antiterrorista consiste en una escala compuesta por varios niveles complementarios, cada uno de los cuales se encuentra asociado a un grado de riesgo, en función de la valoración de la amenaza terrorista que se aprecie en cada momento.
¿Cuántos niveles hay?
La clasificación prevista en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista cuenta con cinco niveles de activación asociados a un determinado nivel de riesgo: el Nivel 1 corresponde a riesgo bajo, el Nivel 2 a riesgo moderado, el Nivel 3 a riesgo medio, el Nivel 4 a riesgo alto y el Nivel 5 a riesgo muy alto.
¿Qué implica cada uno de los niveles?
Cada nivel lleva aparejada la inmediata puesta en marcha de un grupo de medidas específicas adaptadas a la naturaleza de la amenaza.
¿Qué puedo hacer si veo algo sospechoso?
La colaboración ciudadana es fundamental para combatir el terrorismo. Si tiene conocimiento, indicio o sospecha de actividades que pudieran estar relacionadas con este tipo de delincuencia grave, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062). Recuerde que también tiene a su disposición la aplicación móvil gratuita Alertcops, que le permite enviar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado una alerta geolocalizada de delito o situación de riesgo.
¿Quién decide la activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?
La activación de cada NAA compete al ministro del Interior, a través de la Secretaría de Estado de Seguridad, en base a los informes de valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma que elabora un comité integrado por expertos en la lucha antiterrorista.
¿Cuáles son los criterios de activación de un Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?
La activación de cada NAA depende de la valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma. Por un lado, la amenaza se valorará en función de la intención, la capacidad y la probabilidad de comisión de un atentado terrorista. Por otro, su correlación se valorará en función de la vulnerabilidad de los potenciales objetivos de ataque y su posible impacto o repercusión.
¿Cuándo se crea el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA)?
Los Niveles de Alerta Antiterrorista fueron introducidos en España por primera vez por el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista de 9 de marzo del 2005 como consecuencia de los atentados ocurridos en Madrid del 11 de marzo del 2004. Este primer Plan establecía 3 niveles.
En 2009, la Instrucción 4/2009 de la Secretaría de Estado de Seguridad modificó el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, introduciendo una escala de 4 niveles, con dos intensidades.
El actual sistema de niveles entró en vigor en mayo del 2015 como consecuencia de la publicación de la Instrucción 3/2015 de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que se actualizó el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista con el fin de mejorar, por un lado, la protección de los potenciales objetivos de las organizaciones terroristas y reforzar, por otro, las capacidades de investigación y neutralización de la amenaza.
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Fibromas malares y fibromas periungueales en el complejo de esclerosis tuberosa (CET)

Fibromas malares y fibromas periungueales en el complejo de esclerosis tuberosa (CET):

•💡Descripción: El complejo de esclerosis tuberosa (CET) es un trastorno genético caracterizado por el desarrollo de tumores benignos en varios órganos, incluidos el cerebro, la piel, los riñones, el corazón, los pulmones y los ojos. Los fibromas malares y los fibromas periungueales son manifestaciones dermatológicas comúnmente asociadas con el CET.

• Causas:

•Complejo de esclerosis tuberosa: el CET es causado por mutaciones en el gen TSC1 (que codifica la hamartina) o en el gen TSC2 (que codifica la tuberina), lo que provoca una desregulación de la vía del objetivo de la rapamicina en los mamíferos (mTOR) y un crecimiento y proliferación celular anormal.

•Fibromas malares: Son nódulos firmes, de color carne o marrón rojizo que típicamente aparecen en las mejillas o la nariz y están compuestos de tejido fibroso.

•Fibromas periungueales: son nódulos pequeños y firmes que se desarrollan alrededor de las uñas o el lecho ungueal y pueden causar deformidades o distrofia de las uñas.

•🔍Síntomas:

•Fibromas malares: los angiofibromas faciales, también conocidos como adenoma sebáceo, son una característica distintiva del CET y comúnmente se desarrollan durante la niñez o la adolescencia. Pueden ser asintomáticos o causar problemas estéticos debido a su apariencia.

•Fibromas periungueales: estos fibromas suelen aparecer al final de la niñez o en la adolescencia y pueden presentarse como nódulos o crecimientos indoloros alrededor de las uñas, lo que provoca engrosamiento, distorsión o separación de la uña del lecho ungueal.

• Diagnóstico:

•El diagnóstico de CET se basa en criterios clínicos establecidos por la Conferencia Internacional de Consenso del Complejo de Esclerosis Tuberosa, que incluye la presencia de lesiones cutáneas características, características neurológicas y/o manifestaciones sistémicas como angiomiolipomas renales o rabdomiomas cardíacos.

•Se pueden realizar exámenes de la piel, estudios de imágenes (como resonancias magnéticas o ecografías) y pruebas genéticas para confirmar el diagnóstico y evaluar el grado de afectación del órgano.

Eccema herpético "Eczema herpeticum"

Eccema herpético

Eczema herpeticum en una joven que padecía dermatitis atópica. El eccema herpético es una infección diseminada rara pero grave que generalmente ocurre en sitios de daño cutáneo producido por, por ejemplo, dermatitis atópica, quemaduras, uso prolongado de esteroides tópicos o eczema. 

También se conoce como erupción variceliforme de Kaposi. Esta infección afecta múltiples órganos, incluidos los ojos, el cerebro, los pulmones y el hígado, y puede ser fatal. 

Puede tratarse con medicamentos antivirales sistémicos, como aciclovir o valganciclovir.

Manual de Urgencias Neurológicas. 2023 Sociedad Española de Neurología. pdf gratis

 

Ya se puede consultar la revisión del “Manual de Urgencias Neurológicas” que acabamos de publicar en nuestra web: https://www.sen.es/.../3370-la-sen-publica-la-revision...

La SEN presenta el "Manual de Urgencias Neurológicas"

Es el primer manual que aborda, en una obra conjunta, toda la asistencia específica que requiere el paciente neurológico en urgencias. 

La Sociedad Española de Neurología (SEN) acaba de publicar el "Manual de Urgencias Neurológicas", una herramienta dirigida a todos los profesionales médicos que atienden a pacientes con enfermedades neurológicas, con la que se espera ayudar en la toma decisiones rápidas y precisas en situaciones de emergencia para minimizar las consecuencias de las enfermedades neurológicas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

"En los últimos años, la demanda de asistencia urgente se ha ido incrementando de forma progresiva en nuestro país, así como ha aumentado de forma notable la atención a enfermedades neurológicas en los servicios de urgencias. Todos sabemos que en Neurología, el tiempo es esencial, y cada minuto cuenta en la atención de un paciente: tiempo es cerebro. Por ello, las guardias de Neurología se han convertido en una actividad fundamental en nuestros servicios", comenta el Dr. José Miguel LáinezPresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) .

Y es que, de los 20 millones de urgencias hospitalarias que se atienden al año en España, el 14% son neurológicas y en su gran mayoría son consideradas de nivel I-III (riesgo vital-riesgo vital potencial). Neurología es la segunda especialidad más requerida en los servicios de urgencias.

"Aunque a lo largo de los años, la SEN ya había publicado algunas recomendaciones, e incluso algún manual, acerca de la atención urgente en diferentes patologías, nunca lo habíamos hecho en una obra conjunta que aborde de forma específica y global la asistencia al paciente neurológico en urgencias. Confiamos en que este Manual sirva para dar una respuesta rápida a todas las cuestiones que se le plantean al médico en una situación en la que debe actuar sin demora", señala la Dra. Cristina ÍñiguezVicepresidenta de la Sociedad Española de Neurología.

Editado por los Dres. José Miguel Láinez, Cristina Íñiguez y Susana Arias, más de 60 autores han contribuido en la elaboración de este Manual que se ha organizado tanto por patologías (ictus, traumatismos, enfermedades desmielinizantes, epilepsia, cefaleas…) como por síntomas frecuentes en urgencias (síncope, estado confusional…). Además, se incluyen capítulos dedicados a la realización de la historia clínica orientada hacia la localización topográfica, a las exploraciones complementarias y sus indicaciones o al manejo de las complicaciones neurológicas que surgen en el embarazo.

"En todos los apartados del Manual se describe con gran precisión y de un modo práctico, el manejo de la patología neurológica aguda y de las complicaciones de la patología neurológica crónica. Además, todos los capítulos están ilustrados con figuras, tablas, algoritmos e iconografías con el objetivo de facilitar la toma rápida de decisiones. Esperamos, por lo tanto, que sea una herramienta de gran ayuda para los profesionales sanitarios", explica la Dra. Susana AriasVocal de la Sociedad Española de Neurología.

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domingo, 10 de marzo de 2024

Nutrición en enfermedades renales

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Lessons Learned by the 75th Ranger Regiment during Twenty Years of Tactical Combat Casualty Care

 


Lessons Learned by the 75th Ranger Regiment during Twenty Years of Tactical Combat Casualty Care (TCCC). Download the article from the Army University Press website.

DOWNLOAD pdf

https://www.armyupress.army.mil/Journals/Military-Review/English-Edition-Archives/March-April-2024/Lessons-Learned/

Since the late 1990s, the 75th Ranger Regiment has been a leader and strong advocate for advancing tactical combat casualty care (TCCC). As an early adopter, the Ranger Regiment tailored TCCC to best support the Ranger mission as well as the regimental commander’s intent. Emphasized throughout the organization was command ownership of the casualty response system, a ubiquitous mastery of the basics of TCCC by medical and nonmedical first responders, and a medical provider proficiency in the most current emergency medicine and trauma care practices.1 Combat casualty care was a team effort. The goal was to reduce battlefield morbidity and mortality, and especially to eliminate prehospital preventable death.

Among U.S. military fatalities incurred during the initial ten years of conflict in Afghanistan and Iraq, approximately 24 percent had injuries that were determined to be potentially survivable.2 Injury survivability determinations are based on ideal circumstances, instantaneous knowledge of all injuries, and immediate availability of unlimited Level I trauma capabilities. Trends in injury survivability can help clinicians and researchers identify opportunities for improvements in diagnostics and therapeutics, both for the prehospital and hospital environments.

Among fatalities incurred by the Ranger Regiment over twenty years of combat operations, the regiment maintained zero prehospital preventable deaths.3 Death preventability determinations are based on real-world and actual circumstances, the tactical impacts of the environment and enemy, and other notable factors that impose substantial limitations on optimal and timely care. Trends in death preventability can help medical and nonmedical personnel identify opportunities for improvement in tactics, techniques, and procedures (TTPs); personal protective equipment; and evacuation and care of casualties.

The mission of the 75th Ranger Regiment is to execute joint special operations missions in support of U.S. policy and objectives. The regiment is also considered to be the Army’s premier raid force.4 Capabilities of the regiment include airborne, air assault, and other direct-action raids used to seize key terrain, destroy strategic facilities, and capture or kill enemy forces. Rangers are trained to conduct assaults, ambushes, and other missions at all levels, from squad- to regimental-size operations.

A medic from the 75th Ranger Regiment
A medic from the 75th Ranger Regiment participates in combat trauma management training 15 April 2015 at Fort Benning, Georgia. Mastery of the basics, blood product resuscitation, a command owned casualty response system, and tactical medical planning contributed to lives saved in the Ranger Regiment from 2001 to 2021. (Photo by Pfc. Eric Overfelt, 75th Ranger Regiment)

The table of organization and equipment for the 75th Ranger Regiment is similar to that of a standard light infantry brigade, and the battalions within the Ranger Regiment are comparable to light infantry battalions. As such, lessons learned and best practices from the Ranger Regiment can be readily applied to similar organizations across the U.S. Army and U.S. Marine Corps. Additionally, beyond these organizations, the philosophy and principles of the regiment are pertinent to all U.S. Department of Defense (DOD) units preparing for and conducting combat operations.

The 75th Ranger Regiment is comprised of a regimental headquarters, a special troops battalion, a military intelligence battalion, and three rifle battalions. The Ranger Regiment currently has a total of six physicians, five physician assistants, and 122 medics to support nearly four thousand assigned personnel. The regimental headquarters, the special troops battalion, and each rifle battalion have a physician, physician assistant, and medics. The military intelligence battalion has one physician and one senior medic. The regimental headquarters has four medics and is staffed primarily to advise and support battalion operations and training. The special troops battalion has twenty-seven medics, and each rifle battalion has thirty medics. Medical personnel within the regimental headquarters provide support to personnel within the headquarters and also supplement the battalions as dictated by the mission. Medical personnel within the special troops battalion support personnel within the battalion and the battalion mission. Each rifle battalion has fourteen headquarters company medics. Six of these medics are maintained centrally, and eight ambulance team and treatment squad medics are aligned functionally as two additional medics for each of the four rifle companies. Each of the four rifle companies has four assigned medics, a company senior medic and one medic for each of three platoons. Medical personnel within the battalion headquarters company provide support to personnel within the headquarters and also supplement battalion and line company operational requirements as dictated by the mission. All medics assigned to the 75th Ranger Regiment are trained to the level of Advanced Tactical Practitioners, a tactical paramedic, as military occupational specialty 68W, W1 Special Operations Combat Medics. These ranger medics are the continuity and core of the casualty response system; they are the organizational standard bearers for TCCC.

Ranger lessons learned and best practices for casualty care apply not only to other military units conducting combat operations but also to military units conducting operations other than combat. Additionally, these principles can apply in the civilian sector for untoward events that generate casualties such as vehicle collisions, falls, shootings, bombings, and natural disasters.

The rangers’ focus on mastery of the basics—which includes the five priorities of marksmanship, physical training, medical training, small-unit tactics, and mobility—has created a lethal yet lifesaving force that has been successful in completing the operational mission while simultaneously mitigating preventable death among ranger casualties. A continuous cycle of performance improvement efforts, including capturing and analyzing data and routinely reporting casualty statistics and trends, is paramount for advancing novel diagnostics and therapeutics and evaluating and refining TTPs, personal protective equipment, and systems of casualty response and care. These performance improvement efforts identify gaps and drive quantifiable change that saves lives. Objective data and subsequent evidence-based recommendations can be used to efficiently procure resources; refine personnel, training, and equipment initiatives; and guide force modernization and research efforts. Collecting and analyzing data for performance improvement is cost-effective, as it informs decisions and justifies expenditures of time and monies.

A death rate or mortality rate is a measure of the number of deaths in a specific population that is scaled to the size of the population per unit of time. A case fatality rate (CFR) is the fraction of an exposed group, or a proportion of a population, diagnosed with a certain illness or injury who end up dying from that illness or injury. For combat casualty care of military forces, the CFR is a summary statistic that provides a measure of the overall lethality of the battlefield among military personnel who sustain a battle injury.5 The CFR can assist in assessing the quality of a unit’s casualty response system and provide context to trends in injury survivability and death preventability. Killed in action (KIA) fatalities are defined as battle-injured casualties who die in the Role 1 prehospital environment. Died of wounds (DOW) fatalities are battle-injured casualties who die after arriving at a facility with surgical capability (e.g., Role 2 forward surgical facility, Role 3 combat support hospital, Role 4 overseas or continental hospital). The CFR can be calculated by taking the total number of KIA and DOW, and dividing this number by the total number of casualties with battle injuries that includes KIA and wounded in action (WIA), both survivors and DOW, and then multiplying this quotient by 100:

CFR = (KIA + DOW / KIA + WIA [Survivors + DOW]) x 100

From 2001 to 2021, the U.S. military achieved a cumulative CFR of 9.5, or 9.5 deaths for every one hundred battle-injured casualties, for combat operations in Afghanistan and Iraq.6 During the same time, the Ranger Regiment had a lower cumulative CFR of 7.6.7 The difference between these two numbers is not statistically significant; however, this difference does equate to fifteen lives. In other words, in addition to the ranger lives saved by the advancement of communal efforts by the U.S. military and the Ranger Regiment as a whole, as many as fifteen additional rangers may be alive today due to unique aspects of the casualty response system as established, maintained, and advanced by the Ranger Regiment.

Discussion
Multiple factors may have contributed to the lower CFR achieved by the Ranger Regiment. The regiment has a history of advancing prehospital medicine on the battlefield, serving as early adopters of cutting-edge emergency and trauma medicine, and working to translate efforts across the DOD and civilian trauma systems.8 Additionally, combatant commanders and other nonmedical leaders within the regiment have and continue to recognize the importance of prioritizing combat casualty care.9 Initial and sustainment medical training, with competency assessments during each nine-month operational readiness training cycle, develops and maintains knowledge, skills, and abilities of individual medical and nonmedical first responders throughout the organization. In addition to individual training, unit collective training and the integration of casualty care and evacuation within each battle drill fosters a cohesive team and a mastery of the basics through rehearsals, repetition, and conditioning.

Several TTPs and standard operating procedures can be captured from the Ranger Regiment that have likely contributed to the unit’s maintenance of zero prehospital preventable deaths during combat operations. The authors surmise four key principles as critical in advancing the regiment’s combat casualty care system and are paramount to the unit’s success. These principles are not specific to the counterterrorism fight and will be imperative and applicable to providing casualty care in various environments, intensities, and scale of combat in the future. The Ranger Regiment has and must continue to emphasize (1) a mastery of the basics equating to TCCC training for all that includes an emphasis on immediate hemorrhage control, (2) far-forward blood-product resuscitation, (3) a command-owned and directed casualty response system, and (4) tactical medical planning.

Mastery of the Basics—TCCC for All
Integrating best practices from the contemporary medical literature and lessons learned from prior wars and conflicts, the U.S. military made substantial progress achieving the most current cumulative CFR of 9.5 for the Afghanistan and Iraq conflicts.10 In comparison, this rate is significantly lower than the previously reported 19.1 CFR for World War II and 15.8 CFR for the Vietnam War.11 The Ranger Regiment achieved an even lower CFR of 7.6 for the conflicts in Afghanistan and Iraq.12 A mastery of the basics in TCCC by all rangers, not just medics, was a notable contributor to this low CFR. The regimental commander has directed and continues to direct that all rangers maintain medical training and proficiency as one of the five basic priorities of effort. The regimental commander mandates TCCC training for all each training cycle that is deliberate, planned, and integrated, and then verifies this dedicated training time during the quarterly training brief with each company commander. Adherence and progress are checked during command and staff briefings as battalion commanders must report the percentage of rangers trained on TCCC as part of the unit’s true combat medical readiness statistics. This medical training is based on the Joint Trauma System and Defense Health Agency TCCC for All Service Members course and includes an emphasis on best practices and evidence-based guidelines for prehospital trauma care on the battlefield such as immediate hemorrhage control using tourniquets, pressure dressings, and hemostatic dressings, as well as other TCCC self and buddy care.13 This was initiated in 1997 and codified in the Ranger First Responder program and the Ranger Casualty Response System. The Advanced Ranger First Responder program was established in 2016 and since has trained nonmedics in advanced medical skills beyond the scope of Combat Lifesaver training to augment battlefield medical providers and care.

TCCC training for all, including nonmedics, medics, and medical providers, is made as realistic as possible through combat simulation and holds every ranger and leader accountable for TCCC and medical skills proficiency. In the Ranger Regiment, casualty response and care principles and practices are drilled and trained through the entire system from the point of injury through casualty evacuation and surgical care. This training is an integral component of battle drills, with simulated casualties in realistic scenarios while conducting platoon live-fire exercises or similar maneuver events, and includes self-care, buddy care, and treatment by medics and other medical providers. Instead of concentrating on casualties after training, this training emphasizes responding to casualties during any phase of the operation. This mastery of the basics, and use of realistic training and rehearsals, are required to advance and provide more sophisticated casualty care at the point of injury by ranger medics and Advanced Ranger First Responders. Senior noncommissioned officers and officers evaluate junior noncommissioned officers and officers and their unit’s casualty response system, emphasizing command ownership and a team approach toward casualty scenarios.

A Ranger infantryman from 1st Battalion, 75th Ranger Regiment
A Ranger infantryman from 1st Battalion, 75th Ranger Regiment, who is a qualified Advanced Ranger First Responder, practices providing a blood transfusion from a universal donor to a ranger in need of blood. Rangers carry some whole blood in the field, but when it runs out, predetermined universal donors provide their own blood to keep their fellow rangers alive. Implementing the Ranger O Low Titer (ROLO Whole Blood) Program, Ranger units maintain a list of universal blood donors and train first responders to administer blood transfusions to treat battlefield casualties. ROLO is now a program of record in the U.S. Army, and can be implemented at any unit. (Photo courtesy of the 75th Ranger Regiment)

Through a mastery of the basics, realistic training, and rehearsals, medical and nonmedical first responders and leaders have not had to hope for the best and rise to the occasion. Rather, all have been trained for what is expected and to also expect the unexpected. They anticipate casualties and injuries, especially hemorrhagic injuries, during every phase of the mission. They are also conditioned to provide hemorrhage control and other time-sensitive emergency and trauma care that saves lives. For traumatic events resulting in severe and critical injuries, decreasing time to a required medical capability is essential for reducing morbidity and mortality. Providing timely hemorrhage control and other trauma care basics is a must on the battlefield.

Blood Product Resuscitation
Hemorrhage has been, and likely will continue to be, the most prevalent mechanism of death among fatalities with a potentially survivable injury on the battlefield.14 Key to survival is rapidly controlling the hemorrhage and replacing the blood that was lost. The medical and trauma literature continues to validate further the necessity and mortality benefit of early blood product resuscitation while also demonstrating the harm of providing crystalloid (clear fluid, such as saline) resuscitation in trauma patients.15 Ranger medics have been carrying blood products on combat missions, including freeze-dried plasma since 2011 and cold-stored whole blood since 2014.16 In addition to freeze-dried plasma and cold-stored whole blood, these lifesaving blood products also include packed red blood cells and liquid plasma. The Ranger Regiment has trained, validated, and rehearsed blood product resuscitation indications and implementation procedures throughout the casualty response system to include the regiment’s buddy transfusion Ranger O Low Titer (ROLO Whole Blood) Program. The ability of ranger medics to carry and initiate whole blood and other blood product resuscitation at or near the point of injury for the combat wounded within minutes of injury has had an impact on the regiment’s combat casualty care and mortality. Early whole blood and blood product resuscitation are of critical importance in eliminating preventable combat death and reducing fatality rates.

Command-Owned and Directed Casualty Response System
As described by Gen. Stanley McChrystal, Command Sgt. Maj. Mike Hall, and others in a 2017 article, eliminating preventable combat deaths is an organizational issue that requires leadership from both medical and nonmedical leaders.17 Responsibility, accountability, and ownership are fundamental leadership traits essential for the success and advancement of organizations and the multitude of efforts within those organizations. Leaders direct priorities, set standards, and then monitor and enforce those standards. Effective leaders translate their vision to subordinates and create a shared understanding of buy-in and ownership at all levels, which then drives innovation and improvement.

Command direction and oversight, including allocation of time, money, and personnel, exemplify where the priority of effort and accountability are placed. Combat casualty care must include dedicated and planned training that is formally scheduled. Organizations must allocate resources, including time, to support realistic medical training rather than just relying on informal periods of instruction such as hip pocket training that is conducted impromptu if extra time becomes available. Currently, the 75th Ranger Regiment’s command-directed and planned training during each operational readiness training cycle includes three days of Ranger First Responder (TCCC for all personnel), two weeks of Advanced Ranger First Responder (for at least one infantryman per squad), and two weeks of Ranger Medic Assessment and Validation for all ranger medics.18 This medical training focuses on repetitive hands-on learning to master the basics before applying these basics to realistic simulated casualties using moulage on fellow rangers, instead of mannequins, as training models. Commanders also prioritize combat casualty care by actively budgeting for medical training and modernization. Ranger medical leaders are then able to plan and resource realistic training, supported by tasked, nonmedical rangers allocated by the commander through this prioritization of medical training. Additionally, the ranger medical leaders can modernize expendable items at the pace of medicine through this allocation of funds.

Rangers assigned to Delta Company, 3rd Battalion, 75th Ranger Regiment, overwatch and provide cover for an assault on a night raid during a training exercise at Fort Irwin, California, 24 February 2015
Rangers assigned to Delta Company, 3rd Battalion, 75th Ranger Regiment, overwatch and provide cover for an assault on a night raid during a training exercise at Fort Irwin, California, 24 February 2015. The Rangers specialize in raids and assault missions deep inside enemy territory. (Photo by Pfc. William Lockwood, U.S. Army)

The Ranger Regiment must always be operationally ready at a moment’s notice. Thus, medical training proficiency and mastery must be continually emphasized and maintained to support this ever-present requirement. The organization has developed and instituted standards for nonmedical personnel, medical personnel, and leader medical training. The regimental medical leadership has maintained a performance improvement process to continually gather lessons learned, refine education and training, and standardize and advance care. Ultimately, medical proficiency and a mastery of the basics by all equates to every ranger understanding, training, and rehearsing their individual and collective role in the casualty treatment and evacuation process. This results in a Regimental Casualty Response System with each ranger and each ranger team working at the maximum potential for their training level and expertise.

Tactical Medical Planning
It should be expected that casualties will occur during combat operations. A plan should be in place before each mission. Every aspect of the casualty treatment and evacuation process must function smoothly to eliminate preventable combat death and decrease the CFR. This requires an individualized, well-rehearsed, and well-understood tactical medical plan. In addition to understanding the mission and the commander’s intent, the tactical medical planner must understand the forces and resources arrayed on the battlefield.19 Medical planning and contingency planning in support of ranger missions are bottom-up processes. Platoon and company medics understand the tactical mission and medical plan, and the mortality impacts of time and any delay to receiving blood products and surgery when needed.20 This bottom-up planning process, with the proper leader involvement and understanding, ensures that resources are available, unnecessary evacuation delays are avoided, and the medical plan is practical and understood by all involved, from the lowest person conducting the mission to the highest level leader on the mission command team. The distribution and synchronization of timely and appropriate combat casualty care is dependent on deliberate and thoughtful tactical medical planning. Ultimately, this tactical medical planning may equate to increased survival in casualties with severe and critical injuries.

A tactical medical plan is created by individualized mission medical planning that factors in the nuances and variables of each mission and does not apply a cookie-cutter medical common operating picture to the mission. The medical plan is tailored to the mission. The medical plan includes contingency planning for the evacuation and care of any casualties incurred during each phase of the mission (e.g., infiltration, actions on the objective, and exfiltration). Ranger leaders plan the location of all medical assets during each phase of the operation, including the location of blood products, and incorporate air, ground, and water transport platforms into the evacuation plan for both nonstandard casualty evacuation and standard medical evacuation. Within the restrictions of the tactical mission, time to blood and time to surgery is prioritized and reduced, rather than applying the tactical mission to the strategic medical common operating picture. Through proper tactical medical planning, rehearsals, and training, the entire system comes together to streamline the treatment and evacuation of casualties. This ultimately helps to decrease the CFR and eliminate preventable death on the battlefield.

Conclusion
Throughout twenty years of combat operations in Afghanistan and Iraq, the U.S. military and the 75th Ranger Regiment achieved low cumulative case fatality rates. Additionally, the regiment maintained zero prehospital preventable deaths. More rangers are alive today because of a command-owned and directed casualty response system that trained all rangers and encouraged innovative medical practices and procedures. The regiment’s lessons learned and subsequent requirements are applicable across the DOD. They also apply beyond recent conflicts to future conflicts.

The principles of TCCC mastery and training for all, far-forward blood product resuscitation, command ownership of the casualty response system, and tactical medical planning are applicable to all combat environments, including large-scale combat operations. While large-scale combat operations may require caring for casualties in the prehospital environment for an extended period of time compared to the shorter times experienced during combat operations in Afghanistan and Iraq, the basis of prolonged casualty care is built upon and reliant upon the tenants of TCCC.21 Additionally, leaders in all units can apply these basic elements to their respective populations to similarly reduce combat mortality.

The U.S. military must continue to improve and emphasize mission-critical tasks. Minimizing preventable combat deaths is one of these mission-critical tasks. No father, mother, brother, sister, family member, or friend should have to lose their loved one to a preventable combat death. Additionally, no leader or teammate should have to bear the burden of losing one of their comrades-in-arms to a preventable combat death.

Notes
Russ S. Kotwal et al., “Eliminating Preventable Death on the Battlefield,” Archives of Surgery 146, no. 12 (2011): 1350–58, https://doi.org/10.1001/archsurg.2011.213.
Brian J. Eastridge et al., “Death on the Battlefield (2001–2011): Implications for the Future of Combat Casualty Care,” Journal of Trauma and Acute Care Surgery 73, no. S5 (2012): S431–37, https://doi.org/10.1097/TA.0b013e3182755dcc.
Charles H. Moore et al., “A Review of 75th Ranger Regiment Battle-Injured Fatalities Incurred during Combat Operations from 2001 to 2021,” Military Medicine (30 August 2023): usad331, https://doi.org/10.1093/milmed/usad331.
“75th Ranger Regiment,” U.S. Army Special Operations Command, accessed 28 November 2023, https://www.soc.mil/rangers/75thrr.html.
John B. Holcomb et al., “Understanding Combat Casualty Care Statistics,” Journal of Trauma 60, no. 2 (2006): 397–401, https://doi.org/10.1097/01.ta.0000203581.75241.f1.
Moore et al., “A Review of 75th Ranger Regiment Battle-Injured Fatalities.”
Ibid.
Kotwal et al., “Eliminating Preventable Death on the Battlefield”; Charles H. Moore, G. Valdez, and P. Vasquez, eds., Ranger Medic Handbook, 2022 Updates (Saint Petersburg, FL: Breakaway Media, 2022); Andrew D. Fisher et al., “Low Titer Group O Whole Blood Resuscitation: Military Experience from the Point of Injury,” Journal of Trauma and Acute Care Surgery 89, no. 4 (2020): 834–41, https://doi.org/10.1097/ta.0000000000002863; Andrew D. Fisher et al., “Tactical Damage Control Resuscitation,” Military Medicine 180, no. 8 (2015): 869–75, https://doi.org/10.7205/MILMED-D-14-00721.
Russ S. Kotwal et al., “Leadership and a Casualty Response System for Eliminating Preventable Death,” Journal of Trauma and Acute Care Surgery 82, no. S6 (2017): S9–15, https://doi.org/10.1097/ta.0000000000001428.
Moore et al., “A Review of 75th Ranger Regiment Battle-Injured Fatalities.”
Holcomb et al., “Understanding Combat Casualty Care Statistics.”
Kotwal et al., “Eliminating Preventable Death on the Battlefield”; Moore et al., “A Review of 75th Ranger Regiment Battle-Injured Fatalities.”
Kotwal et al., “Leadership and a Casualty Response System for Eliminating Preventable Death.” The Joint Trauma System and Defense Health Agency TCCC for All Service Members course can be found online at Deployed Medicine, https://www.deployedmedicine.com/.
Russ S. Kotwal et al., “United States Military Fatalities during Operation Inherent Resolve and Operation Freedom’s Sentinel,” Military Medicine 188, no. 9-10 (2023): 3045–56, https://doi.org/10.1093/milmed/usac119.
John B. Holcomb et al., “Damage Control Resuscitation: Directly Addressing the Early Coagulopathy of Trauma,” Journal of Trauma 62, no. 2 (2007): 307–10, https://doi.org/10.1097/ta.0b013e3180324124; Heather F. Pidcoke et al., “Ten-Year Analysis of Transfusion in Operation Iraqi Freedom and Operation Enduring Freedom: Increased Plasma and Platelet Use Correlates with Improved Survival,” Journal of Trauma and Acute Care Surgery 73, no. S5 (2012): S445–52, https://doi.org/10.1097/ta.0b013e3182754796; Ronald Chang and John B. Holcomb, “Optimal Fluid Therapy for Traumatic Hemorrhagic Shock,” Critical Care Clinics 33, no. 1 (2017): 15–36, https://doi.org/10.1016/j.ccc.2016.08.007; Clinical Practice Guideline 18, Damage Control Resuscitation (Fort Sam Houston, TX: Joint Trauma System, 12 July 2019), https://jts.health.mil/assets/docs/cpgs/Damage_Control_Resuscitation_12_Jul_2019_ID18.pdf.
Kotwal et al., “Leadership and a Casualty Response System for Eliminating Preventable Death.”
Ibid.
Simon Corona Gonzalez et al., “Unit Collective Medical Training in the 75th Ranger Regiment,” Journal of Special Operations Medicine 22, no. 4 (2022): 28–39, https://doi.org/10.55460/8r6u-ky01.
Russ S. Kotwal and Harold. R. Montgomery, “TCCC Casualty Response Planning,” chap. 33 in PHTLS; Prehospital Trauma Life Support, ed. National Association of Emergency Medical Technicians, 9th military ed. (Burlington, MA: Jones and Bartlett Learning, 2019).
Stacy A. Shackelford et al., “Association of Prehospital Blood Product Transfusion during Medical Evacuation of Combat Casualties in Afghanistan with Acute and 30-Day Survival,” JAMA 318, no. 16 (2017): 1581–91, https://doi.org/10.1001%2Fjama.2017.15097; Kyle N. Remick et al., “Defining the Optimal Time to the Operating Room May Salvage Early Trauma Deaths,” Journal of Trauma and Acute Care Surgery 76, no. 5 (2014): 1251–58, https://doi.org/10.1097/ta.0000000000000218.
Jeffrey T. Howard et al., “Use of Combat Casualty Care Data to Assess the Military Trauma System during the Afghanistan and Iraq Conflicts, 2001–2017,” JAMA Surgery 154, no. 7 (2019): 600–8, https://doi.org/10.1001/jamasurg.2019.0151.


Col. Ryan M. Knight, U.S. Army, is an emergency physician and former command surgeon for the 75th Ranger Regiment. He holds a Doctor of Medicine from the Uniformed Services University and serves as an adjunct professor for the Uniformed Services University and Mercer University School of Medicine. Prior to attending medical school, Knight served as an infantry officer with the 82nd Airborne Division. His previous assignments include battalion command and physician augmentee and small surgical team leader for the Joint Medical Unit, Joint Special Operations Command.

Col. S. Russ Kotwal, U.S. Army, retired, conducts strategic projects for the Joint Trauma System, Defense Health Agency, at Joint Base San Antonio–Fort Sam Houston, Texas. He holds a BS from Texas A&M University, an MPH from the University of Texas Medical Branch, and an MD from the Uniformed Services University. His assignments include the 25th Infantry Division, the 75th Ranger Regiment, and the U.S. Special Operations Command. He deployed with the Rangers multiple times to combat in Afghanistan and Iraq.

Lt. Col. Charles H. Moore, U.S. Army, is the command surgeon for the 75th Ranger Regiment at Fort Moore, Georgia. He holds a Doctor of Medicine from Mercer University and also serves as an assistant professor at both the Uniformed Services University and Mercer University School of Medicine. After completing his emergency medicine residency, Moore served with the 3rd Combat Aviation Brigade, 3rd Infantry Division; and the 2nd Battalion, the Regimental Special Troops Battalion, and the Regimental Headquarters Detachment within the 75th Ranger Regiment, in addition to completing multiple combat deployments. *He is the primary author of this article.

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