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sábado, 14 de octubre de 2023

¿SABES QUE ES LA ORTOREXIA? / Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria



Ortorexia

Ortorexia: cuando la obsesión por la alimentación sana se convierte en un trastorno alimenticio peligroso.

La fijación por la «alimentación saludable», «light», libre de aceite, sin azúcar o sin gluten, puede convertirse en una compulsión paralizante

La lluvia de consejos nutricionales y sanitarios en Internet y el resto de medios de comunicación podría estar alimentando un trastorno alimenticio peligroso, pero hasta ahora no reconocido, llamado ortorexia.
La ortodexia nerviosa, un término acuñado en 1997 por el doctor Steven Bratman, es una fijación con la alimentación saludable que termina por convertirse en una compulsión paralizante, y se describe como «una enfermedad disfrazada de virtud».
Se diferencia de otros trastornos como la anorexia y la bulimia en que su objetivo, por lo general, no es adelgazar. De hecho, los pacientes sienten en un principio un deseo de estar bien y consumir alimentos «biológicamente puros», a menudo para recuperarse de unaenfermedad.
Jordan Younger es un buen ejemplo. Esta joven se convirtió en una referencia para la salud con su blog de comida en Nueva York. La «Rubia Vegana» era toda una marca de éxito, y lanzó incluso su propia línea de ropa con lemas como «Oh Kale Yes!». Convencida de «comer sano», Younger compartía sus consejos sobre la «desintoxicación» con sus más de 100.000 seguidores en Instagram.
Pese a mostrarse rebosante de salud, su letargo iba en aumento y dejó de tener la regla. Comenzó a tener ansiedad en su día a día, a entrar en pánico cuando se enfrentaba a una comida que no había previsto o algo que no encajaba con sus reglas. Fue entonces cuando la joven se percató de que había algo que claramente no funcionaba bien en su estricta dieta.
«Había desarrollado muchos temores en torno a la alimentación», declaró Younger a «The Independent». «Mis comidas cada vez eran más limitadas. Me resultaba fácil esconderme detrás del escudo del veganismo–vegetarianismo estricto– cuando estaba en un restaurante con amigos o incluso a la hora de hacer la compra. Descartaba todo lo no "light", libre de aceite, sin azúcar, sin gluten y basado en plantas naturales, porque no estaba dentro de mis alternativas».

Obsesionarse, el gran peligro

Younger comenzó finalmente un largo proceso de terapia y su alimentación se volvió más equilibrada al reintroducir los huevos, el pescado y el pollo. Es más, cambió de nombre en internet para convertirse en «La Rubia Equilibrada». No fue, sin embargo, una transición fácil, ya que se enfrentó a fuertes críticas e incluso amenazas de muerte de algunos de sus fans.
«Yo no controlaba la comida, ella me controlaba a mi», llegó a decirCarrie Armstrong –una presentadora de televisión de Newcastle– sobre la ortorexia. El doctor Bratman, quien no sólo acuñó el término, sino que también fue la primera víctima diagnosticada de ortorexia, apunta que el peligro viene cuando el hábito se convierte en obsesión.
«Llega un punto en que el ortoréxico dedica gran parte de su vida a laplanificación, la compra, la preparación y el consumo de la comida», apunta el doctor. «Algunos enfermos comienzan por privarse de un conjunto de alimentos, como los productos de origen animal, pero con el tiempo su dieta se vuelve tan restrictiva que que acaban por desnutrirse»

Fuente: ABC.es

Ortorexia Wikipedia

Ortorexia u ortorexia nerviosa es un término acuñado por Steven Bratman para calificar como trastorno alimentario la obsesión patológica por comer comida consideradasaludable por la persona, lo que este doctor estadounidense sostiene que puede llevar a la desnutrición, incluso a la muerte.1 2
Bratman acuñó el término en 1997 del Griego orthos, 'correcto', y ὄρεξις orexis, 'apetito'.3 Literalmente 'apetito correcto', la palabra es un símil de anorexia, 'sin apetito'.
Bratman describe la ortorexia como una obsesión perjudicial para la salud como el trastorno obsesivo-compulsivo, con lo que el paciente considera alimentación saludable. El sujeto puede evitar ciertos alimentos, como los que contienen grasasconservantescolorantes artificiales, y tener una mala alimentación. Bratman afirma que "la desnutriciónes común entre los seguidores de las dietas de comida saludable."1 4

Síntomas, características y consecuencias

Se estima que el 28% de la población de países occidentales, donde los más afectados son los jóvenes y las mujeres, padecen de Ortorexia.
Las personas que empiezan a sentir los efectos de este trastorno alimenticio tienden a limitar el consumo de ciertos alimentos, como son las carnes rojas, huevos, azúcares, lácteos y grasas, agravando después los síntomas hasta conducir al aislamiento social, ya que el individuo afectado tiende a sentirse superior por el nivel de vida alimenticio que lleva, comparado con el de alguna otra persona.
Estas personas se preocupan más por el tipo de alimento que consumen, en lugar de ser conscientes de la importancia que tiene una comida en el día a día del ser humano. Dedicando a organizar su dieta y planificar con bastante tiempo de sobra lo que consumirán en el día; se desplazan grandes distancias para conseguir alimentos especiales o puramente ecológicos, los pesan, analizan sus componentes y abandonan sus actividades diarias para poder llevar a cabo su patológico modo de vida.
Según ha explicado el nutricionista y naturópata del Instituto Médico de la Obesidad (IMEO), Rubén Bravo, este efecto puede incrementar en los próximos años, ya que la sociedad actual "tiende a los extremos" y las personas o se cuidan en exceso o no se cuidan nada "y tienden a la autodestrucción con la comida como ocurre con la obesidad". En el ámbito psicológico, Bravo explica que suelen presentar "niveles altos de dopamina y niveles bajos de serotonina, lo que hace que tengan un exceso de euforia combinado con niveles de ansiedad altos". Y a nivel fisiológico puede suceder tanto que presenten un exceso como que sufran un déficit de vitaminas.
Los síntomas y consecuencias de la orthorexia nerviosa pueden incluir obsesión con la alimentación saludabledesnutrición, y la muerte por inanición. Las personas que padecen esta enfermedad suelen tener distintas concepciones de diferentes tipos de alimento. Los productos que contienen conservantes o aditivos alimentarios suelen ser considerados "peligrosos", los alimentos producidos industrialmente "artificiales", y los producidos biológicamente "saludables". Los pacientes suelen tener deseos fuertes y hasta incontrolables de comer cuando están nerviosos, emocionados, felices, ansiosos o con remordimiento.
Ya sea en busca de una cura para un trastorno específico, o simplemente excediéndose en su preocupación por llevar una alimentación sana, los ortoréxicos desarrollan sus propias reglas alimentarias. Para seguir el régimen, estas personas hacen prueba de una gran fuerza de voluntad, pero si rompen los votos sucumben a la tentación de los alimentos prohibidos, se sienten culpables y corrompidos. Este comportamiento es similar al de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosa, sin embargo, los anoréxicos y bulímicos se preocupan por la cantidad de comida que consumen, mientras que los ortoréxicos se obsesionan con la calidad de la misma.

Causas y tratamiento


  • Causas:
En los últimos años, la sociedad se ha obsesionado cada vez más con los alimentos. Los medios de comunicación constantemente se informan sobre los nuevos descubrimientos acerca de los alimentos potencialmente peligrosos, como una relación entre las grasas trans y ataque al corazón. La obesidad se ha convertido en una pandemia, estimulando así un sinnúmero de dietas de moda que a menudo se dan consejos saludables, como cortar grupos enteros de alimentos. La gente está bombardeada con información sobre la elección de alimentos y de los anunciantes suelen utilizar tácticas de miedo para promover sus productos. Los expertos citan todos estos cambios en la sociedad acerca de los alimentos como las causas subyacentes de la ortorexia nerviosa. En la mayoría de los casos, la ortorexia comienza con simplemente elegir alimentos sanos, como resultado de toda la información que han recibido. Con el tiempo, la importancia de comer sano aumenta hasta que se convierte en una obsesión que tiene sobre la vida de la persona. Las víctimas de la ortorexia a menudo muestran síntomas compatibles con el trastorno obsesivo-compulsivo y tienen una preocupación exagerada con los patrones de alimentación saludable.
  • Tratamiento:
La ortorexia no es un trastorno fácil de diagnosticar, porque la gente se esconde detrás del “comer bien” ideal. Para una persona con ortorexia, es inminente la ayuda interdisciplinaria para no sólo hacer frente al déficit alimenticio que sufre sino para curar el problema desde el fondo de su mente y su aprendizaje como ser humano. El acompañamiento de dietistas, nutriólogos, psicólogos y psiquiatras podrán ser de gran ayuda en estos momentos de crisis. Comer normal es la capacidad de comer cuando tienes hambre y continuar comiendo hasta estar satistefcho. Es ser capaz de elegir los alimentos que te gustan y ser capaz de tomar placer en ello, así como confiar en las señales del cuerpo de hambre y saciedad – comer cuando usted realmente tiene hambre y dejar de comer cuando se sienta satisfecho.

Controversia


El concepto de Bratman ha sido criticado por algunos científicos, quienes argumentan que el deseo de una dieta saludable es considerado en el mayor de los casos benéfico y que esto no indica una patología psicológica.[cita requerida]. Los estudios demuestran que las personas ortoréxicas no tienen un perfil establecido. Se atribuye a personas deportistas, en especial a culturistas, pero no es correcto. Estos sienten la necesidad de cuidarse, pero no necesariamente son estrictos con su alimentación.
Se ha relacionado la ortorexia como trastorno del espectro obsesivo-compulsivo.

Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria
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    miércoles, 1 de marzo de 2023

    Omega-3: La protección cardiovascular de los suplementos, en el punto de mira

    Omega-3: La protección cardiovascular de los suplementos, en el punto de mira

    Omega-3: La protección cardiovascular de los suplementos, en el punto de mira

    Un meta análisis publicado en la revista «JAMA» cuestiona que la ingesta de suplementos de omega-3 evite el riesgo de muerte por patologías cardiovasculares. El elevado número de estudios sobre el papel de estos ácidos grasos sobre la salud genera, según la comunidad médica, confusión ante la falta de una evidencia científica clara sobre sus efectos beneficiosos 

    30 Septiembre 12 - - Beatriz Muñoz
    Los ácidos grasos omega-3 podrían denominarse como «el complemento para todo». En los últimos años han proliferado multitud de estudios científicos alabando las bondades de estos ácidos grasos esenciales que el organismo no puede fabricar por sí solo y que necesita obtenerlos a través de la alimentación, especialmente a través del pescado azul y de los frutos secos como las nueces. Como el ritmo de vida actual impide, en muchas ocasiones, seguir una dieta que contenga todos los nutrientes esenciales y, en particular, de omega-3, no es de extrañar el auge que han experimentado los suplementos para satisfacer estas necesidades. La inexistencia de un registro oficial impide conocer el número de envases que se comercializan debido, principalmente, a la diversidad de sitios donde se dispensan: farmacias y parafarmacias, supermercados, herbolarios... Según la consultora Nielsen, en lo que va de año se han vendido en farmacias y parafarmacias 674.181 unidades de productos con omega-3.

    En entredicho

    Entre los múltiples beneficios que ejercen sobre la salud, el sistema cardiovascular ocupa un lugar prioritario. Sin embargo, un meta análisis publicado en el último número de la revista «Journal of the American Medical Association» (JAMA), en el que se analizaban los resultados de cerca de 70.000 personas, se descubrió que la ingesta de los suplementos de omega-3 no se asociaba con un menor riesgo de fallecimiento por cualquier causa relacionada con la salud cardiovascular, ya fuera muerte súbita, ataque cardiaco o derrame cerebral. En concreto, de las 3.635 referencias obtenidas, se incluyeron 20 estudios y, entre los 68.680 pacientes asignados al azar, se produjeron 7.044 muertes: 3.993 muertes cardiacas, 1.150 repentinas, 1.837 ataques cardiacos y 1.490 accidentes cerebrovasculares. Evangelos Rizos, del Hospital de la Universidad de Ioánina (Grecia) y responsable de la investigación, sostiene que «el análisis no indicó ninguna asociación estadísticamente significativa con los principales resultados cardiovasculares, por lo que nuestros hallazgos no justifican el uso de ácidos grasos omega-3 en la práctica clínica diaria ni tampoco su administración en la dieta». Aun así, el equipo de Rizos reconoce que para clarificar todavía más las conclusiones habría que realizar «otro meta análisis con datos de pacientes individuales. Así, se podría averiguar si existe una posible influencia de la dosis, la adhesión del paciente al tratamiento, la ingesta base y el grupo de riesgo de enfermedad cardiovascular».
    Las reacciones a esta investigación no se han hecho esperar entre la comunidad médica. El doctor Xavier Pintó Sala, jefe de Sección del Servicio de Medicina Interna y de la Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, afirma que «los datos de este tipo de análisis agrupado de distintos estudios en los que las épocas, los métodos y los pacientes son muy diferentes pueden llevar a confusión». En concreto, continúa, «los estudios ‘‘DART’’ y ‘‘Gissi prevenzione’’ se realizaron en un número amplio de pacientes y con un seguimiento prolongado en pacientes de alto riesgo cardiovascular o que ya padecían una cardiopatía isquémica. A raíz de estos resultados, la mayoría de sociedades científicas reconocieron que los omega-3 tenían un efecto preventivo frente a la enfermedad cardiovascular, en particular en los pacientes que ya sufrían enfermedades cardiacas».

    DATOS CLAROS

    Quizás, el elevado número de estudios científicos en torno a este tema ha llevado, en muchas ocasiones, a la confusión. A este respecto, la doctora Elena Fernández Jarne, del departamento de Cardiología de la Clínica Universidad de Navarra, asegura que «salen muchos artículos a favor y otros en contra y no conseguimos que haya una evidencia clara del beneficio de los suplementos de omega-3». Una opinión que comparte la doctora Isabel Díaz Buschmann, jefa de Cardiología del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, quien añade que «las evidencias más favorables hacia el empleo de estos suplementos se ponen ahora más en duda. A nivel experimental, los resultados que tenemos son muy prometedores porque hay mucha evidencia sobre los beneficios a muchos niveles: antioxidante, anti arrítmico, metabólico, pero los estudios que se han hecho son en poblaciones diferentes, con dosis de lo más variopintas y, posiblemente, los resultados desfavorables se dan cuando no se emplean dosis suficientes. El que no esté demostrado claramente no excluye que no sean útiles, aunque hacen falta estudios más ordenados».
    En cualquier caso, los expertos coinciden en que no se deben comparar los resultados de una investigación realizada en Estados Unidos y aplicarla a pacientes españoles porque, según Fernández, «la alimentación que ellos siguen es rica en grasas saturadas, frente a la dieta mediterránea habitual en España, y en la que predominan grasas de primera calidad como el aceite de oliva».
    Las actuales directrices emitidas por las principales sociedades científicas de cardiología recomiendan el uso de los ácidos grasos omega-3, ya sea en forma de suplementos o mediante asesoramiento dietético, en pacientes después de un infarto de miocardio. En concreto, la FDA (la agencia de regulación de medicamentos estadounidense) en EE UU, ha aprobado su ingesta sólo para bajar los triglicéridos en pacientes con hipertrigliceridemia. En Europa, algunas agencias nacionales de reglamentación han aprobado la administración de ácidos grasos omega-3 para disminuir el riesgo cardiovascular. A este respecto, el doctor José Ramón González-Juanatey, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología, afirma que «estos suplementos han demostrado su eficacia en el tratamiento de pacientes con niveles elevados de triglicéridos y, en la actualidad, las guías de práctica clínica los incluyen como una alternativa terapéutica válida a los fibratos en este grupo de pacientes». Por su parte, Díaz explica que «los pacientes con síndrome metabólico en los que no se asegure una ingesta adecuada de omega-3 en la dieta y en pacientes con niveles bajos de colesterol ‘‘bueno’’ o HDL para aumentarlo, son candidatos a tomarlos». En contraposición a esto, Fernández advierte de que «se recomiendan poco y cada vez  menos. El único caso, y siempre de forma complementaria con la medicación es en pacientes con hipertrigliceridemia, es decir, niveles altos de colesterol y triglicéridos».
    Ante esta situación cabe plantearse  si el consumo de omega-3 en nuestro país cumple con las directrices marcadas por los expertos o hace falta recurrir a los suplementos. «En las personas sanas que consumen pescado al menos tres veces a la semana no hay por qué recurrir a ningún suplemento. Pero sí son necesarios en aquellos que habiendo sufrido una enfermedad cardiovascular son intolerantes o alérgicos al pescado o en las que por distintas razones no lo consumen de forma habitual. En estos casos, se recomienda el aporte de un gramo al día», sostiene Pintó. Para obtener una dosis adecuada de omega-3, continúa el experto, «hay que tomar mucho pescado azul y más todavía en el caso de las nueces. A modo de ejemplo, cien gramos de sardinas poseen un gramo de omega-3, pero la cantidad varía según la época del año y la forma de preparación». No obstante, Díaz advierte de que «no es despreciable el riesgo de ingerir metales pesados muy tóxicos cuando tomamos grandes dosis de pescado». En concreto, «los depredadores de gran tamaño, como los grandes atunes, el pez espada o el tiburón tienen una alta concentración de contaminantes, por lo que se ha desaconsejado su consumo frecuente en algunos grupos de población como las mujeres gestantes», dice Pintó.
    Conviene aclarar que no todos los suplementos que se comercializan están exentos de posibles contaminantes. «Hay que optar por aquellos que ofrezcan las máximas garantías de control de sanitario y de calidad», sostiene González-Juanatey. Y es que, como sugiere Pintó, «no todos ofrecen la misma concentración de omega-3, algunos mezclan distintos tipos de ácidos grasas, otros no cuentan con la garantía de estar libres de contaminantes, aunque sí existen lo que poseen una alta concentración y pureza y que carecen de riesgo alguno para la salud».

    En el propio producto

    En los últimos años ha aumentado la presencia de galletas, leche, yogures e, incluso, aceitunas que poseen omega-3 en su composición. Para el doctor Esteban Jódar, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Quirón Madrid, «si se alcanzan los requerimiento de 1,1 a 1,6 gramos al día no sería necesario aumentar su ingesta, aunque los requerimientos  diarios bastan para alcanzar una cantidad suficiente en el 95,5 por ciento de la población». Un informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a principios de 2011, revela que las bebidas lácteas copan el 65 por ciento del mercado de productos enriquecidos en omega-3 y, aunque cumplen con la normativa para alegar los beneficios sobre la salud, son mucho más caros que los que no están enriquecidos.

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    domingo, 13 de enero de 2013

    Guia de Alimentacion Saludable en Atencion Primaria


    La grasa de la margarina tiene menor probabilidad de causar daños al corazón que la grasa de la mantequilla debido a que la mantequilla contiene grasa saturada. El ingerir demasiada grasa saturada es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardíaca. La dieta alta en grasas saturadas puede hacer que una sustancia blanda y cerosa, llamada colesterol, se acumule en las arterias.


    Instituto Flora España


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