El mapa de la geografía electoral de Estados Unidos
Abel Gil, 2020
El mapa de la geografía electoral de Estados Unidos está en movimiento con varias rupturas, donde destacan la costa y el interior.
Estados Unidos se prepara para vivir una jornada electoral larga y compleja. A apenas unos días de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, las encuestas para los comicios de este 2024 pronostican un resultado muy ajustado cuya foto final se dirimirá en apenas siete estados —los famosos swing states— donde la balanza sigue sin inclinarse hacia ningún bando con claridad. A nivel nacional, la demócrata Kamala Harris se mantiene a la cabeza en la demoscopia pero a tan solo un punto porcentual de Donald Trump, la ventaja más estrecha desde que fuera confirmada como candidata a la Casa Blanca en agosto.
Los últimos esfuerzos por convencer al electorado se centran por tanto en esos siete estados en disputa —Nevada, Arizona, Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia—. Allí se decidirán los últimos 93 compromisarios de un total de 538 que aún no tienen dueño y en consecuencia el próximo presidente de la primera potencia global.
Mientras tanto, el resto de estados —los feudos electorales— parecen tener ya un claro vencedor de acuerdo con las encuestas: 226 compromisarios caerán previsiblemente del lado demócrata y 219 del republicano. La mayoría se sitúa en los 270 representantes.
El resumen del sistema electoral estadounidense es que las elecciones no se ganan en las urnas, sino en el Colegio Electoral, lo que abre la posibilidad a que el vencedor no sea el que reciba más votos como sucedió por ejemplo en 2016 con Donald Trump. Cada uno de los cincuenta estados, más el Distrito de Columbia, elige a un número de compromisarios según su población, y luego son estos los encargados de nombrar a un nuevo presidente en el órgano electoral.
Se da la circunstancia además de que el candidato más votado en un estado se lleva todos los compromisarios de ese territorio, sea cual sea la diferencia con su adversario, por lo que al final un puñado de estados donde las encuestas pronostican un resultado más apretado centran la atención política y mediática. En estas elecciones, por ejemplo, el estado de Pensilvania —con 19 compromisarios y donde las encuestadoras dan una ligera ventaja a Donald Trump— es un botín muy jugoso.
Las excepciones a ese sistema electoral son los estados de Maine y Nebraska, que otorgan dos compromisarios cada uno al aspirante más votado y varios más elegidos a nivel distrito. En realidad, como las leyes electorales son estatales y no nacionales, cada estado puede fijar sus propias reglas, aunque en la práctica solo Maine y Nebraska se saltan la norma común.
El mapa de las elecciones de Estados Unidos presenta asimismo una geografía electoral marcada por la brecha entre la costa y el interior. De esta forma, los demócratas controlan los estados de la costa oeste, como California, Oregón y Washington, con metrópolis cosmopolitas y dinámicas, y en la costa este la franja urbana que transcurre desde Boston hasta Washington, así como la mayor parte de Nueva Inglaterra.
Los republicanos, por su parte, dominan por lo general el interior y el sur del país —con la excepción del corredor hispano sureño—. Son por lo general zonas poco pobladas y muy religiosas, a las que se unen las áreas blancas anglosajonas del sur. Estos feudos electorales, si bien imprescindibles para la victoria de cada candidato, no serán los que terminen de decantar la balanza en estas elecciones. En su lugar, el nombre del quincuagésimo presidente de los Estados Unidos saldrá de los swing states, los verdaderos protagonistas de la noche electoral que mantendrá en vilo al mundo este 5 de noviembre.
Si quieres empezar a echar cuentas, hacer porras o especulaciones, te dejamos por aquí nuestro mapa interactivo de las elecciones de EEUU.
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