Cómo la endogamia acabó con una línea de reyes:
endogamia
De endo- y -gamia.
1. f. Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución.
2. f. Antrop. Práctica de contraer matrimonio entre sí personas de ascendencia común, naturales de una misma localidad o comarca, o de un grupo social.
Ant.:
exogamia.
3. f. Biol. Cruzamiento entre individuos de una raza, comunidad o población aislada genéticamente.
Ant.:
exogamia.
Antónimos u opuestos de endogamia, exogamia.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
De endo- y -gamia.
1. f. Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución.
2. f. Antrop. Práctica de contraer matrimonio entre sí personas de ascendencia común, naturales de una misma localidad o comarca, o de un grupo social.
Ant.:
exogamia.
3. f. Biol. Cruzamiento entre individuos de una raza, comunidad o población aislada genéticamente.
Ant.:
exogamia.
Antónimos u opuestos de endogamia, exogamia.
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El 1 de noviembre de 1700, una dinastía entera de reyes llegó a un final estrepitoso con la muerte de Carlos II de España. Carlos no tuvo una vida placentera ni un reinado exitoso. Estaba físicamente discapacitado, mentalmente retrasado y desfigurado. Su lengua era muy grande y su habla era difícil de entender, a los 35 años era calvo y murió senil y atormentado por ataques epilépticos. Tuvo dos esposas, pero al ser impotente, no tuvo hijos y, por lo tanto, tampoco herederos. Que es lo que sucede después de 16 generaciones de endogamia.
Carlos II fue el último rey de la dinastía española de los Habsburgo, parte de una casa que gobernó gran parte de Europa durante siglos y que llevó a España a la cima de su poder internacional. Preocupados por acorralar su herencia dentro de sus linajes, los Habsburgo españoles se casaron en masa entre ellos. La mayoría de sus 11 matrimonios fueron entre parientes consanguíneos, incluidos varios emparejamientos entre primos hermanos y dos entre tíos y sobrinas. La propia madre de Carlos era sobrina de su padre, y su abuela también era su tía.
Los historiadores han especulado a menudo con que esta endogamia fue la caída de la dinastía y contribuyó a los numerosos problemas de salud de Carlos II. Cuanto más parientes cercanos sean los padres de un niño, mayores serán las probabilidades de que reciba una mala mano genética. Heredamos una copia de casi todos los genes de nuestro padre y otra de nuestra madre. Algunos serán defectuosos, pero lo más probable es que una segunda copia funcional compense esto. Pero si los padres son parientes, es posible que ya compartan muchos de los mismos genes y corren el riesgo de transmitir un par idéntico de genes defectuosos a sus hijos. Eso puede conducir a trastornos genéticos o defectos de nacimiento, como los que afligieron al pobre Carlos. A través de un fascinante trabajo de genética histórica, Gonzalo Álvarez, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha confirmado que la endogamia causó la extinción de esta dinastía. Rastreó el pedigrí de toda la línea a lo largo de 16 generaciones, incluidas más de 3.000 personas.
Para cada persona, calculó una cifra llamada "coeficiente de endogamia", simbolizado por la letra F, mide la probabilidad de que una persona con dos copias idénticas de un gen herede ambas del mismo antepasado. Por ejemplo, un niño nacido de primos tiene un valor F de 0,0625, pero se vuelve mucho más alto si los padres provienen de una larga línea de parejas endogámicas. Cuanto mayor sea el valor, mayor será el grado de endogamia en ese linaje.
Álvarez descubrió que el primer rey español de los Habsburgo, Felipe I, tenía un valor F relativamente bajo de 0,025. Pero después de sólo cinco generaciones, su descendiente Carlos II tenía un valor F de 0,254, más de diez veces el de su tatarabuelo. Esta cifra es incluso el doble del valor esperado para el hijo de un matrimonio tío-sobrina, lo que refleja lo generalizada que era la endogamia en este árbol genealógico. También significa que Carlos II habría llevado copias idénticas de más de la cuarta parte de sus genes (su genoma era homocigótico en un 25%, en la jerga de los genetistas).
Referencia :
Alvarez, G., Ceballos, F., & Quinteiro, C. (2009). El papel de la endogamia en la extinción de una dinastía real europea PLoS ONE, 4 (4) DOI: 10.1371/journal.pone.0005174
© National Geographic
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