Amok. Una carrera a ninguna parte PDF |
Cuadernos de Salud Mental del 12
UNIDAD DOCENTE MULTIPROFESIONAL DE SALUD MENTAL
Síndrome de Amok. Atacar y Matar con Ira Ciega / Amok. Una carrera a ninguna parte PDF
El término Amok proviene de la palabra malaya meng-âmok, que significa “atacar y matar con ira ciega”. El síndrome de Amok se ha vinculado tradicionalmente a la cultura. Ha sido visualizado y descrito por primera vez en la población malaya. Además se ha asociado a otras culturas que presentaban estados de rabia durante las batallas en las que atacaban tanto a enemigos como a aliados, como los guerreros Berserker vikingos.
El primero en describir este fenómeno fue el psiquiatra Joseph Westermeyer. En 1972, definió el Síndrome de Amok como una enfermedad mental que consiste en una súbita y espontanea eclosión de rabia salvaje. Hace que la persona afectada salga a la calle armada con un cuchillo o un arma de fuego y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a todas aquellas personas que aparezcan a su alcance.
Posteriormente, la OMS definió este trastorno como “un episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor de los demás, seguido de amnesia y/o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento auto-destructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones llegándose hasta el suicidio”.
Este brote, que aparece de forma aleatoria, sin que exista ninguna causa externa aparente. Suele finalizar con la muerte del sujeto, siendo producido bien por el suicidio del sujeto o bien por el hecho de ser abatido con el fin de detener el ataque. En los últimos años, se ha podido observar que, en las escasas ocasiones que el sujeto que ha sufrido un brote de este trastorno psiquiátrico ha sobrevivido. Es frecuente la presencia de amnesia lacunar, es decir, no recuerdan el episodio homicida y un elevado nivel de fatiga y agotamiento tanto físico como mental.
Curso Perito Judicial en psicología forense
En numerosos casos de individuos que han sufrido este tipo desíndrome, se han podido observar una serie de síntomas comunes que responden a una futura presencia del trastorno.
Concretamente resultan comunes la presencia de una depresión moderada, aislamiento y un elevado nivel de fatiga. Cuando un paciente sufre una crisis de Síndrome de Amok, la persona se encuentra en un estado secundario, es decir, desconectada de la realidad, no teniendo el sujeto que lo sufre necesariamente predisposición psiquiátrica.
En cuanto a las causas de este trastorno, cabe decir que todavía no han podido ser determinadas con exactitud, debido a su poca prevalencia general y al hecho de que una gran parte de afectados acaban muriendo. Desde la perspectiva occidental, se atribuye este síndrome a una enfermedad psiquiátrica, mientras que, en las sociedades asiáticas, dónde tuvo su origen, es considerado como un hechizo, por lo que las personas que lo padecen estarían poseídas por espíritus que los castigan. Es estos países en los que se parte de la concepción de que el síndrome de Amok se suele desencadenar tras episodios de frustración, pues un hombre que ha sufrido humillaciones o ha vivido fracasos públicos, puede acabar desarrollando esta forma de locura vengativa y de autodestrucción.
Generalmente, los sujetos en los que surge este síndrome suelen ser varones, normalmente jóvenes, que presentan una personalidad tímida, introvertida y poco expresiva y que, en ocasiones, sufren sentimientos de insatisfacción y frustración.
Resulta común que a lo largo de su vida se haya vivido algún tipo de experiencia traumática para ellos insoportable. Por ejemplo, la presencia de un historial de hostigamiento muy prolongado en el tiempo, siendo éste un elemento frecuente encontrado en los sujetos que han padecido este trastorno; lo que sugiere que las secuelas de estos fenómenos podrían constituir una de sus principales causas.
En los últimos tiempos se ha detectado un aumento de la prevalencia del síndrome de Amok. Esto es debido al conocido efecto llamada, a través del cual la observación de determinados casos y sus consecuencias pueden provocar que otras personas imiten la actuación de estos sujetos. Así, se produce un aprendizaje de una forma de conducta que es posible que los sujetos no tuvieran con anterioridad, pudiendo estos valorar y desear el nivel de captación de atención social que observan para ellos mismos.