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Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.

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Fuente Ministerio de Interior de España

miércoles, 11 de diciembre de 2024

craniopagus parasiticus

En 1783, en una remota aldea de Bengala (India), nació un niño con dos cabezas, la segunda de las cuales crecía bocabajo sobre la primera. Padecía craniopagus parasiticus, una malformación extremadamente rara de la que, estadísticamente, se han documentado entre 2 y 3 casos por cada 5 millones de nacimientos. Lo más extraordinario del caso es que se trata del único individuo conocido que ha sobrevivido con dicha malformación.

El niño vivió, si es que se puede decir así, hasta los 4 años, cuando murió a causa del mordisco de una cobra. Médicos y coleccionistas ofrecieron grandes sumas de dinero para quedarse con el cuerpo, pero los padres eran muy religiosos y decidieron enterrarlo. Esto no impidió que un agente comercial británico con pocos escrúpulos desenterrase el cadáver y lo examinase. Regaló el cráneo a un capitán de la Compañía de las Indias Orientales y este, a su vez, lo entregó a Everard Home, cirujano y coleccionista de curiosidades. Hoy en día el cráneo se exhibe en la colección del Museo Hunterian de Glasgow.

Cuando el doctor Home diseccionó el cadáver del niño, se quedó sorprendido al comprobar que cada cabeza tenía un cerebro completo. Los cráneos estaban unidos por la coronilla, faltándoles el hueso parietal. La segunda cabeza era parcialmente funcional: tenía la mandíbula pequeña y bajo ella empezaba a formarse lo que debería haber sido el cuello, en el cual encontró unas masas que deberían haber sido los pulmones y el corazón.

Home recogió testimonios de personas que habían visto al niño en vida, entre las cuales se encontraban algunos médicos británicos residentes en la India. Según estos testimonios, la segunda cabeza reaccionaba a los estímulos de forma independiente a la primera: cuando el niño lloraba o reía, la segunda cabeza no siempre hacía lo mismo; ambas pedían de mamar por separado; y podían dormirse o despertarse individualmente. Pero lo más inquietante es que la segunda cabeza dormía con los ojos abiertos, lo cual según los médicos se debía a que estos no reaccionaban a la luz.

El doctor Hope hizo público el caso del “niño de Bengala” en 1790 y acompañó su estudio con dibujos y descripciones detalladas. Se trató del primer caso conocido de una malformación que hoy se conoce como craniopagus parasiticus.

Ilustración de "An Account of a Child with a Double Head", de Everard Home.

by 
Abel G.M.

Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas


El extraño caso del “niño de Bengala” que tenía dos cabezas 
En el siglo XVIII nació en India un niño que no solo tenía dos cabezas, sino que cada una pensaba y sentía de modo independiente. Se trata del único caso conocido de un individuo que sobrevivió con craniopagus parasiticus, una malformación extremadamente rara. Curiosidades de la historia

En 1783, en una remota aldea de Bengala (India), nació un niño con dos cabezas, la segunda de las cuales crecía bocabajo sobre la primera. Padecía craniopagus parasiticus, una malformación extremadamente rara de la que, estadísticamente, se han documentado entre 2 y 3 casos por cada 5 millones de nacimientos. Lo más extraordinario del caso es que se trata del único individuo conocido que ha sobrevivido con dicha malformación.


¿MonstruoSA CURIOSIDAD o divinidad?
El niño, cuyo nombre se desconoce si es que alguna vez lo tuvo, llevó una vida más propia de una curiosidad de circo que de una persona. Para empezar, estuvo a punto de no vivir mucho: la matrona que asistió al parto, horrorizada al ver a la criatura con dos cabezas, la arrojó de inmediato al fuego, pero fue rescatada enseguida. La segunda cabeza sufrió quemaduras y le quedó una cicatriz en una oreja.

Los padres, que eran pobres, enseguida vieron que ese niño podía darles mucho dinero. Se mudaron a Calcuta, donde cobraban a la gente por ver y tocar al bebé, que era visto por algunos como una monstruosa curiosidad de la naturaleza y por otros como la encarnación de una divinidad hindú. La fama que alcanzó fue tan grande que los pudientes llegaban a pagar por exhibiciones privadas en sus casas, donde podían examinarlo ya fuese por interés científico o por mera curiosidad morbosa. Varios se ofrecieron incluso a comprárselo, pero los padres se negaron.


El niño vivió, si es que se puede decir así, hasta los 4 años, cuando murió a causa del mordisco de una cobra. Médicos y coleccionistas ofrecieron grandes sumas de dinero para quedarse con el cuerpo, pero los padres eran muy religiosos y decidieron enterrarlo. Esto no impidió que un agente comercial británico con pocos escrúpulos desenterrase el cadáver y lo examinase. Regaló el cráneo a un capitán de la Compañía de las Indias Orientales y este, a su vez, lo entregó a Everard Home, cirujano y coleccionista de curiosidades. Hoy en día el cráneo se exhibe en la colección del Museo Hunterian de Glasgow.

Niño con dos cabezas cráneo
Craneo del "niño de Bengala", conservado en el Museo Hunterian.

Museo Hunterian

Dos cabezas independientes
Cuando el doctor Home diseccionó el cadáver del niño, se quedó sorprendido al comprobar que cada cabeza tenía un cerebro completo. Los cráneos estaban unidos por la coronilla, faltándoles el hueso parietal. La segunda cabeza era parcialmente funcional: tenía la mandíbula pequeña y bajo ella empezaba a formarse lo que debería haber sido el cuello, en el cual encontró unas masas que deberían haber sido los pulmones y el corazón.

Home recogió testimonios de personas que habían visto al niño en vida, entre las cuales se encontraban algunos médicos británicos residentes en la India. Según estos testimonios, la segunda cabeza reaccionaba a los estímulos de forma independiente a la primera: cuando el niño lloraba o reía, la segunda cabeza no siempre hacía lo mismo; ambas pedían de mamar por separado; y podían dormirse o despertarse individualmente. Pero lo más inquietante es que la segunda cabeza dormía con los ojos abiertos, lo cual según los médicos se debía a que estos no reaccionaban a la luz.

El doctor Hope hizo público el caso del “niño de Bengala” en 1790 y acompañó su estudio con dibujos y descripciones detalladas. Se trató del primer caso conocido de una malformación que hoy se conoce como craniopagus parasiticus.


Niño con dos cabezas dibujo médico 2
Ilustración de "An Account of a Child with a Double Head", de Everard Home.

CC
Una de las malformaciones más raras que existen
Craniopagus parasiticus es una malformación derivada de la separación fallida de dos embriones que habrían debido convertirse en gemelos. El proceso de división del óvulo fecundado no llega a completarse y los dos fetos se desarrollan pegados, pero uno de ellos solo llega a desarrollar la cabeza, que queda pegada al cráneo del feto “huésped”. Se trata de una malformación extremadamente rara: estadísticamente se dan 2 o 3 casos entre 5 millones de bebés.

En toda la historia se han documentado alrededor de una docena de casos, el último de ellos en 2021. De estos, solo cuatro han sobrevivido al nacimiento, mientras que los demás nacieron muertos o murieron a las pocas horas. El primero y más notable fue el niño de Bengala, que al sobrevivir hasta los cuatro años permitió además observar que la cabeza “parásita” era independiente de la “huésped”.

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