Este fenómeno tiene una explicación científica relacionada con la bacteria Serratia marcescens. Este microorganismo, comúnmente encontrado en el medio ambiente e incluso en las heces de aves como las palomas, produce un pigmento rojizo conocido como prodigiosina.
La prodigiosina es un compuesto orgánico que se genera en condiciones específicas, como niveles de humedad elevados y presencia de ciertos nutrientes. Su color rojizo ha llevado a interpretaciones erróneas, como "milagros" asociados a estatuas que parecen "sangrar". Más allá de su apariencia llamativa, este pigmento ha sido objeto de estudio por sus posibles aplicaciones antimicrobianas y farmacéuticas.
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La información se basa en estudios sobre el metabolismo de Serratia marcescens y la producción de prodigiosina, los cuales destacan tanto su síntesis biológica como su potencial uso en la industria farmacéutica.
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