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La imagen que la sociedad tiene de las bacterias siempre es negativa, y no os imagináis la cantidad de cosas que nos ofrecen.
El avance de la ciencia y la biotecnología han permitido utilizar las bacterias como fábricas de moléculas o compuestos que utilizamos a diario.
Un ejemplo claro es el de la INSULINA. La insulina proviene de un organismo genéticamente modificado. ES TRANSGÉNICA y salva vidas.
A estas bacterias se les ha introducido el gen de la insulina humana para que la produzcan. Esto se hace a gran escala en grandes fermentadores con millones de bacterias produciendo esta proteína.
Después se purifica, se inserta en viales con un medio adecuado y directo hacia la farmacia, donde la persona la adquiere y se la inyecta.
¿No es maravilloso?
Hace unos años la insulina era algo muy costoso de conseguir, tanto económicamente como técnicamente ya que hacía falta miles y miles de animales para conseguir a penas medio kilo de esta insulina, algo inviable a día de hoy.
El avance de la ciencia ha permitido que esta molécula esté al alcance de mucha gente y además, reducir el uso de animales para este fin.
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