Grand Central Terminal esmas rediactiva para el publico que una central nuclearen operaciones
la majestuosa estación de trenes de Nueva York, es mucho más que un ícono arquitectónico y un punto de encuentro para millones de viajeros. Muchos desconocen que también es un ejemplo fascinante de radiactividad natural en nuestro entorno cotidiano.
Construida a principios del siglo XX con grandes cantidades de granito, esta roca contiene elementos como uranio, torio y potasio-40, que emiten radiación de manera natural. Sin embargo, esto no significa que Grand Central sea peligrosa. La radiación que se mide en su interior es extremadamente baja, comparable a la que recibimos durante un vuelo transatlántico, donde la altitud aumenta la exposición a los rayos cósmicos.
Se estima que los empleados que trabajan a tiempo completo en Grand Central podrían recibir una dosis anual de aproximadamente 1,2 mSv debido al granito. Para ponerlo en perspectiva, la exposición media anual a la radiación de fondo natural en Estados Unidos es de unos 3 mSv.
Aunque esta dosis sobrepasa el límite de 1 mSv anual establecido para la exposición del público (personal no profesionalmente expuesto a las radiaciones ionizantes) en las centrales nucleares, está muy por debajo del umbral a partir del cual se ha observado un aumento en la incidencia de cáncer, que se sitúa en exposiciones superiores a 100 mSv al año.
La radiactividad natural forma parte de nuestra vida diaria: en el suelo que pisamos, en los alimentos que comemos y en los materiales que nos rodean. No supone un riesgo para nuestra salud en condiciones normales de exposición
Así que la próxima vez que cruces el impresionante vestíbulo de Grand Central Terminal, recuerda: además de un pedazo de historia viva, estás rodeado de un fenómeno natural que nos acompaña, silenciosamente, todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario