tatuaje de globo ocular verde |
Un hombre de 26 años presentó dolor, fotofobia, disminución de la agudeza visual y edema palpebral en el ojo derecho después de someterse a un tatuaje de globo ocular verde en un salón de tatuajes.
Cuatro días después sus síntomas empeoraron y buscó atención médica. El paciente refirió que el pigmento verde utilizado en la inyección se diluyó con alcohol isopropílico, agua destilada y glicerina.
Se realizó el diagnóstico clínico de celulitis orbitaria y escleritis posterior del ojo derecho. El paciente fue ingresado para hospitalización. Se inició tratamiento antibiótico intravenoso (ceftriaxona y clindamicina) y antibiótico tópico (moxifloxacino). 2 días después, se inició prednisona oral.
Se realizó tarsorrafia derecha por exposición conjuntival y a los 3 días se retiraron las suturas, lo que resultó en mejoría clínica. El paciente completó 7 días de tratamiento con antibióticos orales y la prednisona se redujo lentamente durante 30 días.
A los quince días de iniciado el tratamiento se resolvió la proptosis, la restricción de los movimientos oculares y la quemosis, desapareció el desprendimiento coroideo y mejoró la agudeza visual. El párpado inferior derecho desarrolló una pigmentación verde.
Los tatuajes del globo ocular son realizados por personal no capacitado en oftalmología, lo que aumenta el riesgo de complicaciones oculares graves como la penetración del globo ocular y la endoftalmitis.
No obstante, los efectos a largo plazo en los ojos y la visión son inciertos, pero en el peor de los casos podrían incluir la pérdida de la visión o del ojo.
Si se hace según lo previsto, el tatuador inyecta tinta justo debajo de la superficie de la conjuntiva, por lo que colorea la esclerótica, la parte blanca del ojo.
Si la aguja no está exactamente en el lugar correcto, la tinta se puede inyectar en el interior del ojo, en la retina o en el tejido alrededor del ojo, causando terribles consecuencias.
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