Bautizada como víbora hocicuda o víbora de lataste, la especie Vipera latastei es la más abundante en la península ibérica, ya que abarca todo el territorio a excepción del extremo norte y los Pirineos. Esta víbora puede alcanzar hasta los 70 centímetros de longitud.
FOTOGRAFÍA DE JAVIER LOBÓN ROVIRA
De las tres especies presentes en España, la víbora hocicuda o vipera latastei cuenta con el veneno menos tóxico de todas, pero aunque su mordedura no es mortal, sí requiere asistencia sanitaria.
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Aunque sus costumbres son crepusculares y nocturnas durante el verano, la víbora hocicuda se vuelve más diurna durante la primavera y el otoño. Esta especie habita zonas secas y rocosas, aunque también puede encontrarse en bosques abiertos y densos.
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A diferencia de la gran mayoría de sus parientes, la víbora hocicuda presenta una pupila con forma elíptica que siempre mantiene en posición vertical. Como el resto de reptiles que habitan regiones de clima templado, la víbora hocicuda hiberna durante los meses fríos del año hasta mediados o finales de marzo.
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A pesar de su potente mecanismo de defensa, la víbora hocicuda es una especie pacífica que tan solo ataca a los humanos de forma accidental. Aunque muchos autores consideran más peligroso el veneno de la Vipera aspis se ha comprobado que la intoxicación venenosa de la Vipera latastei es más grave.
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La víbora áspid o vipera aspis es una especie de víbora que habita a lo largo de Europa y, al sur de su distribución, llega hasta la zona noreste de la península ibérica. Esta especie prefiere áreas cálidas con mucho sol y suelos secos, aunque en Francia o Italia se encuentra a menudo en áreas montañosas.
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Esta víbora es un posible híbrido entre Vipera latastei y Vipera aspis, consecuencia de las zonas de contacto que hay entre los hábitats de ambas especies.
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El estudio de los fenómenos de hibridación e intercambio genético son una potente herramienta para el estudio de la especiación y la evolución de la biodiversidad.
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Presente tan solo en el Cantábrico, el suroeste de Francia y el norte de Portugal, la llamada víbora cantábrica fue bautizada como víbora de Seoane en honor al naturalista gallego Víctor López de Seoane.
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Esta polimórfica especie, la Vipera seoanei, presenta una curiosidad: sus colores son muy variables y pasan del característico beige al gris claro, pasando por un negro oscuro y uniforme.
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La víbora de Seoane fue descrita en 1879 como una subespecie de la víbora europea, pero posteriormente sus diferencias morfológicas la clasificaron como una especie propia en 1976. De ella se derivan dos subespecies: la forma nominal Vipera seoanei seoanei y la subespecie Vipera seoanei cantabriaca. Sus poblaciones habitan los Picos de Europa, el País Vasco, Asturias y Galicia.
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