En los últimos meses, la pandemia de COVID-19 ha puesto a prueba el Sistema Nacional de Salud (SNS), como a los sistemas sanitarios de los países del mundo azotados por la misma. Con el transcurso de los meses, clínicos y científicos han podido generar un mayor conocimiento acerca del propio virus, su manejo y tratamiento así como las secuelas de la enfermedad. En este sentido, se han descrito complicaciones posteriores a la fase aguda de la COVID-19, tanto relacionadas directamente con la enfermedad como otras asociadas a las largas estancias hospitalarias, en unidades de críticos en muchas ocasiones. El seguimiento de estos pacientes y las secuelas clínicas generadas por la infección, supone una nueva necesidad asistencial que requiere un abordaje multidisciplinar, protocolizado y equitativo en el conjunto del SNS.
Por ello, desde la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), y con el apoyo de la Fundación AstraZeneca, se ha considerado oportuno llevar a cabo una reflexión de consenso entre las Sociedades Científicas (SSCC) más relacionadas con la epidemia, gestores y directivos de la salud y pacientes; para establecer cómo debe organizarse y gestionarse el seguimiento clínico adecuado a las necesidades que presentan los pacientes que han superado la fase aguda de la infección por COVID-19.
Por ello, desde la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), y con el apoyo de la Fundación AstraZeneca, se ha considerado oportuno llevar a cabo una reflexión de consenso entre las Sociedades Científicas (SSCC) más relacionadas con la epidemia, gestores y directivos de la salud y pacientes; para establecer cómo debe organizarse y gestionarse el seguimiento clínico adecuado a las necesidades que presentan los pacientes que han superado la fase aguda de la infección por COVID-19.
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