💥 LA GRAN GUERRA EMU 💥
En los años posteriores a la Gran Guerra, el gobierno australiano comenzó a implementar un “esquema de asentamiento para veteranos” en todos los estados, gracias a esto cerca de 5,000 ex combatientes recibieron parcelas de tierra, que debían convertir en granjas de trabajo, principalmente para cultivar trigo y criar ovejas.
Para setiembre de 1920, el gobierno había comprado 90,000 hectáreas, pero aún necesitaba más, y comenzó a colocar a los ex soldados restantes en zonas bastante marginales en Australia Occidental. Esto dificultó las cosas, porque establecer una granja con poca o ninguna experiencia en una buena área no es fácil, y mucho menos en un área donde la tierra es apenas utilizable. Además, los veteranos fueron presionados aún más cuando la Gran Depresión golpeó en 1929, haciendo que los precios del trigo cayeran en picada. El gobierno prometió subsidios, pero estos nunca llegaron.
Justo cuando los veteranos pensaban que la situación no podía empeorar más, se demostró que estaban equivocados, gracias a una amenaza inesperada: el emú.
Los emús son aves muy grandes y no voladoras, con alturas que promedian no menos de 1.75 metros, son las segundas aves vivas más grandes. Tienen cuellos y patas largos, pero alas muy cortas. Pudiendo desarrollar a la carrera hasta 50 kph.
Hasta 1922, los emús eran una especie nativa protegida en Australia, pero luego las cosas cambiaron.
Los emús comenzaron a causar estragos; A fines de 1932, alrededor de 20,000 de estas aves se dieron cuenta de que las tierras recién cultivadas eran un buen lugar para criar y encontrar comida. Llegaron en grandes cantidades y arrasaron con los cultivos en pie hasta las raíces, dejando así, sin sustento a los agricultores. Pero no solo eso, también echaron abajo las cercas, lo que permitió que los conejos también destruyeran los cultivos.
Por este motivo, un grupo de veteranos que se habían establecido en la zona afectada fueron enviados a hablar con el Ministro de Defensa, Sir George Pearce. El cual se comprometió a enviar apoyo militar a la región para erradicar a la plaga que los acechaba. Los veteranos (ahora granjeros) solicitaron que se enviaran ametralladoras al área. Siendo ex militares, todos sabían cuán efectivas serían estás armas.
Para dirigir las operaciones se envió al mayor G.P.W. Meredith con el séptimo regimiento de la Real Artillería Australiana. Armados con 10,000 rondas de municiones y 2 ametralladoras Lewis.
El primer enfrentamiento se dió el 2 de noviembre de 1932, cuando los militares se movilizaron a la región donde se había visto a un grupo 50 emús. Las aves estaban fuera del alcance de las armas, por lo que intentaron llevarlos a una emboscada. Sin embargo, las aves se dividieron en pequeños grupos y corrieron para que fueran blancos difíciles. La primera serie de disparos fue ineficaz debido a la velocidad de los emús. Una segunda ronda de disparos fue más eficaz, eliminando algunas aves. Más tarde, el mismo día, se encontró una pequeña bandada y se alcanzaron “quizás una docena” más.
El 4 de noviembre, el mayor Meredith había preparado una emboscada cerca de una presa local y más de 1000 emús fueron llevados hacia esa posición. Esta vez los soldados esperaron hasta que las aves estuvieran a quemarropa antes de abrir fuego. Pero el arma se atascó después de que solo se eliminaron a 12 pájaros y los restantes se dispersaron antes de que pudieran acabar con más.
En los días que siguieron, Meredith decidió moverse más al sur, donde las aves “se informó que eran bastante mansas”. Para el 8 de noviembre, apenas 6 días después del comienzo de “la guerra”, se habían disparado 2500 rondas de municiones. Teniendo en cuenta que se lanzaron tantos disparos, las bajas de los emús eran demasiado escasas.
Afortunadamente para su comandante, el ejército no sufrió ninguna baja a “manos” de los emús, según su informe oficial.
El 13 de noviembre se realizó un segundo intento por parte de los militares. Si bien este asalto proporcionó mejores resultados (es decir, mataron a más emús esta vez), aún estaba lejos de ser una operación exitosa, desde un punto de vista logístico.
Según se informó, se necesitaron no menos de 10 balas para derribar un solo emú, por lo que el gobierno decidió que no valía la pena.
Resumiendo, este periodo de guerra, la prensa comentó:
“Los sueños de las ametralladoras disparando a quemarropa en las masas de emús pronto se disiparon. El comando Emú evidentemente había ordenado tácticas de guerrilla, y su ejército poco manejable pronto se dividió en innumerables pequeñas unidades que hicieron que el uso del equipo militar no fuera rentable. Por lo tanto, una fuerza de campo abatida se retiró del área de combate después de aproximadamente un mes”.
Con cada nueva estrategia, los emús se adaptaban rápidamente.
La Cámara de Representantes de Australia discutió la operación militar. Luego de la humillante cobertura negativa en los medios locales, que habían afirmado que “solo unos pocos enemigos” habían muerto, Sir George Pearce ordenó el retiro de todo el personal militar y las armas.
El mayor Meredith comparó a los emús con zulúes y comentó lo bien que se desenvolvían, incluso cuando estaban gravemente heridos.
“Cada manada parece tener su líder: un gran pájaro negro emplumado que mide seis pies de altura y vigila mientras sus compañeros llevan a cabo su trabajo de destrucción y les advierte de nuestro acercamiento”.
“Si tuviéramos una división militar con la capacidad de resistencia a las balas de estas aves, se enfrentarían a cualquier ejército del mundo ... Pueden enfrentar ametralladoras con la invulnerabilidad de los tanques. Son como zulúes, a quien ni siquiera las balas dum-dum podían detener”.
Tiempo después hubo un segundo intento de limpiar el área de emús que fue más “exitoso”, llevada a cabo por los propios veteranos. Hubo reclamos de que 986 aves fueron eliminadas y otras 2500 que murieron por sus heridas. Pero la noticia de la guerra contra los emús se había extendido, inclusive afuera del país, y los conservacionistas no estaban contentos. En los años que siguieron, los agricultores volvieron a solicitar asistencia del ejército varias veces, pero el gobierno prefirió hacer caso omiso debido a que no habían encontrado la manera de enfrentar eficazmente a su incontenible oponente.
Así es como el emú ganó la “Gran Guerra Emú de Australia” en 1932, dejando mal parado a su muy bien armado y entrenado rival.
Posteriormente se aplicó un sistema de recompensas para combatir a los emús que resultó mucho más eficaz.
En los últimos años, las referencias a la Guerra Emú han sido populares en el Internet. Y más recientemente se han estrenado varios documentales y cortos sobre el acontecimiento.
Gracias por tu lectura.
✍️ JAZ
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