En 1981 sucedió algo trascendente para el autismo: Lorna Wing descubrió para el mundo el Síndrome de Asperger en su artículo «Asperger's syndrome: a clinical account» y acuñó el concepto de que el trastorno autístico se mostraba como un espectro.
En 1994 el DSM-IV –la cuarta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders– incluye al síndrome de Asperger como patología diferenciada del autismo para volver a reunificarlos en su quinta, y hasta ahora última, versión de 2013.
Estos vaivenes generan confusión, parece que estas clasificaciones son arbitrarias o que inducen al error, pero no es así.
Como sucede con todos los trastornos del neurodesarrollo, los límites entre uno y otro no son nítidos.
Clasificaciones aparte, ¿existe o no el síndrome de Asperger? Personas que tienen sutiles dificultades en la relación con otros o que tienen un lenguaje peculiar, ¿tienen autismo o Asperger? Quizá ¿un fenotipo ampliado?
Creo que debemos conocer cómo se sienten y cuáles son las dificultades específicas de las personas con Asperger y por eso he escrito un nuevo post que incluye un vídeo muy del programa «Eso no se pregunta» donde se explican muy bien.
#Asperger #autismo
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