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Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en el blog EMS Solutions International está editada y elaborada por profesionales de la salud. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario. by Dr. Ramon REYES, MD

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.

Niveles de Alerta Antiterrorista en España. Nivel Actual 4 de 5.
Fuente Ministerio de Interior de España

Wednesday, December 17, 2025

letrinas/ sistemas sanitarios en la edad media

Las letrinas en la Edad Media

Una de las grandes diferencias entre la Edad Media y la Moderna era el acceso a los aseos públicos, también llamados letrinas. En la época del Renacimiento cualquier restaurante, tienda o establecimiento poseía un lavabo y un retrete obligados por las autoridades locales. Sin embargo en tiempos medievales este asunto era bien diferente, siendo el caos más que evidente.



Carole Rawcliffe, autora del libro Urban Bodies: Communal Health in Late Medieval English Towns And Cities, revisó la documentation de Londres, York y otras zonas urbanas inglesas para ver cómo eran las costumbres diarias de la población en cuanto a salud, higiene y cuestiones ambientales. También estudió cómo era el tratamiento de las enfermedades, el suministro de agua potable, asegurando que la comida y la bebida tuvieran un mínimo de estándares.


Curiosidad medieval 
Frecuentemente la gente no encontraba un lugar para ir al baño, salvo en las calles. En 1307, uno de los mozos de cuadra del Rey tuvo un encontronazo con dos vecinos de Londres cuando los encontró orinando en un lado de la calle.


A finales de la Edad Media la gente estaba más concienciada con la salud y las cuestiones de higiene. Las autoridades municipales dictaron leyes y gastaron dinero en conservar sus ciudades limpias. En concreto, en Londres se construyeron letrinas públicas y en el siglo XV se conoce la ubicación de una docena de éstas en la ciudad.

Habitualmente las letrinas se construían en puentes, ya que la porquería caía directamente a los ríos. En 1382, el alcaide de la Torre de Londres gastó 11 libras en construir una letrina. Además sobre el río Támesis se construyeron otras dos en Walbrook y The Fleet, pero esto provocó que el agua del río se volviera más contaminada.

A finales de la Edad Media esta autora ha constatado que cualquier ciudad o pueblo tenía una letrina pública cuyo consistorio estaba encargado de su mantenimiento. En el caso del Ouse Bridge de York, los denominados coloquialmente “agujeros para orinar” y retretes eran mantenidos por los guardianes del puente, que también se encargaban de su limpieza y reparaciones.

Vía: Medievalists.net
labrujulaverde.com

_____________________

1.-Castillo de Luna s. XII, en Albuquerque,  una letrina medieval, situada en la torre de los cinco picos, la cual era utilizada por los Castellanos para mostrar el trasero que quedaba al descubierto totalmente a los Portugueses
Hay más personas con acceso a celulares 📱 que a retretes 🚽, a pesar de ser un servicio esencial.

El #DíaDelRetrete, es una oportunidad para apoyar el cumplimiento de los #ObjetivosMundiales para garantizar el acceso universal al saneamiento.
.
Mozo del retrete 🚽 🪠  💩 
Países donde se usa el bidé 



3,500 millones de personas aún carecen de acceso a baños seguros, poniendo en riesgo su salud y bienestar. En este #DíaMundialDelRetrete, descubre por qué los baños son clave para la salud, la educación y la igualdad: un.org/es/observances

El manejo de las heces fecales antiguamente 

Baños "balnearios" romanos

⚔️🐚🌊🚽🚿Los baños romanos, fundamentales para la higiene y el esparcimiento social en la antigua Roma, eran sofisticadas estructuras de ingeniería que utilizaban un sistema de calefacción llamado hipocausto para mantener constantes la temperatura del agua y del ambiente. Este sistema, que consistía en calentar el aire bajo el suelo y entre las paredes, demostraba la avanzada tecnología de la época. El agua, transportada desde fuentes distantes a través de acueductos, se reutilizaba para limpiar los sistemas de alcantarillado de las letrinas. Los baños eran un lugar de encuentro diario para los romanos, donde además de bañarse, se realizaban ejercicios físicos y se utilizaba el strigilis, un raspador para eliminar el sudor y la suciedad del cuerpo. Los baños también estaban presentes en residencias privadas, y se dividían por género en diferentes horarios para evitar problemas de conducta. Por ejemplo, en el siglo I d.C., el emperador Trajano impuso regulaciones para asegurar la separación de hombres y mujeres en el Baño de Éfeso.

Créditos Conocimientum

filariasis linfática

Paciente de 30 años con filariasis linfática en el oeste de Kenia 🇰🇪


Filariasis por Wuchereria bancrofti es el único tipo de filariasis linfática presente en las Américas. La infección se transmite a través de mosquitos infectados y se asocia con síntomas agudos y crónicos que pueden conducir a la desfiguración, y, en consecuencia, a la exclusión social y el estigma.

Han sido adoptadas medidas para eliminar la filariasis linfática como un problema de salud pública de las Américas, el pilar de la estrategia es la distribución anual masiva de dos medicamentos antihelmínticos, dietilcarbamazina y albendazol (DA) a todas las personas que viven en zonas endémicas durante 5 años o de tres medicamentos, los dos anteriores más ivermectina (IDA), durante 2 años.

Datos clave
La filariasis linfática, conocida generalmente como elefantiasis, es una infección humana que se produce por la transmisión de unos parásitos denominados filarias a través de los mosquitos, entre ellos los del género Culex, que está muy extendido en las zonas urbanas y semiurbanas.
Los mosquitos se infectan con microfilarias al ingerir sangre cuando pican a un portador infectado. Las microfilarias maduran en el mosquito y se convierten en larvas infecciosas. Cuando los mosquitos infectados pican a las personas, las larvas maduras del parásito se depositan en la piel, desde donde pueden penetrar en el organismo.
La filariasis linfática adopta formas asintomáticas, agudas y crónicas. La mayoría de las infecciones son asintomáticas y no presentan signos externos. A pesar de ello dañan el sistema linfático y los riñones y alteran el sistema inmunológico. Las manifestaciones dolorosas y muy desfigurantes de la enfermedad, linfedema, elefantiasis e inflamación escrotal, aparecen más tarde y pueden causar rechazo y estigma social, con la consecuente pérdida de autoestima y la disminución de oportunidades de trabajo de los afectados, y por lo tanto, afectan su situación económica y social.
La enfermedad se puede eliminar en las Américas con la administración masiva simultánea de dos medicamentos antihelmínticos, dietilcarbamazina y albendazol (DA) a todas las personas que viven en zonas endémicas durante 5 años o de tres medicamentos, los dos anteriores más ivermectina (IDA), durante 2 años.
En los lugares donde la enfermedad es endémica se recomienda el uso de mallas mosquiteras en las ventanas y puertas de las viviendas y sobre las camas, eliminación de criaderos de mosquitos y la aplicación de insecticidas en letrinas abiertas.
Datos y cifras
La filariasis linfática afecta al sistema linfático y puede producir hipertrofia anormal de algunas partes del cuerpo, causando dolor, discapacidad grave y estigmatización social.
Más de 882 millones de personas en 44 países siguen amenazadas por la filariasis linfática y requieren tratamiento quimioprofiláctico para detener la propagación de esta infección parasitaria.
La filariasis linfática puede eliminarse interrumpiendo la propagación de la infección mediante la repetición anual del tratamiento quimioprofiláctico con combinaciones de medicamentos seguros. Desde el año 2000 se han administrado más de 9000 millones de tratamientos acumulados para detener la propagación de la infección.
En 2018 había 51 millones de personas infectadas, lo que supone un descenso del 74% desde que la OMS puso en marcha en 2000 su Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática.
Gracias a la aplicación con éxito de las estrategias de la OMS 740 millones de personas ya no necesitan tratamiento quimioprofiláctico.
La aplicación de un conjunto de medidas asistenciales esenciales recomendadas puede aliviar el sufrimiento y prevenir la discapacidad entre las personas que padecen la enfermedad.
Panorama general
La filariasis linfática, conocida generalmente como elefantiasis, es una enfermedad tropical desatendida. La infección humana se produce por la transmisión de unos parásitos denominados filarias a través de los mosquitos. La infección se contrae generalmente en la infancia y provoca daños no manifiestos en el sistema linfático.

Las manifestaciones dolorosas y muy desfigurantes de la enfermedad (linfedema, elefantiasis e inflamación escrotal) aparecen más tarde y pueden causar discapacidad permanente. Esos pacientes no solo quedan físicamente discapacitados, sino que sufren perjuicios mentales, sociales y financieros que contribuyen a la estigmatización y la pobreza.

En 2021, 882,5 millones de personas en 44 países vivían en zonas en las que hay que aplicar quimioprofilaxis para detener la propagación de la infección.

De acuerdo con la estimación inicial del número de personas afectadas por la filariasis linfática, en todo el mundo había 25 millones de hombres con hidrocele y más de 15 millones de personas con linfedema. Sigue habiendo, como mínimo, 36 millones de personas con estas manifestaciones crónicas de la enfermedad. La eliminación de la filariasis linfática puede evitar sufrimientos innecesarios y contribuir a la reducción de la pobreza.

Causa y transmisión
La filariasis linfática es el resultado de una infección por nematodos de la familia Filarioidea. Se trata de unos gusanos filifornes, de los que hay tres tipos:

Wuchereria bancrofti, causante del 90% de los casos;
Brugia malayi, que provoca la mayoría de los casos restantes;
Brugia timori, que también puede causar la enfermedad.
Los gusanos adultos se alojan en los vasos linfáticos y alteran el funcionamiento normal del sistema linfático. Los gusanos pueden vivir una media de seis a ocho años y a lo largo de su vida producen millones de pequeñas larvas (microfilarias) que circulan por la sangre.

Los mosquitos se infectan con microfilarias al ingerir sangre cuando pican a un portador infectado. Las microfilarias maduran en el mosquito y se convierten en larvas infecciosas. Cuando los mosquitos infectados pican a las personas, las larvas maduras del parásito se depositan en la piel, desde donde pueden penetrar en el organismo. Las larvas pasan luego a los vasos linfáticos, donde se desarrollan y se vuelven gusanos adultos, que continúan entonces el ciclo de transmisión.

La filariasis linfática se transmite por diferentes tipos de mosquitos, entre ellos: Culex, que está muy extendido en las zonas urbanas y semiurbanas; Anopheles, que está presente principalmente en las zonas rurales, y Aedes, que predomina en las islas del Pacífico donde esta enfermedad es endémica.

Síntomas
La filariasis linfática puede adoptar formas asintomáticas, agudas y crónicas. La mayoría de las infecciones son asintomáticas y no presentan signos externos, si bien contribuyen a la transmisión del parásito. Aun siendo asintomáticas, causan daños en el sistema linfático y los riñones y alteran el sistema inmunitario.

Cuando la filariasis linfática se vuelve crónica produce linfedema (tumefacción de los tejidos) o elefantiasis (engrosamiento de la piel y otros tejidos) de los miembros e hidrocele (tumefacción escrotal). Es frecuente que haya afectación de las mamas y de los órganos genitales. Estas deformidades son causa frecuente de estigmatización social y alteraciones de la salud mental, pérdida de oportunidades de obtener ingresos y aumento de los gastos médicos para los pacientes y quienes los cuidan. La carga socioeconómica en términos de aislamiento y pobreza es enorme.

El linfedema crónico, o elefantiasis, va acompañado a menudo de episodios agudos de inflamación local de la piel y de los ganglios y los vasos linfáticos. Algunos de esos episodios son causados por la respuesta inmunitaria del organismo contra el parásito. La mayoría se debe a infecciones bacterianas cutáneas secundarias, pues las defensas normales se deterioran como consecuencia del daño linfático. Estos episodios agudos son debilitantes, pueden durar semanas y son la principal causa de pérdida de salarios entre quienes padecen filariasis linfática.

Tratamiento
La filariasis linfática puede eliminarse interrumpiendo la propagación de la infección mediante tratamientos quimioprofilácticos. La estrategia de quimioprofilaxis que recomienda la OMS para eliminar la filariasis linfática consiste en la administración masiva de medicamentos, es decir, ofrecer una dosis anual de fármacos a toda la población en riesgo. Los fármacos utilizados tienen un efecto limitado sobre los parásitos adultos, pero reducen significativamente la densidad de microfilarias en la sangre y evitan la propagación de los parásitos a los mosquitos.

La pauta recomendada de administración masiva de medicamentos depende de la coendemicidad de la filariasis linfática con otras filariasis. La OMS recomienda las siguientes pautas:

400 mg de albendazol dos veces al año en las zonas donde la loiasis es coendémica;
200 µg/kg de ivermectina más 400 mg de albendazol en países con oncocercosis;
6 mg/kg de citrato de dietilcarbamazina más 400 mg de albendazol en países sin oncocercosis, y
200 µg/kg de ivermectina, más 6 mg/kg de citrato de dietilcarbamazina y 400 mg de albendazol en países sin oncocercosis y en los que se dan otras condiciones del programa.
Los efectos de la administración masiva de medicamentos dependen de la eficacia de la pauta y de su cobertura (proporción de población total tratada). La administración masiva de medicamentos con la pauta de dos fármacos permite interrumpir el ciclo de transmisión cuando se lleva a cabo anualmente durante, al menos, entre cuatro y seis años y hay una cobertura efectiva de la totalidad de la población en riesgo. En algunos entornos peculiares también se ha utilizado sal enriquecida con citrato de dietilcarbamazina para interrumpir el ciclo de transmisión.

Cuando se puso en marcha el Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática había 81 países donde se consideraba que esta enfermedad era endémica. Otros datos epidemiológicos examinados desde entonces indican que el tratamiento quimioprofiláctico no era necesario en 10 países. Entre 2000 y 2021 se administraron 9000 millones de tratamientos acumulados a más de 935 millones de personas en 70 países, al menos en una ocasión por persona, lo que redujo considerablemente la transmisión en muchos lugares. La población que necesita la administración masiva de medicamentos ha disminuido en un 52% (740 millones de personas) allí donde la prevalencia de la infección se ha reducido por debajo de los umbrales de eliminación. En una estimación prudente, el beneficio económico general derivado de la aplicación del programa entre 2000 y 2007 ascendió a US$ 24 000 millones. Asimismo, se estima que los tratamientos administrados hasta 2015 han evitado al menos US$ 100 500 millones de pérdidas económicas a lo largo de la vida de las cohortes que se han beneficiado de ellos.

Diecisiete países y territorios (Camboya, Egipto, Islas Cook, Islas Marshall, Kiribati, Maldivas, Malawi, Niue, Palau, Sri Lanka, Tailandia, Togo, Tonga, Vanuatu, Viet Nam, Wallis y Futuna, y Yemen) han logrado eliminar la filariasis linfática como problema de salud pública. En 2021, 11 países habían aplicado de forma satisfactoria las estrategias recomendadas, habían suspendido el tratamiento a gran escala y estaban bajo vigilancia para comprobar que se había logrado la eliminación. La quimioprofilaxis sigue siendo necesaria en 44 países, si bien a finales de 2021 todavía no se había iniciado la administración masiva de medicamentos en todas las zonas endémicas de nueve de esos países.

Gestión de la morbilidad
La gestión de la morbilidad y la prevención de la discapacidad son fundamentales para mejorar la salud pública y constituyen servicios esenciales que los sistemas de salud deben ofrecer para garantizar la sostenibilidad. El hidrocele puede aliviarse con métodos quirúrgicos. La gravedad clínica del linfedema y la progresión de la enfermedad, incluidos los episodios de inflamación aguda, pueden reducirse y prevenirse con medidas simples de higiene, cuidados de la piel, ejercicio y elevación de los miembros afectados. Las personas que presentan linfedemas deben recibir asistencia de forma continuada durante toda la vida para combatir la enfermedad y prevenir su evolución hacia fases más avanzadas.

El Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática tiene por objeto ofrecer acceso a un conjunto de medidas asistenciales esenciales a todas las personas que presenten manifestaciones crónicas asociadas a la filariasis linfática en cualquier zona donde la enfermedad esté presente, con el fin de aliviar su sufrimiento y mejorar su calidad de vida.

Se considerará que se han alcanzado los objetivos en lo que respecta a la eliminación de la filariasis linfática si las personas afectadas tienen acceso a las siguientes medidas asistenciales esenciales:

tratamiento de los episodios de adenolinfangitis;
orientaciones sobre la aplicación de medidas sencillas para tratar el linfedema a fin de prevenir la progresión de la enfermedad y los episodios debilitantes de adenolinfangitis;
cirugía para los pacientes con hidrocele, y
tratamiento de la infección.
Lucha antivectorial
El control de mosquitos es una estrategia complementaria que cuenta con el apoyo de la OMS. Se utiliza para reducir la transmisión de la filariasis linfática y otras infecciones transmitidas por mosquitos. En función de la especie del parásito vector, medidas como la utilización de mosquiteros tratados con insecticidas, la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual o medidas de protección personal pueden ayudar a proteger a las personas contra la infección. En zonas donde el principal vector de la filariasis es el Anopheles, el uso de mosquiteros tratados con insecticidas mejora los efectos en la transmisión durante la administración masiva de medicamentos y posteriormente. En algunos entornos la lucha antivectorial ha contribuido a eliminar la filariasis linfática sin necesidad de aplicar quimioprofilaxis a gran escala.

Respuesta de la OMS
En la resolución WHA50.29 de la Asamblea Mundial de la Salud se insta a los Estados Miembros a eliminar la filariasis linfática como problema de salud pública. En respuesta, la OMS puso en marcha en 2000 su Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática.

La estrategia de la OMS se basa en dos elementos clave:

interrupción de la propagación de la infección mediante el tratamiento anual a gran escala de todas las personas de una zona o región donde está enfermedad esté presente que cumplan los criterios fijados; y
alivio del sufrimiento ocasionado por la filariasis linfática mediante la aplicación de un conjunto de medidas asistenciales esenciales recomendadas.
En 2020, el Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática introdujo los siguientes objetivos en la nueva Hoja de Ruta para las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021-2030:

cumplimiento por parte de 58 países (80%) donde la enfermedad es endémica de los criterios para la validación de la eliminación de la filariasis linfática como problema de salud pública, que incluyen tasas de infección sostenidas por debajo de los umbrales fijados como meta durante al menos 4 años después de la interrupción de la administración masiva de medicamentos y provisión de un conjunto de medidas asistenciales esenciales en todas las zonas donde se sabe que hay pacientes;
aplicación de medidas de vigilancia posterior a la administración masiva de medicamentos o a la validación en 72 países (100%) donde la enfermedad es endémica; y
reducción a 0 de la población total que requiere administración masiva de medicamentos.



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Priapismo. PRIAPO. priapismus

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Lavabo (letrina) de los romana. ‘Cacator cave malum’ latrinae/foricae. Baños. Váter 🚽

Lavabo (letrina) de los romanos. Letrinas/foricae 'Cacator cave malum'
HISTORIAS DE LA ANTIGUA ROMA
'Cacator cave malum': lo que las letrinas colectivas enseñan sobre la Roma antigua
Los romanos distinguieron entre váteres individuales ('letrinae') y colectivos ('foricae'). “Si quieres entender la cultura, mira sus baños”, sostiene la historiadora Mary Beard. Recreación, a cargo del artista Philip Corke, de unas letras romanas en el fuerte de Housesteads, en Inglaterra.
GETTY https://elpais.com/babelia/2022-08-03/cacator-cave-malum-lo-que-las-letrinas-colectivas-ensenan-sobre-la-roma-antigua.html





HIGIENE EN LA ANTIGUA ROMA

¿Cómo era el lavabo de los romanos?
Las letrinas públicas en la antigua Roma eran un espacio con nula intimidad donde se compartía todo, desde opiniones y anécdotas hasta la escobilla para limpiarse.

Abel GM
Periodista especializado en el ámbito de la historia y los viajes.

Actualizado a 24 de abril de 2020 · 19:56 · Lectura: 2 min

roma era el ombligo de la Europa antigua, pero sus habitantes no eran diferentes de cualquier otro en sus necesidades íntimas. Cuando la necesidad apretaba y había que ir a un baño público no se gozaba de mucha intimidad, ya que no había ningún espacio que separase las letrinas: era una buena ocasión para socializar y compartir opiniones sobre las proezas del gladiador o la auriga de moda, las últimas extravagancias de Nerón -en voz baja, por si acaso-, la necesidad más o menos imperiosa de lanzar una campaña contra los partos… y compartir también, al final, la escobilla para limpiarse. Por eso, como era de esperar, no existía el papel higiénico.

A falta de papel, los romanos se limpiaban con un utensilio llamado tersorium o xylospongium -literalmente, “esponja en un palo”-, muy parecido a las escobillas que hoy usamos para eliminar evidencias de la escena del crimen. Este era de uso compartido, aunque se limpia en una solución de agua con vinagre, lo que hacía muy fácil la transmisión de enfermedades en los baños públicos. Fuera de la ciudad uno se podía limpiar con hojas o musgo, que tampoco era muy higiénico, pero que al menos era de usar y tirar.

A propósito del tersorium, el filósofo Séneca cuenta una escabrosa anécdota en una de sus cartas: un gladiador del siglo I, en medio de una exhibición en el anfiteatro, utilizó este utensilio para poner fin a su vida antes del combate, metiéndoselo en la boca hasta morir ahogado.

Por suerte, con el paso de los años hemos mejorado los sistemas de limpieza e higiene personal.

fuente https://historia.nationalgeographic.com.es/a/como-era-lavabo-romanos_15284



LETRINAS ROMANAS:
En el antiguo Roma, los baños privados de los domus eran pocos y solo las familias más ricas podían pagarlos. Para el resto de la población había letrinas públicas equipadas con agua corriente y alcantarillado. La gente solía reunirse en las letrinas, hablar y no había modestia ni necesidad de privacidad: inconcebible en nuestros días.

Tersorium o xylospongium era literalmente lo que indicaba su nombre: una esponja de mar clavada en un palo. Sencillo pero efectivo.

D. Herdemerten / CC

'Cacator cave malum': lo que las letrinas colectivas enseñan sobre la Roma antigua
Los romanos distinguían entre váteres individuales ('') y colectivos ('foricae'). “Si quieres entender la cultura, mira sus baños”, sostiene la historiadora Mary Beard
“Me encanta este lugar”, exclama Mary Beard en la tercera parte de uno de sus documentales históricos de la BBC, Cómo vivían los romanos. El monumento que está a punto de mostrar puede servir para explicar muchas cosas sobre la antigua Roma, aunque es relativamente inesperado: se trata de unas letras públicas. Defecar, para los romanos, no era siempre un asunto privado. Compartieron charlas, comentarios, chanzas y hasta una esponja unida a un palo que utilizaban para limpiarse —la misma unos tras otros, algo que en la actualidad se consideraría bastante poco higiénico—. “Espléndida es tu cena, lo confieso”, explica Marcial, el más agudo y cínico de los escritores latinos en sus famosos Epigramas, en este caso el XLVIII (48), “muy espléndida; pero no será nada mañana, más aún, hoy, en este mismo instante, nada que no conozca la desgraciada esponja de un palo asqueroso”.

“Si quieres entender la cultura, mira sus baños”, señala Mary Beard, sentada en unas letrinas casi intactas de Ostia Antica, una de las ruinas mejor conservadas de Italia, a las que se llega desde Roma en un tren de cercanías tan bonito como desesperadamente lento. “En el centro de Roma, según una antigua guía que se conserva, había 144 letrinas, aunque no sabemos cuántos asientos tenía cada una”, prosigue la prestigiosa historiadora de Cambridge, recientemente jubilada, premio Princesa de Asturias y autora de libros como SPQR o Pompeya.

A continuación, expresa una serie de dudas sobre el uso de las letras públicas: ¿eran mixtas? ¿Para qué servían las pequeñas canalizaciones situadas al pie de los cagaderos? ¿El segundo agujero solo era utilizado para introducir el palo con la esponja? "No importa. Así es como debemos imaginar la antigua ciudad: todo el mundo cagando a la vez. Toga arriba, pantalones abajo, charlando mientras se procede", sentencia.

La escena del documental de Mary Beard no es extraña entre los especialistas del mundo antiguo: no es ni de lejos la única que se ha interesado por la enorme información que puede extraerse de las costumbres defecativas de los romanos y, en general, de su relación con los baños. El historiador Andrew Wallace-Hadrill, uno de los grandes expertos en las ciudades destruidas por el Vesubio en el año 79, realizó una exhaustiva investigación de los restos de heces que se conservaban en Herculano. Descubrió algunos objetos que se perdieron en la mierda ya casi fosilizada y, además, obtuvo mucha información sobre la dieta: pollo, cordero, pescado, higos, hinojo, aceitunas, erizos de mar y moluscos. “Se trata de una dieta absolutamente estándar para la gente corriente del pueblo”, explicó Wallace-Hadrill en un documental de National Geographic. “Es una dieta muy buena; cualquier médico la recomendaría”.

Pero ningún investigador supera a Barry Hobson, que se pasó 14 años excavando en Pompeya y que es autor de los dos libros de referencia sobre el asunto (desgraciadamente difíciles de encontrar en la actualidad y ninguno de los dos traducidos al castellano): Latrinae et Foricae. Inodoros en el mundo romano (Duckworth, 2009) y Letrinas y bajantes de Pompeya: una discusión general y un registro fotográfico de las instalaciones sanitarias en Pompeya (BAR Publishing, 2009). Este último requiere una pasión por las letrinas romanas al alcance de muy pocos especialistas. El primero, en cambio, es un libro muy divulgativo y divertido, que responde a muchas de las preguntas que se planteaba Mary Beard.

Vista general de unas letras en Ostia Antica.

El título del ensayo, publicado en 2009, diferencia entre los WC individuales (letrinae) y los colectivos (foricae). Analizando ambos espacios, Hobson aporta muchísima información sobre el mundo romano, sobre su sentido de la privacidad por ejemplo. Los baños colectivos reflejan una distancia considerable con el mundo occidental en la actualidad, donde este asunto es casi siempre privado, aunque, por otro lado, también se han encontrado muchos baños individuales en ruinas romanas.

Hobson relata, por ejemplo, que Séneca cuenta que un gladiador se suicidó con una esponja cuando fue al baño sin estar acompañado, lo que significaría que reclamaría privacidad. “Durante una lucha de gladiadores con las fieras, uno de los germanos que iba a participar en el espectáculo matinal se retiró al excusado para evacuar —a ningún otro lugar se le permitiría ir sin escolta—”, escribió el filósofo estoico y consejero de Nerón. “Allí, el palo que, adherido a una esponja, se emplea para limpiar la impureza del cuerpo, lo embutió todo entero en la garganta y se ahogó”. Sin embargo, tanto la arqueología como las pintadas o los epigramas de Marcial reflejan una clara confraternización en los foricae. "Vacerra está a todas horas en los baños, sentado todo el día. Vacerra no quiere cagar, quiere que lo inviten a cenar", escribió el poeta latino.

ESPAÑOL
'Cacator cave malum': lo que las letrinas colectivas nos enseñan sobre la antigua Roma
Es especialmente divertido el capítulo dedicado a las pintadas, con una misteriosa e inquietante que se repite en varios lugares de Pompeya: “Cacator cave malum”, “Cagador, ándate con cuidado”, que advertía del mal oculto que aquel que utilizaba las letrinas podría encontrarse. Otras pintadas señalan quién se había aliviado ahí —por ejemplo, Appolinaris, médico del emperador Tito en Herculano—, y en bastantes muros de Pompeya hay inscripciones que advierten contra defecar en ese lugar, lo que lleva a la conclusión de que los romanos no siempre utilizaban los espacios apropiados para esos menesteres.

Como médico, Hobson estudió también el concepto de higiene en la antigua Roma y, sobre todo, si sus habitantes eran conscientes del peligro que representaba la acumulación de heces, más allá del olor. “¿Conocían los romanos los problemas para la salud que los excrementos humanos podían plantear?”, escribe, sin encontrar una respuesta clara, aunque considera que “la transmisión de enfermedades se entendía mal”. Recalca, eso sí, que el Londres del siglo XIX no era mucho más higiénico que la Pompeya del siglo I. Es cierto que los romanos tenían una profunda relación con el agua, a través de los acueductos o de las termas, pero su concepto higiénico era muy diferente. En las termas, por ejemplo, el agua estaba estancada e ir con una herida en un pie era una idea muy mala.


Una de las obras que mejor analiza el mundo romano desde el punto de vista de las termas y el agua, aunque también de las letrinas, es un manga, Thermae romae (Norma Editorial), de Mari Yamazaki, que además acaba de ser estrenado como serie de anime en Netflix. Cuenta la historia de un ingeniero de termas romano que viaja en el tiempo hasta el Japón actual, donde aprende todo tipo de trucos para mejorar sus construcciones.

Con mucho humor y una minuciosa investigación histórica, Yamazaki muestra lo que una a dos culturas para las que las termas son un elemento esencial. Pero también lo que las separa: las foricae están a años luz de la obsesión por la limpieza de los inodoros japoneses, que ofrecen todo tipo de botones para mejorar la experiencia y la higiene. De hecho, uno de los primeros capítulos de la serie muestra el abismo que separa las foricae romanas, con sus asquerosas esponjas, de los tecnológicos váteres japoneses. Dos mundos separados y unidos a la vez por el agua y los baños.


Las letras públicas eran algo más que simples lugares de higiene; eran centros sociales. Su naturaleza comunitaria permitía la interacción y la conversación, lo que los convertía en una piedra angular de la vida social romana. En estos lugares se observaba la etiqueta, utilizándose esponjas comunes colocadas en palos para limpiarse después de usar la letrina. https://roman-empire.net/society/roman-bathroom/
Las letras públicas en la antigua Roma eran un espacio con nula intimidada.
A falta de papel, los romanos se limpiaban con un utensilio llamado tersorium o xylospongium -literalmente, “esponja en un palo”-, muy parecido a las escobillas que hoy usamos para eliminar evidencias de la escena del crimen. Este era de uso compartido, aunque se limpia en una solución de agua con vinagre, lo que hacía muy fácil la transmisión de enfermedades en los baños públicos. 
El agua que llegaba a la ciudad de Roma a través de los acueductos se almacenaba en grandes depósitos desde donde se distribuía a las panaderías, las casas, los baños… El agua sobrante de estos usos prioritarios terminaba en la red de alcantarillado: la Cloaca Máxima. Iniciada su construcción en el siglo VI aC por el rey Tarquinio.
En la ciudad de Roma se distribuían estratégicamente decenas de letras públicas (en el siglo IV había 144 con más de 4.000 plazas) para satisfacer las necesidades fisiológicas de los ciudadanos. Estas letrinas consistían en un banco de frío mármol con varios agujeros en los que sentarse a evacuar y bajo ellos la corriente de agua que arrastra la materia fecal.

Ilustración Peter Connolly









Escena de la Guerra de Troya 
#DrRamonReyesMD
El doctor Iapix, asistido por Venus, sana la herida de Enea, mientras el pequeño hijo Ascanio llora preocupado por su padre.
Fresco mural de la Casa de Sirico de la antigua Pompeya 45-79 DC Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.


Hábitos de higiene en la edad media. Historia de la medicina y la salud publica. 
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Mozo del retiro 🚽 🪠 💩 


3,500 millones de personas aún carecen de acceso a baños seguros, poniendo en riesgo su salud y bienestar. En este #DíaMundialDelRetrete , descubre por qué los baños son clave para la salud, la educación y la igualdad: un.org/es/observances


ATAQUES Oficios /serpientesDESDE EL ALCANTARILLADO #DrRamonReyesMD https://emssolutionsint.blogspot.com/2025/05/ataques-oficios-serpientesdesde-el.html


🚽🪙✨Un inodoro de oro macizo valorado en 4.5 millones de dólares fue robado de un palacio británico y nunca volvió a aparecer. Esta pieza única, bautizada como “América” por el polémico artista Maurizio Cattelan, no solo era una obra de arte contemporáneo, sino un retiro completamente funcional, instalado en el Palacio de Blenheim (la casa natal de Winston Churchill) como parte de una exposición. En 2019, en un robo digno de película, desapareció sin dejar rastro, causando daños por inundación al estar conectado al sistema de agua. Pese a varias detenciones, la obra jamás fue recuperada. Su peso, superior a los 100 kilos de oro de 18 quilates, hace aún más desconcertante su traslado sin ser detectado. El caso sigue abierto y se ha convertido en uno de los misterios más surrealistas y comentados del mundo del arte.

Créditos Conocimientum