La comunidad internacional reaccionó rápidamente. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó la invasión y aprobó sanciones económicas contra Irak. Estados Unidos, liderando una coalición internacional de más de 30 países, exigió la retirada inmediata de las tropas iraquíes. Cuando las negociaciones fracasaron, se lanzó la operación militar “Tormenta del Desierto” el 17 de enero de 1991.
La guerra se desarrolló en dos fases principales: una campaña aérea masiva que destruyó la infraestructura militar iraquí y un ataque terrestre que liberó a Kuwait en tan solo 100 horas. Las fuerzas de la coalición, equipadas con tecnología avanzada y apoyadas por una estrategia bien coordinada, enfrentaron una resistencia limitada. Saddam Hussein respondió incendiando cientos de pozos petroleros en Kuwait, causando un desastre ecológico sin precedentes.
La guerra concluyó oficialmente el 28 de febrero de 1991, cuando Irak aceptó las condiciones de un alto el fuego. Aunque la coalición logró su objetivo principal de liberar a Kuwait, Saddam permaneció en el poder, lo que dejó tensiones persistentes en la región. La Guerra del Golfo fue un claro ejemplo del cambio en las dinámicas internacionales tras la Guerra Fría, consolidando el papel de Estados Unidos como superpotencia global y destacando la importancia de las alianzas multinacionales en la resolución de conflictos.
Freedman, Lawrence. A Choice of Enemies: America Confronts the Middle East. PublicAffairs, 2008.
Woods, Kevin. The Mother of All Battles: Saddam Hussein’s Strategic Plan for the Persian Gulf War. Naval Institute Press, 2008.
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