Dolor neuropático: uno de cada tres españoles ya lo padece
Los neurólogos estiman en 400.000 las personas que comienzan a sufrirlo cada año en nuestro país
J. CARABAÑA
CREADA16-10-2022 | 19:06 H
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN16-10-2022 | 19:06 H
Más de 400.000 personas comienzan a sufrir cada año en España dolor neuropático, una enfermedad que afecta a un 32% de la población adulta, aunque solo un 27% está diagnosticado.
Son algunos de los datos dados a conocer por la Sociedad Española de Neurología (SEN), con motivo de la conmemoración el 17 de octubre del Día Mundial contra el Dolor, patología que padecen principalmente personas de entre 45 y 54 años, y mayoritariamente mujeres.
Según la SEN, el dolor motiva el 40% de las consultas de pacientes de Atención Primaria cada año, de los que un 20% lo experimenta más de 6 meses, aunque si se sufre más de tres ya es catalogado como crónico.
En un comunicado, los neurólogos han recordado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el dolor crónico es la mayor amenaza para la calidad de vida a nivel mundial y destaca que supone un coste sociosanitario superior al 3% del Producto Interior Bruto en Europa y, en España, representa la principal causa de absentismo laboral. Alan Luis Juárez-Belaúnde, coordinador del Grupo de Dolor Neuropático de la SEN, detalla que se trata de un tipo de dolor que no es causado como respuesta a un estímulo, “sino que es provocado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial, a nivel central o periférico, que hace que el sistema nervioso interprete como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son”.
Aunque los mecanismos desencadenantes de este dolor no son del todo conocidos, se sabe que, en muchas ocasiones, aparece asociado a la diabetes, el herpes zóster, el ictus, el parkinson o el cáncer, así como puede ser causado por tóxicos, fármacos, infecciones o alteraciones metabólicas y hereditarias, entre otras causas.
Por su parte, la SEMDOR (Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor) ha subrayado que para ayudar a los pacientes de la mejor manera posible, el tratamiento del dolor debe realizarse desde un enfoque multidisciplinar, ya que esta patología no pertenece a ninguna especialidad médica concreta.
Por ello, ha situado entre sus objetivos “convertir el dolor en una especialidad que permita tratar esta patología de forma completa”, para lo que reclama que se inicie el procedimiento para crear áreas específicas de competencia (ACE) que sean el origen de la futura especialidad y que faciliten a los enfermos acceder a las unidades de dolor, informa Efe.
https://www.larazon.es/sociedad/20221016/bpn5c67x45asla74rmjhu3kqhq.html
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El dolor neuropático es el resultado del daño o la disfunción del sistema nervioso periférico o central, en lugar de la estimulación de los receptores para el dolor. El diagnóstico es sugerido por el dolor desproporcionado respecto de la lesión tisular, disestesias (p. ej., ardor, hormigueos) y signos de lesión del nervio detectados durante el examen neurológico. El tratamiento suele realizarse con fármacos adyuvantes en lugar de analgésicos (p. ej., antidepresivos, antiepilépticos, baclofeno, fármacos tópicos) o con tratamientos no farmacológicos (p. ej., fisioterapia, neuromodulación).
(Véase también Generalidades sobre el dolor).
El dolor puede desarrollarse después de la lesión producida a cualquier nivel del sistema nervioso, periférico o central; el sistema nervioso simpático puede estar involucrado (y producir un dolor mantenido por vías simpáticas). Los síndromes específicos incluyen
Neuralgia posherpética
Avulsiones de la raíz
Mononeuropatía traumática dolorosa
Polineuropatía dolorosa (que incluye neuropatía secundaria a diabetes o quimioterapia)
Síndromes de dolor central (potencialmente causados por casi cualquier lesión en cualquier nivel del sistema nervioso)
Síndromes de dolor posquirúrgico (p. ej., síndrome posmastectomía, síndrome postoracotomía, dolor del miembro fantasma)
Síndrome de dolor regional complejo (distrofia simpática refleja y causalgia)
Etiología del dolor neuropático
El dolor neuropático podría ser el resultado de la actividad eferente (dolor mantenido por vía simpática) o de la interrupción de la actividad aferente (dolor por desaferentación).
La lesión o la disfunción de los nervios periféricos puede originar un dolor neuropático. Algunos ejemplos son
Mononeuropatías (involucran un solo nervio [p. ej., síndrome del túnel carpiano, radiculopatía por hernia de disco intervertebral])
Plexopatías (involucran múltiples nervios dentro de un plexo nervioso en particular; típicamente causados por traumatismos, inflamación o compresión nerviosa, como por un tumor)
Polineuropatías (involucran múltiples nervios, a menudo en todo el cuerpo; típicamente causados por diversos trastornos metabólicos, paraproteinemias, exposiciones tóxicas [p. ej., alcohol, quimioterapia]), predisposición hereditaria o, rara vez, mecanismos inmunitarios — véase tablas Causas de trastornos del sistema nervioso periférico)
Los mecanismos del dolor neuropático son complejos e implican cambios
A nivel del nociceptor periférico y a nivel nervioso
En el ganglio de la raíz dorsal
En el sistema nervioso central (SNC), vías nociceptivas y estructuras terminales
A nivel de los nervios periféricos y los nociceptores, la lesión produce inflamación, activación y representación excesiva de los canales catiónicos, en particular los canales de sodio. Estos cambios reducen el umbral de activación y aumentan la respuesta a estímulos nocivos. En los estados crónicos, el nervio periférico desencadena en forma continua señales ectópicas nociceptivas al SNC. Este bombardeo continuo de señales nociceptivas periféricas conduce a cambios en los nociceptores receptivos (sensibilización central); estos están cebados, interpretan estímulos menores (incluyendo estímulos no dolorosos [alodinia]) como dolor sustancial, e interpretan que el dolor proviene de un área más amplia de lo que es. Estos cambios pueden revertirse, al menos durante un tiempo, si la estimulación nociceptiva periférica puede interrumpirse.
Los síndromes de dolor neuropático central (dolor causado por disfunción de las vías somatosensitivas en el SNC) puede ser el resultado de cualquier lesión del SNC, pero estos síndromes ocurren con mayor frecuencia después de un accidente cerebrovascular, una lesión de la médula espinal, o se asocian con una placa desmielinizante de esclerosis múltiple. Para ser considerado dolor neuropático central, el dolor debe ocurrir en el área clínicamente afectada por la lesión del SNC; sin embargo, no necesita involucrar a toda el área afectada. El dolor neuropático central solo se desarrolla si el tracto espinotalámico (sensación de pinchazo, temperatura) funciona mal. Si la sensación de pinchazo y de temperatura son normales en el área del dolor que se sospecha que es de origen neuropático central, se debe considerar otra fuente de dolor. La causa del dolor en pacientes con deterioro neurológico es con mayor frecuencia musculoesquelética (p. ej., dolor de hombro relacionado con paresia del brazo después de un accidente cerebrovascular o síndrome de uso excesivo de los miembros superiores en pacientes en silla de ruedas con una lesión de la médula espinal).
El dolor por desaferentización se debe a la interrupción parcial o completa de la actividad nerviosa aferente periférica o central. Algunos ejemplos son
Neuralgia posherpética
Dolor central (dolor después de lesión del sistema nervioso central)
El dolor del miembro fantasma (aquel percibido en la región correspondiente a una parte amputada del cuerpo)
Los mecanismos son desconocidos, pero pueden involucrar la sensibilización de las neuronas centrales con umbrales de activación y un aumento de tamaño de los campos receptores.
Los síndromes de dolor neuropático a veces se asocian con hiperactividad del sistema nervioso simpático. La hiperactividad simpática no causa dolor neuropático, pero puede contribuir a sus características clínicas y su gravedad. El dolor resultante se denomina dolor mantenido por el sistema simpático, que depende de la actividad simpática eferente. El síndrome de dolor regional complejo a veces involucra el dolor mantenido por vía simpática. Otros tipos de dolor neuropático pueden tener un componente mantenido por vías simpáticas. Se desconoce lo que desencadena la hiperactividad simpática en algunos estados de dolor neuropático y no en otros. Los mecanismos probablemente involucran conexiones nerviosas simpático-somáticas (efapsis), cambios inflamatorios locales y en la médula espinal.
Síntomas y signos de dolor neuropático
Las disestesias (el dolor ardiente espontáneo o evocado, muchas veces con un componente lancinante sobreagregado) son típicas, pero el dolor también puede ser profundo y continuo. Otras sensaciones, por ejemplo hiperestesia, hiperalgesia, alodinia (dolor ante estímulos que no sean nocivos) e hiperpatía (respuesta dolorosa exagerada, particularmente desagradable) también pueden ocurrir.
Los pacientes pueden ser reacios a mover la parte dolorosa de su cuerpo, lo que resulta en atrofia muscular, anquilosis articular, pérdida de masa ósea y movimiento limitado.
Los síntomas son duraderos, con una persistencia típica una vez resuelta la causa primaria (si estaba presente una), porque el sistema nervioso central ha sido sensibilizado y remodelado.
Diagnóstico del dolor neuropático
Evaluación clínica
El dolor neuropático es sugerido por sus síntomas típicos cuando la lesión nerviosa se conoce o se sospecha. La causa (p. ej., amputación, diabetes, compresión) puede ser fácilmente evidente. Si no es así, el diagnóstico a menudo se asume sobre la base de la descripción de los síntomas; sin embargo, esas cualidades (p. ej., ardor) no son sensibles ni específicos para el dolor neuropático. Por lo tanto, la evaluación adicional, incluyendo el examen neurológico y estudios electrofisiológicos, son útiles para confirmar el diagnóstico e identificar el nervio lesionado. El dolor que mejora con un bloqueo nervioso simpático es un dolor mantenido por vía simpática.
Tratamiento del dolor neuropático
Terapia multimodal (p. ej., métodos físicos, antidepresivos, anticonvulsivos, métodos psicoterapéuticos, neuromodulación, a veces cirugía)
El manejo exitoso del dolor neuropático comienza con la confirmación del diagnóstico correcto y el manejo de las causas tratables (p. ej., hernia de disco, síndrome del túnel carpiano). Además de fármacos, se requiere movilización y fisioterapia para desensibilizar las áreas con alodinia y para evitar los cambios tróficos, la atrofia por desuso y la anquilosis articular. Los factores psicológicos deben ser considerados desde el inicio del tratamiento. La ansiedad y la depresión deben tratarse en forma apropiada. Si el dolor persiste, el bloqueo nervioso puede ayudar. Cuando la disfunción no responde a los tratamientos de primera línea, los pacientes pueden beneficiarse con el enfoque integral proporcionado por una clínica del dolor.
La neuromodulación (estimulación de la médula espinal o de los nervios periféricos) es particularmente eficaz para el dolor neuropático.
Varias clases de fármacos son eficaces (véase tabla Fármacos para el dolor neuropático), pero el alivio completo es poco probable, y es importante establecer expectativas realistas. El objetivo del tratamiento farmacológico es disminuir el dolor neuropático para que sea menos debilitante.
Los analgésicos opioides pueden proporcionar cierto alivio, pero en general son menos eficaces que para el dolor nociceptivo agudo y se asocian con riesgo de dependencia; los efectos adversos pueden prevenir una analgesia adecuada.
Los analgésicos adyuvantes, como los antidepresivos y los anticonvulsivos, se utilizan con mayor frecuencia para tratar el dolor neuropático, y su eficacia está avalada por datos de ensayos aleatorizados (1; véase tabla Fármacos para el dolor neuropático).
La gabapentina es uno de los fármacos más utilizados para estos fines. Para una analgesia eficaz, la dosis debe generalmente ser > 600 mg por vía oral 3 veces al día, y muchos pacientes necesitarán una dosis más alta. La dosis máxima suele ser de 1200 mg por vía oral 3 veces al día.
La pregabalina es similar a la gabapentina pero tiene farmacocinética más estable; la dosificación 2 veces al día es tan eficaz como la dosificación 3 veces al día, y logra una mejor tolerancia. El objetivo de la dosificación es de al menos 300 mg/día por vía oral (p. ej., una dosis inicial de 75 mg 2 veces al día, que se aumenta a 150 mg 2 veces al día dentro de la primera semana). Los síndromes de dolor neuropático pueden requerir hasta 600 mg/día. Algunos pacientes que no responden bien o no toleran la gabapentina responden o toleran la pregabalina y viceversa, aunque los 2 medicamentos tienen un mecanismo de acción primario similar (unión al ligando delta alfa-2 del canal de calcio presináptico que modula la señalización nociceptiva).
Los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, nortriptilina, desipramina) tienen como principal mecanismo de acción el bloqueo de la recaptación de serotonina y noradrenalina. Las dosis analgésicas (75 a 150 mg por vía oral 1 vez al día) son generalmente insuficientes para tratar la depresión o la ansiedad. Los efectos adversos anticolinérgicos y adrenérgicos a menudo limitan la dosificación efectiva. Los antidepresivos tricíclicos de tipo aminas secundarias (nortriptilina y desipramina) tienen un perfil de efectos adversos más favorable que los antidepresivos tricíclicos de tipo aminas terciarias (amitriptilina).
La duloxetina es un inhibidor de la recaptación (de serotonina y noradrenalina) con un mecanismo mixto, que parece ser eficaz para el dolor neuropático diabético, la fibromialgia, el dolor musculoesquelético crónico (que incluye dolor lumbar crónico) y la neuropatía inducida por la quimioterapia. Las dosis que son eficaces para la depresión y la ansiedad y para el manejo del dolor son similares.
Los efectos y el mecanismo de acción de la venlafaxina son similares a los de la duloxetina.
Los agentes tópicos y un parche que contiene lidocaína pueden ser eficaces para los síndromes periféricos.
Otros tratamientos potencialmente eficaces incluyen
La estimulación de la médula espinal por un electrodo colocado por vía epidural para ciertos tipos de dolor neuropático (p. ej., dolor en las piernas crónica después de la cirugía de columna)
Electrodos implantados a lo largo de los nervios y los ganglios periféricos para ciertas neuralgias crónicas (estimulación de los nervios periféricos)
El bloqueo simpático, que suele ser ineficaz excepto para algunos pacientes con un síndrome doloroso regional complejo
Bloqueo o ablación neural (ablación por radiofrecuencia, crioablación, quimioneurólisis)
Estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS)
Referencia del tratamiento
1. Finnerup NB, Attal N, Haroutounian S, et al: Pharmacotherapy for neuropathic pain in adults: a systematic review and meta-analysis. Lancet Neurol 14 (2):162–173, 2015. doi: 10.1016/S1474-4422(14)70251-0
Conceptos clave
El dolor neuropático podría ser el resultado de la actividad eferente (dolor mantenido por vía simpática) o de la interrupción de la actividad aferente (dolor por desaferentación).
Considere el dolor neuropático si los pacientes tienen disestesia o si el dolor es desproporcionado a la lesión tisular y se sospecha la lesión del nervio.
Tratar a los pacientes con múltiples modalidades (p. ej., antidepresivos o fármacos anticonvulsivos, analgésicos, métodos psicoterapéuticos, fisioterapia y terapia ocupacional, neuromodulación, cirugía).
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