“Generalmente soy muy radical en la defensa de las normas con un beneficio claro, pero ponerse la mascarilla al aire libre tiene costos importantes y realmente no hay evidencias de sus beneficios”, advirtió el epidemiólogo Marc Lipsitch, director del Centro de Dinámicas de las Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Según publica este jueves ElPais.com, cada vez son más los expertos que cuestionan la obligatoriedad de utilizar mascarilla al aire libre y manteniendo distancia, mientras que hay excepciones en lugares cerrados como restaurantes o bares.
Según un estudio, de 318 brotes de Covid-19 en China al inicio de la pandemia, 317 ocurrieron en interiores y sólo uno se dio en un espacio abierto.
La agencia europea dedicada al control de las enfermedades infecciosas, el ECDC, solo recomienda utilizar mascarilla en el interior de los locales públicos y sugiere que “se puede considerar su uso en entornos al aire libre con mucha gente”. Sin embargo, en Argentina como en España la obligatoriedad del uso de la mascarilla rige aún para una persona que camina sola por la vía pública.
Según el portal español, “la Asociación Madrileña de Salud Pública pidió el 6 de abril la anulación de esta ‘absurda’ obligatoriedad de las mascarillas al aire libre”.
Estudio de la Unidad de Oxford
También recuerdan un estudio reciente de la universidad de Oxford publicado en la revista The Lancet que refuerza que de manera predominante el coronavirus se transmite por el aire, a través de los aerosoles, por lo que se sugiere evitar lugares cerrados compartidos con personas no convivientes, aumentar la ventilación y utilizar mascarillas bien ajustadas dentro de los locales.
Para la médica Trish Greenhalgh: “Al aire libre solo es necesario ponerse la mascarilla cuando hacemos ejercicio extenuante, por ejemplo al correr, si pasamos muy cerca de otras personas, por ejemplo en una acera”. En tanto, si se conservan las distancias adecuadas, “no es necesario llevar mascarilla al aire libre porque el virus en el aire se disipa rápidamente”. “El riesgo es inhalar el aire que acabas de exhalar”, apunta.
“Contagios al aire libre, infrecuentes”
Martín Bazant es ingeniero químico, autor de una herramienta interactiva que permite calcular el riesgo de infección, e insiste en que la transmisión aérea del virus en interiores es la principal fuente de contagios.
Bazant, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, recalca que “los contagios al aire libre han sido extremadamente infrecuentes, incluso al principio de la pandemia, cuando nadie llevaba mascarillas”, reseña ElPais.com.
“El contagio solo se podría esperar cuando las personas están cerca la una de la otra, a un metro o menos, y hablando cara a cara, como ocurrió en China en el único caso registrado de transmisión al aire libre. E incluso así el riesgo es mucho menor que en interiores”, subraya Bazant. Y concluye: “Es hora de dejar de usar mascarillas al aire libre”.
Las autoridades sanitarias de EE.UU. sí piden el uso de mascarillas en los locales y los transportes públicos, pero aclaran que “podrían no ser necesarias al estar al aire libre solo y lejos de otras personas, o con personas convivientes”. La Organización Mundial de la Salud solo recomienda utilizar mascarillas al aire libre si no se puede guardar al menos un metro de distancia.
Mascarillas al aire libre si se está con una multitud
Otro de los estudios referidos por el portal español es el de la investigadora Lidia Morawska, codirectora del Centro para la Investigación de la Calidad del Aire de Australia-China. Según Morawska, “al aire libre, cuando uno está moviendo y puede mantener una distancia razonable, las mascarillas no son necesarias”.
“Sin embargo, necesitamos mascarillas al aire libre si estamos en una multitud y muy cerca de otras personas”, apunta.
Al aire libre, “normalmente” no es necesario
Jeremy Howard es otro de los científicos que firmó un estudio sobre el papel de las mascarillas en la lucha contra el coronavirus, en donde un grupo de investigadores sugieren que el “uso generalizado” de la mascarilla. Howard, de la Universidad de San Francisco, precisa que “normalmente no es necesario llevar mascarilla al aire libre”, siempre que haya brisa o que la persona esté en movimiento.
Helene- Mari Van Der Wsthuizen, coatura del estudio publicado en enero, sostiene que el debate es complejo. “Si voy a un mercado al aire libre lleno de gente, si paso corriendo junto a alguien en un callejón estrecho o si doy un paseo con mi abuela sin vacunar, entonces sí, claramente, me pondría una mascarillas”.
“Estar al aire libre es mucho más seguro que estar en un interior, pero hay que seguir usando mascarilla si no puedes guardar la distancia o si vas a estar en contacto con una persona de un grupo de riesgo de covid grave”, apunta.
Carta pública a las autoridades españolas
Más de cien expertos españoles escribieron semanas atrás una carta pública a las autoridades de ese país para que se replantee las recomendaciones de prevención, considerando que “la probabilidad de contagio al aire libre es menos de 20 veces menor que en interiores”.
“Uno de los firmantes de la carta, el químico José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado (EE.UU.), explica que evitaron mencionar que la mascarilla es innecesaria al aire libre y con distancia, porque algunos expertos en salud pública tenían miedo de que se interpretase que no es necesaria nunca”, precisa el portal.
Las 10 razones
Los investigadores resumieron 10 razones científicas que respaldan la transmisión aérea en un comentario publicado en línea el 15 de abril en The Lancet:
El predominio de la transmisión aérea está respaldado por la transmisión de largo alcance que se observa en los eventos de superpropagación.
Se ha informado de transmisión de largo alcance entre las habitaciones de los hoteles de cuarentena COVID-19, entornos en los que las personas infectadas nunca pasaban tiempo en la misma habitación.
Los individuos asintomáticos representan aproximadamente del 33% al 59% de la transmisión del SARS-CoV-2 y podrían estar propagando el virus al hablar, lo que produce miles de partículas de aerosol y pocas gotas grandes.
La transmisión al aire libre y en espacios interiores bien ventilados es menor que en espacios cerrados.
Las infecciones nosocomiales se informan en entornos de atención médica donde las medidas de protección se dirigen a las gotas grandes pero no a los aerosoles.
Se ha detectado SARS-CoV-2 viable en el aire de las habitaciones del hospital y en el automóvil de una persona infectada.
Los investigadores encontraron SARS-CoV-2 en filtros de aire de hospitales y conductos de edificios.
No son solo los humanos: los animales infectados pueden infectar a los animales en otras jaulas conectadas solo a través de un conducto de aire.
No hay pruebas sólidas que refuten la transmisión aérea y el rastreo de contactos respalda la transmisión secundaria en espacios interiores abarrotados y mal ventilados.
Solo la evidencia limitada respalda otros medios de transmisión del SARS-CoV-2, incluso a través de fómites o gotas grandes.
La evidencia científica de la transmisión aérea del virus SARS-CoV-2 de diferentes investigadores apunta en la misma dirección: los aerosoles infecciosos son el principal medio de transmisión de persona a persona.[1]
Sin que esta afirmación esté exenta de controversia.
La ciencia que respalda la transmisión por aerosoles "es clara, pero no es aceptada en muchos círculos", dijo Trisha Greenhalgh, Ph. D., a Medscape Noticias Médicas.
"En particular, algunos del movimiento de medicina basada en la evidencia y algunos médicos de enfermedades infecciosas son notablemente resistentes a la evidencia", agregó Greenhalgh, profesora de ciencias de la salud de atención primaria en la University of Oxford, en Oxford, Reino Unido.
"Es muy difícil ver por qué, ya que todas las pruebas se acumulan", dijo Greenhalgh.
"La evidencia científica sobre la propagación de aerosoles tanto de campo cercano como de campo lejano ha sido clara desde el comienzo de la pandemia, pero hubo resistencia a reconocer esto en algunos círculos, incluidas las revistas médicas", dijo Joseph G. Allen, doctorado en ciencias, maestro en salud pública, a Medscape Noticias Médicas cuando se le pidió que comentara.
"Esta es la semana en que se rompió la presa. Salieron tres nuevos comentarios en las principales revistas médicas — BMJ, The Lancet, JAMA —, todas señalando que los aerosoles son el modo de transmisión dominante", agregó Allen, profesor asociado de ciencias de la evaluación de la exposición en la Harvard T.H. Chan School of Public Health, en Boston, Estados Unidos.
Un equipo de científicos de las universidades de Oxford, Colorado, California, Carolina del Norte y Toronto firman una carta publicada en The Lancet afirmando que hay evidencias “consistentes y sólidas” de que el SARS-CoV2 se transmite por el aire. Aunque otras vías pueden contribuir al contagio, la dominante es la aérea. Aseguran que es un error usar la falta de evidencia del virus en el aire para poner en duda esta vía de contagio y que “la comunidad responsable de la salud pública debe actuar en consecuencia sin más demora”.
Los expertos se muestran preocupados por la publicación de un informe previo bajo la premisa de que sin evidencia de virus en el aire no hay certeza de la transmisión por esa vía, ya que sus erróneos planteamientos han tenido consecuencias directas en las políticas de salud pública.
Las políticas en cuestión no hacen diferencias entre espacios de interior y exterior, ya que están basadas en la transmisión por gotículas grandes a las cuales afecta la gravedad, cosa que ocurre igual en ambos entornos. No obstante si, como es el caso, el virus se transmite sobre todo por el aire, una persona puede resultar infectada al inhalar aerosoles que una persona infectada emite al exhalar, hablar, gritar, cantar, estornudar o toser.
Reducir los contagios en esta situación requiere medidas para evitar que se inhalen aerosoles infecciosos: ventilación, filtración del aire, reducción de las concentraciones de personas en espacios cerrados, uso de mascarillas en interior en todo momento (con atención a su calidad y ajuste) y protección adicional para los profesionales sanitarios y los trabajadores en primera línea.
“Es difícil demostrar de forma directa la transmisión por el aire, pero hay diez vías de investigación que respaldan esta es la ruta primaria de contagio”, añaden.
Las diez claves
En primer lugar, los episodios de supertransmisión tienen características para poder ser considerados “motores clave” de la pandemia. Los análisis detallados de interacciones humanas en las que se ha detectado un episodio de este tipo, que incluyen tamaños de los espacios, ventilación y otras variables en lugares muy diferentes, son consistentes con transmisión por el aire. No pueden explicarse por gotículas grandes.
En segundo lugar, se han documentado contagios entre personas que sin encontrarse próximas entre sí estaban en un mismo espacio en términos de aire compartido (entre habitaciones de hotel adyacentes, por ejemplo).
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