DIDO Y LA FUNDACION CARTAGO
Tiro era una ciudad fenicia, en lo que hoy es el Líbano, dónde los hermanos Elisa y Pigmalión co-gobernaban después de la muerte de su padre, Belus. Pero, Pigmalión, envidioso de la inmensa riqueza del marido de Elisa, Siqueo, lo asesinó y tomó el trono para él. Sin embargo, no pudo hacerse con el tesoro de su cuñado, y cuando el fantasma de Siqueo se le aparece a Elisa y le dice dónde esté se encuentra escondido y que debe huir, ella reúne en silencio a un pequeño grupo de seguidores y nobles descontentos y abandona Tiro.
Exiliada, desembarca primero en Chipre, donde embarca a un sacerdote y también a 80 mujeres (quizás a la fuerza, aunque las fuentes difieren) que darán a luz a la próxima generación de su pueblo. Luego fue al norte de África, a Utica, que en ese momento está gobernada por el rey de los getulos, Jarbas. Utilizando parte de la inmensa riqueza de su difunto esposo, pide tierras a cambio de un tributo anual. El rey se lo concedería, con una condición: ella tendría todo el terreno que cabría debajo de una piel de buey, y nada más.
Sin inmutarse, Elisa instruye a su gente a cortar la piel en las tiras más delgadas posibles y, con ella, rodean una colina entera. Esta colina, más tarde conocida como “Colina Byrsa” (del griego βύρσα que significa piel de buey), albergaría la ciudadela desde la que crecería el resto de la ciudad. Esta nueva ciudad se llamaría Qart-Hadašh o simplemente “ciudad nueva” en lengua fenicia y hoy nos ha llegado como Cartago.
No está claro, dada la compleja etimología de su nombre, cuándo Elisa se hizo conocida como Dido, pero algunos han sugerido que simplemente significa “la vagabunda” y que le fue dado por el pueblo del rey Jarbas, los libios.
Independientemente, la reina Dido ahora gobernaba una ciudad estratégicamente ubicada, con la fecha de fundación común que se cree que es 813/814 a. C., que en poco tiempo se convertiría en una de las ciudades más poderosas del norte de África.
Gracias por tu lectura
JAZ
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