NO ES LO MISMO RADIACTIVIDAD QUE RADIACIÓN
Confundir radiactividad con radiación es como pensar que el músico y la música son lo mismo.
Es una confusión común, pero importante de aclarar.
La radiactividad es una propiedad de ciertos elementos químicos cuyos núcleos atómicos son inestables.
Para alcanzar un estado más estable, estos núcleos se desintegran espontáneamente, y en ese proceso emiten energía en forma de partículas o ondas.
Esa capacidad de emitir radiación es lo que llamamos radiactividad: el origen, el fenómeno, el “músico”.
La radiación, en cambio, es lo que se libera: las partículas y ondas que viajan por el espacio tras ser emitidas.
Pueden ser partículas alfa, beta, rayos gamma o neutrones, dependiendo del tipo de desintegración.
Es decir, la radiación es la “música”, el resultado que percibimos, medimos o que puede interactuar con la materia.
Esta diferencia es clave para entender aplicaciones y riesgos. Un material radiactivo puede emitir radiación constantemente, mientras que la radiación puede provenir de una fuente puntual y desaparecer tras emitir su energía.
En medicina nuclear, por ejemplo, se usan fuentes radiactivas para generar radiación controlada que trata tumores o realiza diagnósticos.
En cambio, la radiación del Sol es natural y constante, pero no es “radiactiva” en sí misma.
Saber distinguir estos conceptos no solo ayuda a entender mejor el mundo atómico, sino que también nos protege de miedos infundados y malas interpretaciones.
Porque cuando se trata de ciencia, usar bien las palabras es el primer paso para comprender.


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