La historia de Avon comienza en 1886 con su fundador, David H. McConnell. Originalmente, McConnell era un vendedor de libros puerta a puerta en Nueva York. Sin embargo, notó que sus clientes, en su mayoría mujeres, estaban más interesados en los pequeños frascos de perfume que él ofrecía como obsequio que en los propios libros. Esto lo inspiró a cambiar su enfoque y crear su propia empresa de perfumes, que eventualmente se convirtió en Avon.
McConnell fundó la "California Perfume Company", que fue el nombre original de Avon. Empezó con una línea de fragancias y productos de belleza que vendía utilizando un innovador modelo de negocio: las ventas directas. Este modelo permitía que las mujeres pudieran ser representantes y ganaran dinero vendiendo productos a otras mujeres, una oportunidad única en una época en la que pocas mujeres tenían independencia económica.
En 1939, la compañía cambió su nombre a Avon, inspirado en el río Avon en Inglaterra, el lugar de nacimiento de William Shakespeare. Bajo este nuevo nombre, la marca siguió creciendo y expandiéndose globalmente, convirtiéndose en un gigante de la belleza con su modelo de ventas directas.
Avon fue pionera en empoderar a mujeres de todo el mundo a través de su red de representantes, quienes ofrecían los productos de la marca en sus comunidades. La visión de McConnell, combinada con un enfoque único en ventas puerta a puerta, convirtió a Avon en una de las marcas más reconocidas en la industria de la belleza
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