En diciembre de 2006, los arqueólogos hicieron un descubrimiento revolucionario en Shahr-i-Sokhta, un antiguo yacimiento del sudeste de Irán.
Mientras excavaban en un cementerio de la Edad de Bronce, descubrieron un esqueleto femenino con un objeto inusual en la cuenca del ojo. Este objeto resultó ser el globo ocular artificial más antiguo del mundo, con más de 4.800 años de antigüedad.
La prótesis, de poco más de una pulgada de diámetro, estaba hecha de un material ligero, probablemente una pasta a base de betún, y estaba cubierta con una fina capa de oro. Presentaba un iris grabado y líneas doradas que irradiaban como rayos de sol, con pequeños agujeros en los lados que sugieren que se mantenía en su lugar mediante un hilo dorado.
Este hallazgo es significativo no solo por su antigüedad, sino también por su sofisticada artesanía, que revela conocimientos médicos y habilidades artísticas avanzados para ese período. El lujoso diseño sugiere que la mujer puede haber sido alguien de alto estatus, posiblemente una noble o una sacerdotisa. El descubrimiento arroja luz sobre las prácticas innovadoras de los habitantes de Shahr-i-Sokhta, un importante centro urbano conocido por sus escritos antiguos, su planificación urbana avanzada y su cultura única.
En 2014, el sitio fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su contribución a la comprensión de las civilizaciones tempranas.
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